Vlaminck, uno de los padres del fauvismo, recuperado en el 50 aniversario de su muerte tras medio siglo de ostracismo

Son un centenar de piezas, entre ellas hay 69 cuadros, que evocan la primera parte de la carrera del pintor, entre 1900 y 1915. Muestran, según la comisaria de la exposición, Maïthé Vallès-Bled, el papel esencial de Vlaminck en la elaboración del Fauvismo.

Aunque, mientras la mayoría de los fauvistas se instalan en el sur de Francia buscando la luz, él, por falta de dinero, se queda en la región parisina inmortalizando los paisajes que recorre el Sena.

Junto a los paisajes, aparecen también expuestas naturalezas muertas y los retratos que el pintor realizó de sus amigos y vecinos o de las prostitutas del cabaret “Rat Mort” en el barrio de Montmartre.

La última vez que se organizó una exposición de Maurice de Vlaminck fue en 1956, en la galería Charpentier. La muestra provocó una viva polémica entre quienes le consideraban como el traidor de la pintura moderna y los que veían en él un maestro del verdadero modernismo en la estructura de sus paisajes.

El pintor vivía todavía, y había envejecido amargado. En 1939 había convocado a sus amigos para denunciar la amenaza alemana, y quemaron un retrato de Hitler por haber tratado de degenerados a artistas como Braque, Matisse o Gauguin. Pero eso no le impidió participar en 1944 en un viaje a Alemania organizado en plena ocupación nazi, lo que le valió ser acusado y detenido una vez terminada la guerra.

Quizás sea esa la razón de tan largo olvido, que subsana ahora el museo de Luxemburgo. Una forma de apuntarse un nuevo éxito de público, como viene siendo habitual.

 
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