El naufragio socialista

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

A  la espera de lo que suceda el 23-J, el socialismo desprende una sensación de naufragio. Hay varias señales inequívocas de que la derrota cosechada en las autonómicas y municipales ha llevado a los socialistas a buscar salvavidas, en la medida de lo posible, ante lo que se avecina el 23-J. 

Por cierto, que apuesto que habrá una encuesta del CIS dando como resultado que el PSOE puede seguir gobernando con Sumar y otros partidos, o un resultado muy ajustado respecto a los diputados que pueden obtener el PP y Vox.

 Tezanos volverá a deleitarnos con una encuesta que agrade a su todavía amo, y siempre tiene la opción de afirmar, sin inmutarse, porque ha hecho de la caradura un oficio,  que una encuesta es una encuesta, y que deben responder con sinceridad los encuestados.

¿Síntomas del naufragio socialista? El hecho de que Pedro Sánchez imponga unas listas recuperando nombres de la prehistoria, sin optar por nombres nuevos que ilusionen, aporten: quiere colocar a su gente, pensando en el post 23-J, porque sabe que seguro es que, al dejar de gobernar, se piense en su relevo en el PSOE. 

Señal clara es que se está hablando ya demasiado de quiénes le quieren “mover la silla”, y eso suele ser señal de derrota anticipada.

Otra señal es la división interna socialista, ya sin cuidar las formas. Es el caso de Javier Lambán y Emiliano García-Page, que ni acudieron al Comité Federal del pasado sábado. Se dice que por algo más que el rechazo a las listas impuestas por Pedro Sánchez en Aragón y Castilla la Mancha, que eso es lo evidente. 

Ximo Puig es más moderado de formas, y sí acudió, aunque su pérdida de peso es evidente. Page, Lambán, Vara y Puig salen por todas partes como pilares de lo que puede suceder tras el 23-J, tras años en que varios de ellos no han ocultado el rechazo al modo de gobernar Sánchez, pactando con independentistas y filoetarras, echándose en manos de Podemos, y vaciando un partido histórico como es el PSOE, que muchos ven que hay que recomponer, por no usar la manida expresión de “refundar”.

Con el adelanto electoral quema su penúltima bala – la última bala con Sánchez nunca se sabe cuál es -, no le importa el PSOE, sino él. 

Para mí, es muy significativo escuchar a votantes socialistas avergonzados de Pedro Sánchez su vacío, de modo que barajan la abstención. Socialistas de toda la vida.

 

Por ahora, no he escuchado – o no recuerdo – que los socialistas aludan a que tienen un problema de comunicación con los españoles. Vamos, que han gobernado muy bien, sin saber “vender” los logros. Es el recurso fácil: que no se sabe explicar.

La comunicación es imposible cuando se empeñan, tanto desde el PSOE como desde otros partidos que han apoyado al PSOE, en demonizar a Vox, cuando tendrían que explicar lo inexplicable: que ha gobernado con filoetarras e independentistas, y dejando hacer y sumándose a las locuras de Podemos.

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