El trasfondo del paso al frente en COPE

El anuncio de Rajoy de ir a un tercer mandato busca tapar los debates pendientes en el PP

El presidente considera que abrir ahora la batalla de la sucesión provocaría una fractura en el partido. Hay importantes diferencias de criterio en seis grandes temas

Mariano Rajoy.
Mariano Rajoy.

Mariano Rajoy considera que está en “un buen momento” para presentarse a la reelección en las próximas elecciones generales. Lo anunció la semana pasada en la entrevista que le realizó Carlos Herrera en COPE y lo lleva pensando desde hace tiempo. Su decisión tiene que ver con la información que le llega de dentro del PP y con las opciones reales de mantenerse como presidente.

Según explican a El Confidencial Digital altos cargos del PP muy próximos a Rajoy, el anuncio del presidente no es consecuencia de la improvisación, sino más bien la confirmación de una hoja de ruta “ya meditada”. El jefe del Ejecutivo es consciente de que está en condiciones de mantenerse en La Moncloa y está seguro de que cualquier otro movimiento perjudicaría a su partido.

Estas conclusiones son fruto de los datos que maneja el propio Rajoy, y que ha analizado con sus colaboradores de confianza, sobre la situación política y electoral de España y la del propio PP. Así, el presidente es consciente de que “tiene todo a favor” para un tercer mandato y, además, considera que otra decisión hubiese tenido más inconvenientes que ventajas.

La sucesión haría estallar un debate que está latente

En ese sentido, explican altos cargos del PP bien situados en la calle Génova, el presidente es consciente, “porque él lo ha buscado durante años”, que el partido está “huérfano” de un debate político que solo se activaría si empieza la carrera por su sucesión. Un debate que, no obstante, “debilitaría al partido”.

Rajoy tuvo claro, después de salvar su puesto en el ya lejano congreso de 2008, que “solo con la unidad de discurso y aparcando cualquier debate profundo” podría llegar a La Moncloa. Una consigna que le ha servido para ganar hastra tres elecciones generales (la de 2011, la del 20-D de 2015, y la del 26-J de 2016) y que va a mantener hasta su marcha: “Solo cuando se vaya, se abrirá ese melón”.

Hasta entonces, aseguran desde Génova, “el debate seguirá latente, pero no explotará”. Ya hubo “significativas grietas” en el congreso nacional del PP del pasado mes de febrero, que fueron tapadas con el apoyo absoluto a la ejecutiva propuesta por Rajoy.

No obstante, “el presidente sabe que existen asuntos pendientes” que, de no haber anunciado él su disposición a presentarse a la reelección, hubieran “saltado”. Estos son los debates que aún no se han abordado dentro del PP y que más preocupan a Rajoy:

-La guerra fría entre Soraya y Cospedal

El principal debate que ha evitado Rajoy con su anuncio en la entrevista de Carlos Herrera en COPE tiene que ver con la guerra fría por la sucesión, existente desde hace años, que protagonizan Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.

En la legislatura pasada, el presidente buscó un “equilibrio de poderes” consistente en dar a Sáenz de Santamaría la vicepresidencia y la portavocía del Gobierno y blindar a Cospedal al frente de Génova y como la voz del partido. El intento falló y el intercambio de filtraciones por parte de ambos bandos provocó importantes problemas de comunicación entre Moncloa y el PP.

Desde hace un año, y con la formación de un nuevo Consejo de Ministros que incluía el cambio de la portavocía por la gestión de las Administraciones Territoriales para Soraya, y la llegada de Cospedal a Defensa, las tensiones entre ambas cesaron de forma temporal. No obstante, en los últimos meses, “las dos han vuelto a moverse en busca de nuevos apoyos y han tenido nuevos encontronazos”.

 

Así, de cara al ya citado congreso nacional de principios de año, las dos lideresas “movieron nombres de sus afines” para que entraran en la ejecutiva. En esa batalla, tal y como se informó en estas páginas, se impuso Cospedal, con la incorporación de tres colaboradores más en la dirección por solo una apuesta de Soraya, la riojana Cuca Gamarra.

Desde entonces, la relación entre ambas, y sus afines, se ha vuelto a tensar, especialmente dentro del Gobierno. Así, Cospedal lidera ahora, dentro del Ejecutivo, el grupo crítico contra Sáenz de Santamaría heredero del G-8. Los próximos a la vicepresidenta denominan a este grupo de ministros -José Ignacio Zoido, Dolors Monserrat, Rafael Catalá e Isabel García Tejerina- “Los Otros”.

Las fuentes consultadas por ECD explican que Mariano Rajoy es “plenamente consciente” de este enfrentamiento soterrado. Por ese motivo, teme que la batalla de lideresas que se libra ahora en Moncloa se traslade a Génova cuando él decida dar un paso atrás. Una circunstancia que “partiría en dos al PP” y que, de momento, no va a producirse.

-La limitación de cargos, fuente de conflicto

Los dirigentes nacionales del PP consultados por este confidencial aseguran que un debate por la sucesión de Rajoy provocaría que regresara también el debate sobre la limitación de cargos y de tiempos de mandato. Dos asuntos que se tocaron en el congreso nacional de enero y que provocaron importantes choques entre miembros de la ejecutiva.

Así, los afines a María Dolores de Cospedal lograron echar por tierra, y por una diferencia mínima de votos, una moción que abogaba por que cada dirigente tuviera un único cargo. Una propuesta que afectaba a la secretaria general que, además, es presidenta del PP en Castilla-La Mancha, además de ministra del Gobierno.

A pesar de que la moción fue rechazada, otros integrantes de la ejecutiva nacional la veían con buenos ojos. Entre ellos, un Fernando Martínez-Maíllo que, al poco tiempo, renunció a la presidencia del PP en Zamora para ostentar un único cargo: el de coordinador general del Partido Popular.

Esa diferencia de pareceres entre los números dos y tres del partido refleja “la división existente” sobre este asunto. En ese sentido, “si Rajoy se va, habrá que decidir los cargos que podrán ostentar los representantes de la nueva ejecutiva o cuánto tiempo puede estar el nuevo presidente”. Dos asuntos que “se han ido posponiendo desde hace diez años”.

-División por la reforma constitucional

Si el debate orgánico e ideológico está siendo palpable a nivel de partido, Mariano Rajoy ha comprobado, en las últimas semanas, cómo la crisis de Cataluña también ha provocado notables diferencias de criterio entre los miembros de su Gobierno.

Así, y tal y como se informó en estas páginas, el Consejo de Ministros se partió en dos antes de aprobar el artículo 155. En concreto, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez apostaban por la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional para no tener que recurrir a la suspensión de la autonomía. El resto de ministros, no obstante, defendieron la intervención de Cataluña propuesta por Rajoy.

El presidente, después de ese choque, intentó atajar cualquier tipo de debate posterior referente a Cataluña, pero no lo ha conseguido. Importantes ministros del Gobierno, como Alfonso Dastis, se han manifestado abiertamente favorables a llevar a cabo una reforma en profundidad de la Constitución. Un escenario que no contempla Rajoy ni otro importante sector del Consejo de Ministros pero que podría haberse abierto si el jefe del Ejecutivo hubiese decidido no presentarse a la reelección.

-Críticas internas a los vicesecretarios

La renuncia de Rajoy a acudir a las próximas elecciones generales hubiera provocado, según las fuentes consultadas, que los vicesecretarios del PP, nombrados hace apenas dos años y ratificados en febrero, quedaran en una situación “más que incómoda”, debido a “las dudas, cada vez más generalizadas, que generan a nivel interno”.

Así, de los cuatro nuevos integrantes del comité de dirección, barones regionales y cargos del partido “suelen salvar, únicamente, a Fernando Martínez-Maíllo y Pablo Casado”. Los otros dos, Javier Maroto y Andrea Levy, “no han convencido en ningún momento”.

A ambos se les acusa de estar “muy verdes” de cara al debate político y, además, “renunciar a la ideología del partido”.

De Levy, además, destacan su escasa implicación en la crisis de Cataluña: “Está desaparecida. El pasado domingo, en el debate sobre las elecciones del 21-D en El Objetivo de laSexta, fuimos el único partido que no enviamos a un catalán -acudió Rafael Hernando- y eso no puede ser”.

-Maternidad subrogada, inmigración y Educación

Maroto, precisamente, fue el que defendió en el congreso nacional el reconocimiento de la maternidad subrogada. La propuesta fue duramente criticada a nivel interno y, finalmente, se decidió aprobar una “declaración intermedia”, en la que el partido apostaba por “pedir un informe a expertos en la materia”, pero “sin mojarse sobre el asunto”.

Este fenónmeno, añaden las fuentes consultadas, es otro de los “focos de debate” que se ha pospuesto hasta la sucesión de Mariano Rajoy. Y, como la maternidad subrogada, hay otros que “generan la misma controversia” y tampoco han sido tratados, como la posición del partido sobre la inmigración.

Así, la actual ejecutiva, con Rajoy al frente, ha eludido posicionarse a favor o en contra de poner “limitaciones” a este fenómeno, algo que sí han hecho “nuestros partidos hermanos en Europa”. Por último, las fuentes consultadas aseguran que en el PP existe un debate soterrado sobre “la liberalización o no de la Educación” que tampoco ha sido tratado.

-El PP se aleja del centro-derecha europeo

Todas estas cuestiones sin resolver están provocando, en opinión de importantes dirigentes del PP, que el partido “esté desideologizado”. Una circunstancia que hace que “nuestro partido sea el más centrado de todo el centro derecha europeo”.

El propio Rajoy ha escuchado, en conversaciones más o menos recientes, reflexiones de este tipo, aunque asegura que no es un problema que le preocupe. De hecho, aseguran desde su entorno, “Merkel, May, y el centro-derecha francés han pasado por profundas crisis que en España no se han dado en los últimos años.

Pese a ello, cargos del partido consideran que “Aznar tiene cierta razón cuando asegura que el partido ya no es reconocible”. Y esa circunstancia se da, precisamente, “porque seguimos sin abrir el debate ideológico”.  


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