El Estado de los tres cerditos

Escenas de sofá para pedir un trato especial a los presos de ETA en Francia no se le puede pedir a cualquiera, menos a quien considera que ese problema es de España

Descriptivo es un ministro del Interior ejemplarizando no beber alcohol soplando el alcoholímetro el primer día del carné por puntos. Menos ejemplar es que esa sociedad alkohólica esté de enhorabuena en aquello que exalta. Mientras unos son afortunados porque les llama el presidente del Gobierno, otros lo somos porque no nos llamará al no poder darle lo que desea en el momento, cómo el ministro francés Sarkozy.   Escenas de sofá para pedir un trato especial a los presos de ETA en Francia no se le puede pedir a cualquiera, menos a quien considera que ese problema es de España. Y de su Gobierno como le reclame al francés algo parecido a lo que llaman territorialidad. Si se blindan como los ríos y los estatutos a los presos etarras, para su posterior excarcelación, tenemos el problema de Txapote y sus 50 años de sombra carcelaria. Cuestión que podría convertirse en el problema que fue el Chapapote del anterior Gobierno, en el Chapachapote blindado del nuevo régimen. Régimen cuyos interlocutores ya tienen infantil mote cómo el cuento de esos tres animalitos y el lobo.   Ya sabe, el que cada uno hizo la casa de un material distinto para protegerse. Ahora lo que queda saber es cuál es el material de la casa del Estado está construyendo para guarecerse de la ETA fortalecida. Esperemos que sean las tres, porque en última instancia quedaría el Estado de ladrillo (y hormigón) que es el Estado de Derecho. Vamos, el de toda la vida, que ampara los demócratas.

 

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