Aspirantes a médico militar de la Academia Central de la Defensa, acusados de formar una red “sediciosa” y “clandestina”

Un teniente coronel denunció en un informe interno que integraban un grupo dedicado a grabar vídeos y audios que filtraban a la prensa para provocar el cese del jefe del batallón. Fueron investigados por la difusión de imágenes cantando un himno falangista

Entrega de despachos de teniente a alumnos de la Escuela Militar de Sanidad (Foto: Rubén Somonte/MDE).
Entrega de despachos de teniente a alumnos de la Escuela Militar de Sanidad (Foto: Rubén Somonte/MDE).

“‘Cara al sol’, canción antigua y nueva; / ‘Cara al Sol’ es el himno mejor...”: cadetes de la Academia Central de la Defensa aparecen en el vídeo corriendo, vestidos de uniforme, y varios de ellos cantan ‘Primavera’. Se trata de una canción que entonaban los miembros de la División Azul, la unidad de voluntarios (muchos de ellos, falangistas) que Franco mandó a luchar con las tropas de Hitler en la invasión de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.

El vídeo de los cadetes militares cantando esa canción de reminiscencias franquistas y falangistas lo publicó el diario El País el 14 de abril de 2018, aniversario de la proclamación de la Segunda República, y por tanto una fecha muy señalada en cuestiones de “Memoria Histórica”. La noticia relataba que los cadetes, que estaban estudiando para convertirse en médicos militares, entonaron esta canción en dos ocasiones: al menos una durante una marcha en el Campo de Maniobras y Tiro ‘Palancar’, en Hoyo de Manzanares (Madrid).

La información provocó una fuerte polémica, al señalar la supuesta permisividad de los mandos militares con los alumnos que entonaron esta canción de la División Azul. El Ministerio de Defensa aseguró que el teniente coronel responsable del batallón de alumnos, presente en la marcha, dio orden de dejar de cantar de inmediato ese himno, mientras que El País aseguró que el teniente coronel y otros mandos permitieron que se cantara esa canción que exalta a la División Azul.

Confidencial Digital ha podido saber que ese episodio fue un momento clave en el enfrentamiento que mantenían algunos mandos de la Academia Central de la Defensa –ubicada en Madrid, en el distrito de Carabanchel- con alumnos de Medicina del centro.

Tras ese suceso, se abrió un expediente disciplinario en el que se acusó a varios alumnos que se vieron, antes y después del mismo, perjudicados por decisiones sobre su carrera académica. El expediente denunciaba un hecho singular: aseguraba que se había descubierto en la Academia Central de la Defensa una red “clandestina” y “sediciosa”.

Oficiales de los Cuerpos Comunes

El teniente coronel mencionado en El País, José Ramón Lago Espejo-Saavedra, era por esas fechas jefe del Batallón de Alumnos y director del Departamento de Instrucción y Adiestramiento de la Academia Central de la Defensa. En esta academia se forman los oficiales de los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas: médicos, músicos... Dentro de la academia existe la Escuela Militar de Sanidad, donde estudian los especialistas en Medicina, Enfermería, Odontología, Psicología...

La noticia de El País se publicó el sábado 14 de abril de 2018. La semana siguiente, el teniente coronel Lago emitió varios informes relacionados con la filtración del vídeo de los alumnos cantando ‘Primavera’.

Primer informe: el vídeo filtrado

El jueves 19 de abril este teniente coronel elevó un informe al general director de la academia, “en relación con la noticia aparecida en el periódico El País.com el día 14 de abril relativa a la Academia Central de la Defensa”.

En este documento, el jefe del Batallón de Alumnos daba su versión y explicaciones, párrafo a párrafo, sobre la noticia de El País. Señalaba que los alumnos de esta academia tienen que pasar a final de curso una “prueba de unidad”, que incluye una carrera de 10 kilómetros. Para entrenarse, una vez al mes se programa la “carrera de cohesión de Batallón”.

 

El entonces teniente coronel Lago (ya ha ascendido a coronel) dejó escrito que en esas marchas “no se entonan himnos políticos de manera autorizada” y aseguró que durante la mayor parte de la carrera no hubo cánticos: sólo se entonaron en los últimos dos kilómetros, que eran cuesta abajo, tramo que los alumnos y los mandos cubrieron en unos 15-20 minutos.

En el escrito se da a entender que el suceso había ocurrido dos veces: una justo antes de Navidad, y otra entre Navidad de 2017 y abril de 2018. Según este teniente coronel, cuando escuchó que algunos alumnos cantaban versos de la canción de la División Azul, ‘Primavera’, dio instrucción al capitán jefe de la compañía de la que procedían los cánticos, para que les ordenara dejar de cantar.

Por ello, aseguraba el jefe del Batallón de Alumnos, se pudo cantar durante cierto tiempo la canción, porque la marcha de los 250 alumnos se extendía por casi un kilómetro. Pero en cuanto él se dio cuenta de que estaban cantando un himno franquista, ordenó cortarlo de inmediato.

El teniente coronel Lago llegó a indicar que la canción podría haberse iniciado, precisamente, para poder grabarla en vídeo. En todo caso, aseguró que los alumnos dejaron de cantar los versos. Para elaborar este informe tomó declaración a oficiales del centro, a varios cadetes y al capellán, como testigos de los hechos.

Segundo informe: la red clandestina

Un día después del primer escrito, el viernes 20 de abril de 2018, el teniente coronel Lago emitió otro informe. El asunto de este segundo documento era más llamativo: “En relación a un grupo organizado y constituido por alumnos del batallón, con el objeto de desestabilizar el propio Batallón de Alumnos, a la academia y su funcionamiento, por afectar gravemente a la disciplina y requerir una acción inmediata del mando”.

En esta ocasión no se identifica a los testigos. ECD ha podido conocer que algunos alumnos de la academia fueron citados esos días por los mandos, y agentes de la Guardia Civil les indicaron que estaban investigando algo “muy gordo”, relacionado con una acusación de sedición.

El informe, aseguraba Lago, se había elaborado con la información facilitada por alumnos de la Academia Central de la Defensa de forma anónima, ya que afirmaban que tenían miedo a represalias.

La conclusión de esas informaciones era que “parece existir una red clandestina que opera dentro de la ACD, oculta para la mayor parte de los profesores, pero que es conocida por la mayor parte del alumnado”. Según el documento, esa red estaba integrada por “un número reducido de profesores y alumnos que se organizan en una estructura piramidal en la que solo unos pocos tienen acceso a ella”. Los miembros habían sido “captados” o inducidos a facilitar información y a declarar contra los mandos del Batallón de Alumnos, que dirigía este teniente coronel.

Objetivo: desacreditar a los profesores

El propósito de esa supuesta “red clandestina” sería “buscar y documentar de forma sistemática cualquier debilidad, error, contradicción, inacción o falta cometida por el cuadro de profesores que componen el Batallón de Alumnos con la finalidad de desacreditar su actuación y deslegitimizar [sic] su figura dentro de la ACD”.

Siempre de acuerdo con el informe firmado por el teniente coronel Lago, los miembros dirigentes de esta red se dedicaban a captar nuevos alumnos, ya fueran de promoción interna (suboficiales y soldados o cabos Tropa y Marinería que ascienden a oficiales), ya fueran de nuevo ingreso, y también a cualquier alumno que hubiera recibido sanciones de los mandos.

El “modus operandi”, según el texto, consistía en “la difamación y/o la exaltación de los errores cometidos por los profesores”, con el objetivo de difundirlos, influir en la opinión de los alumnos sobre los profesores, y dificultar la labor de éstos mediante “un escenario hostil”. Por ejemplo, aseguraba que los miembros de la red instaban a otros alumnos a grabar las conversaciones que mantenían con los profesores.

El organigrama de la red

Confidencial Digital ha podido saber que ese informe incluía hasta un organigrama de la supuesta “red clandestina”. Se representaba con un diagrama, con un “Ex profesor ACD” en la cúspide, varios caballeros alféreces cadetes y otros profesores en un segundo escalón, y otros alumnos que estarían vinculados mediante vectores de coordinación o de captación.

El jefe del Batallón de Alumnos identificaba a algunos alumnos con sus nombres y apellidos, y a otros les mencionaba como “Ex profesor”, “Alumno A” y “Alumno B”.

Sobre el “Ex profesor ACD” que estaría al frente de la red, señalaba que su función era “guiar y dar instrucciones” a través de un alférez cadete a los otros alumnos que cuestionaban la actuación de los profesores. El autor del informe le acusaba de dictar la estrategia para perjudicar al Batallón de Alumnos y a la Academia Central de la Defensa en su conjunto.

El teniente coronel Lago dejó escrito que ese ex profesor compartía un grupo de WhatsApp con al menos dos alumnos, cabecillas de la red, los cuales se dirigían al ex profesor como “Señor X”. También recogió en el informe que este ex profesor y esos dos alumnos se reunían dentro y fuera de la academia “para guiar la estrategia y acciones puntuales de la organización”.

Contra los militares por “venganza”

Ya dentro de la academia, como número dos de la red, se encontraría un caballero alférez cadete al que sí se identificaba con su nombre y apellidos. Según el teniente coronel Lago, era “el elemento más hostil de la organización”, y actuaba “de forma vengativa y desproporcionada”, en contra de su academia, pero también, en general, “en contra de la Institución Militar”.

De este alumno se decía que supuestamente podría guardar en su camareta una carpeta vídeos y audios con los que trataría de perjudicar a los mandos de la academia. También le acusaba de reunirse con cadetes para decirles lo que tenían que declarar, en contra del propio teniente coronel Lago, en un expediente disciplinario a otro miembro de la supuesta “red clandestina”.

Por último, dejaba caer que, aunque los testigos no podían confirmar que ese alumno hubiera grabado el vídeo de la marcha cantando el himno de la División Azul, sí había estado en el grupo que lo cantaba. Además, al teniente coronel le habían hecho llegar una captura de pantalla que mostraba que este caballero alférez cadete había subido a Instagram ese vídeo. 

“Distorsión de partes disciplinarios”

En coordinación con este alumno y con el ex profesor, habría otro cadete (al que también nombraba) que se encargaría de la captación de alumnos para la organización, siempre según relataba el informe.

También afirmaba que habría sido el responsable de la publicación del vídeo en El País.com. Además, le acusaba de ejercer “acoso” contra el propio teniente coronel Lago, mediante la “invención, falsificación, difamación, distorsión” de partes disciplinarios.

Lo definía como “violento”, y señalaba que él mismo trataba de forzar su expulsión, al ver que no tenía futuro en la academia; por ello no temería las consecuencias disciplinarias de filtrar vídeos.

De otro alférez cadete aseguraba que grababa conversaciones con superiores en situaciones forzadas, en las que buscaba el error de esos superiores para denunciarles por faltas o delitos.

Un cadete se centraría en la captación y difamación (“pudiera tener vídeos y audios de los profesores de la ACD”). Las mismas funciones cumplía otro alumno, y en el organigrama de esta organización también se cita a una dama cadete.

Alumno A y su “debilidad mental”

A un alumno (Alumno A), el informe lo mantenía en el anonimato porque el teniente coronel consideró que había sido manipulado por el resto, “aprovechando su debilidad mental y situación familiar desestructurada con una carencia afectiva significativa”.

Este alumno se habría reunido con los cabecillas para concertarse y actuar contra el teniente coronel jefe del Batallón de Alumnos. Sin embargo, esas acciones no se habían materializado, y señala el informe que el propio alumno había confesado estar “confundido”.

Alumno B, el ‘topo’

En el informe sobre esta supuesta red clandestina en la Academia Central de la Defensa habría incluso un ‘topo’.

Se le identificaba como “Alumno B”: no formaba parte de la organización, pero sí había intentado ganarse el favor de los miembros de la red, al colaborar con ellos, con el objetivo de “conseguir toda la información posible que esclarezca las actividades de este grupo”.

Aunque podía parecer miembro de la red, era en realidad “un informador activo de este mando”, era el ‘topo’ infiltrado para contarle todo al jefe del Batallón de Alumnos objeto de las maniobras.

Profesores implicados

Según el informe, también un grupo muy reducido de profesores de la academia, concretamente de la Escuela Militar de Sanidad, apoyarían y colaborarían con esa “organización clandestina”.

Afirmaba que un profesor “de nombre muy conocido” se había reunido con miembros de la red para grabar y obtener información comprometida de otros profesores del Batallón de Alumnos.

Estrategia de “difamación y desprestigio”

La principal conclusión del informe era que el objetivo de ese grupo sería actuar contra el Batallón de Alumnos y contra las nuevas estructuras de la Academia Central de la Defensa. El teniente coronel Lago se había hecho cargo de ese batallón cuando se creó unos años antes.

En el informe, el teniente coronel denunciaba ante sus superiores que había detectado una campaña de difamación y desprestigio contra él, José Ramón Lago, que consistiría en difundir “noticias falsas” y partes de alumnos contra él.

Esa estrategia constaría de tres fases, según la información facilitada por el “Alumno B” infiltrado: serían sucesivos partes de los alumnos contra el teniente coronel, dirigidos al subsecretario de Defensa. Por aquel entonces (abril de 2018), el subsecretario era Arturo Romaní, con María Dolores de Cospedal como ministra de Defensa.

El ‘topo’ comunicaba que iba a comenzar la “fase B” del plan, con el envío de un parte del alumno ‘número dos’ de la red al subsecretario. Advertía el teniente coronel que, si los partes no tenían efectos, no se descartaba que la red decidiera realizar nuevas filtraciones de vídeos y audios para colocar a la academia en una situación comprometida.

Al menos uno de los escritos que estos alumnos elevaron a la Subsecretaría de Defensa surtió efecto. El autor denunciaba distintas situaciones que habían sufrido él y otros compañeros con el teniente coronel.

Se incoó un expediente al teniente coronel por posible comisión de una falta grave. Declararon varios alumnos en ese procedimiento, que sin embargo terminó con la declaración “sin responsabilidad” para el jefe del Batallón de Alumnos.

“Lista negra” de alumnos

En la fase de toma de declaraciones sobre la “red clandestina”, los alumnos que fueron llamados a testificar fueron interrogados, sobre todo, para tratar de conocer la identidad del “Señor X”, ese “Ex profesor ACD”. También tenían gran empeño en saber quién aparecía cantando los versos del himno de la División Azul.

Un alumno denunció, en un escrito dirigido al subsecretario, que a raíz de la noticia de El País los mandos del Batallón de Alumnos habían iniciado una política de “acoso y persecución” que tenía por objeto relacionar con el artículo “de la forma que fuera” a alumnos que en el pasado habían tenido choques y habían sufrido hostilidad, acoso o persecución de los mismos mandos del batallón.

Es más, aseguraba que se había confeccionado una “lista negra” con esos alumnos. Los demás cadetes que hablaban con ellos eran interrogados sobre qué temas trataban, se registraba quién se sentaba con quién en el comedor... a un alumno le llegaron a revelar el número exacto de veces que se había sentado al lado de una dama cadete en concreto.

El alumno que envió el escrito al subsecretario también denunció que el teniente coronel Lago, después de publicarse la noticia de El País, en la formación de lista de ordenanza soltó un “ahí tienes comunistas” dirigiéndose a una compañía de alumnos.

Había mandado recitar la primera frase del artículo 14 de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas (“El militar cuyo propio honor y espíritu no le estimulen a obrar siempre bien, vale muy poco para el servicio”), pero esa compañía de alumnos continuó recitando el resto del artículo 14, por su cuenta, y eso provocó el comentario “ahí tienes comunistas” que hizo el teniente coronel al capitán jefe de esa compañía.

Terminaba el alumno denunciando ante el subsecretario que, además de cantarse ‘Primavera’ en algunas maniobras, en la misma academia también se habían leído efemérides que homenajeaban a oficiales médicos de las Fuerzas Armadas españolas que sirvieron con unidades de la Alemania de Hitler.

Un parte elevado al Ministerio

Los informes del teniente coronel Lago antes referidos fueron elevados a los superiores de la Academia Central de la Defensa y del Ministerio de Defensa, y después se convirtieron en un parte disciplinario, ya más formal, que presentó el mismo oficial.

El parte fue ascendiendo. El teniente coronel lo mandó al subdirector de la Academia, de ahí pasó al general director de la Academia Central de la Defensa, que lo elevó al subdirector general de Enseñanza Militar. Su superior, el director general de Reclutamiento y Enseñanza Militar, se lo envió al subsecretario de Defensa.

Entre tanto, se produjo el cambio de Gobierno de Mariano Rajoy por el de Pedro Sánchez. Margarita Robles sustituyó a María Dolores de Cospedal como ministra de Defensa. El Consejo de Ministros cesó al subsecretario de Defensa, Arturo Romaní, y nombró en su lugar a Alejo de la Torre, cambios que se publicaron en el BOE el 19 de junio.

En junio de 2018, el asesor jurídico general de la Defensa, Ricardo Cuesta del Castillo (ahora magistrado de la Sala Quinta del Tribunal Supremo), ordenó la práctica de una información previa para esclarecer los hechos denunciados.

En julio, el nuevo subsecretario, Alejo de la Torre, efectivamente acordó tramitar una información previa sobre este caso. Designó instructor a un teniente auditor del Cuerpo Jurídico Militar, destinado en la Asesoría Jurídica General de la Defensa. El teniente auditor designado se hizo cargo del asunto en agosto de 2018. En noviembre requirió a la Jefatura del Batallón de Alumnos de la Academia Central de la Defensa que le remitieran documentación sobre las maniobras de febrero de 2018 en las que se grabó el vídeo cantando ‘Primavera’: órdenes del jefe del batallón, normativa del campo de maniobras, libro de normas del alumno de formación...

Además, citó a declarar a José Ramón Lago Espejo-Saavedra, el autor del parte disciplinario.

Cambio de destino y ascenso

Se da la circunstancia de que tras el cambio de subsecretario de Defensa (del que dependen los Cuerpos Comunes, y por tanto, la Academia Central de la Defensa) en junio de 2018, en julio el teniente coronel Lago fue apartado del cargo de jefe del Batallón de Alumnos de esa academia.

Tras cesar, fue destinado a un puesto en la estructura del Ejército de Tierra: la Jefatura de Sistemas de Información, Telecomunicaciones y Asistencia Técnica del Ejército de Tierra. Además, ascendió de teniente coronel a coronel.

Conseguir que fuera apartado

El coronel Lago declaró ante el instructor de la información previa a comienzos de noviembre de 2018. Se ratificó en el parte, aunque admitió que no tenía más pruebas que una captura de Instagram y la declaración de testigos de los que no había constancia documental para demostrar que el alférez cadete denunciado había grabado el vídeo.

Añadió una nueva explicación sobre el objetivo del “grupo clandestino”: según él, los miembros de la red obligaban a los cadetes que habían tenido contactos con oficiales del Batallón de Alumnos a contarles lo que habían hablado con los mandos. También les instaban a realizar grabaciones para “conseguir que el coronel Lago [es decir, él mismo] fuera removido de su destino como Jefe del Batallón de alumnos de la ACD”.

El subsecretario de Defensa decidió en febrero de 2019 que se abriera un expediente disciplinario sobre este asunto por una posible falta grave.

Una teniente auditor del Cuerpo Jurídico Militar se hizo cargo del expediente, como instructora. En el acuerdo de inicio del expediente disciplinario consideró que había elementos suficientes para suponer que el cadete grabó el vídeo en las maniobras de febrero de 2018, que había remitido un artículo a El País, que incitaba a otros compañeros a grabar audios y vídeos de los oficiales del Batallón de Alumnos, que hablaba con un “Señor X” para consultarle cómo obrar, y en definitiva, que trataba de “echar abajo” el sistema del Batallón de Alumnos para que dejase de estar al mando del mismo un teniente coronel de Infantería.

A su juicio, estos hechos podrían constituir una falta grave (no ‘muy grave’, como consideró el teniente coronel denunciante) de “falta de respeto o subordinación a los superiores en la estructura orgánica u operativa e inobservancia de sus órdenes o instrucciones, así como de los requerimientos que reciba de un militar de empleo superior referentes a las disposiciones y normas generales de orden y comportamiento”.

Es decir, le acusaba de faltar al respeto a los superiores, o incumplir sus órdenes. Al ser alumno de un centro docente, no se le podría aplicar la sanción de pérdida de destino ni la sanción económica de ocho a quince días de haberes; pero sí advertía que, de ser probada su responsabilidad, le podrían arrestar de 15 a 30 días, o bien expulsarle del centro docente militar donde se estaba formando.

Archivada la investigación

Durante varios meses de 2019 la instructora tomó declaración al expedientado, así como a numerosos cadetes de la Academia Central de la Defensa, como testigos de los hechos. Esas declaraciones no apuntalaron la acusación.

El procedimiento disciplinario se terminó archivando, con una resolución que señaló que las acusaciones contra el alférez cadete, supuesto cabecilla de la “red sediciosa”, no habían podido ser probadas. Así que se archivó el expediente y se declaró sin responsabilidad al expedientado.

No hubo, por tanto, ninguna sanción directa por este asunto contra ningún cadete, porque no se llegaron a probar las acusaciones mantenidas por el teniente coronel en sus partes e informes.

ECD ha podido saber que esa resolución, sin embargo, no puso punto final al conflicto interno que se vivía en la academia, pese a que el teniente coronel que dio el parte ya había sido enviado a otro destino.

Tanto antes del parte de mayo de 2018, como después, y aún en fechas recientes, se han ido sucediendo expedientes, sanciones disciplinarias, recursos administrativos y judiciales, y distintas circunstancias que han supuesto obstáculos en la carrera académica de los aspirantes a médico militar que fueron señalados en ese informe sobre la “red clandestina”.

El Supremo anula dos arrestos

La novedad más reciente sobre este caso es una sentencia del Tribunal Supremo, que da la razón a otro de los supuestos miembros de esa presunta red acusada de grabar y filtrar vídeos.

Tal y como recogió el diario El Español recientemente, el Tribunal Supremo ha estimado el recurso de casación contencioso-disciplinario militar que ese cadete interpuso para anular dos sanciones de arresto (de 20 y 30 días, respectivamente) que le impusieron en la Academia Central de la Defensa. Estas sanciones tuvieron origen en un choque entre ese cadete y el teniente coronel Lago en octubre de 2017, cuando los alumnos de la academia realizaban un ensayo en la Base Aérea de Getafe para el desfile del 12 de octubre.

Otro de los alumnos de la Escuela Militar de Sanidad que fue incluido como miembro de la supuesta “red clandestina y sediciosa”, fue arrestado en enero de 2017 por acumulación de sanciones. Se le abrió un expediente por falta grave, que podía suponer su expulsión de la academia y una condena penal de hasta seis meses de cárcel.

Cuando finalmente fue sancionado con varios días de arresto, presentó un recurso de alzada, que tuvo que resolver el teniente coronel Lago. En esa ocasión, el teniente coronel le dio la razón, y el asunto se cerró sin responsabilidad para el cadete. Pero además éste quiso reclamar una indemnización por el arresto injustificado, que le impidió asistir a una celebración familiar. Consiguió en 2019 que el Ministerio de Defensa le pagara unos 400 euros.

El jefe accede a una denuncia contra él

El alumno que fue expedientado por la supuesta “red clandestina” también denunció ante los tribunales al teniente coronel Lago. El alumno luego señalado como “cabecilla” de la red elaboró un informe que elevó al subsecretario de Defensa, Arturo Romaní, en abril de 2018.

En ese documento, el alférez cadete denunciaba “posibles situaciones de acoso, desprecio, abuso de autoridad y humillaciones por parte de oficiales del Arma de Infantería”. El cadete había sido antes teniente de Infantería, del Ejército de Tierra.

Decidió cambiar de especialidad y hacerse médico militar. Para realizar los exámenes de ingreso, tuvo que pedir permiso cuando estaba destinado en Afganistán. Ahí, denunciaba en el informe, comenzó el acoso por parte de oficiales de Infantería que le despreciaron y perjudicaron, según él, por considerar que estaba cometiendo una “traición” al dejar la Infantería por el Cuerpo Militar de Sanidad.

El caso llegó incluso a un juzgado de instrucción y a la Policía, que investigaron la difusión de fotos privadas por grupos de WhatsApp de militares.

También recogió sucesos más recientes: todos ellos supondrían, según él, “posible trato de menosprecio” ya por el teniente coronel (de Infantería) José Ramón Lago como jefe del Batallón de Alumnos de la academia.

‘Chivatazo’

Lo llamativo del asunto es que el teniente coronel Lago dio parte de este informe, que el alumno envió al subsecretario de Defensa al margen del conducto reglamentario. Es decir, el teniente coronel accedió a un documento que el alumno no le hizo llegar a él y al que en principio no debería haber tenido acceso.

El teniente coronel informó al director de la Academia Central de la Defensa de que “se ha tenido conocimiento de que el Alférez Cadete […], principal instigador de la red sediciosa de la que se ha informado, ha remitido este informe al Subsecretario de Defensa al margen del conducto reglamentario, aunque desconoce la vía y no se tiene la certeza de que lo haya hecho ya”.

Señalaba en su escrito el teniente coronel que “ciertos alumnos comentan que uno de los objetivos es que el Batallón lo mande un TCOL de Cuerpos Comunes o la desaparición del mismo y la vuelta a la antigua organización, y para conseguirlo están dispuestos a todo”.

En el parte de Lago se incorporaron fotos que mostraban la pantalla del ordenador portátil de ese alumno, donde estaba escribiendo el documento que iba a enviar al subsecretario. El teniente coronel aseguró que las fotografías le llegaron de forma anónima, pero otras fuentes conocedoras del asunto recuerdan que, en el informe sobre la “red sediciosa”, Lago admitió que había un “topo” (“Alumno B”) entre los cadetes.

El escrito del teniente coronel consistía en transcribir fragmentos del escrito del alumno al subsecretario -al que no podía acceder, en teoría-, y responder a las acusaciones que se hacían contra él.

Denuncia ante el Tribunal Militar Central

Cuando el alférez cadete se enteró que se había dado parte contra él con unas fotografías tomadas de lo que estaba escribiendo en su portátil, decidió denunciar al teniente coronel Lago ante el Tribunal Militar Central.

Consideraba que se había vulnerado su derecho a la privacidad, y que además se habían obtenido de forma ilegal unas pruebas que se iban a utilizar en un procedimiento interno.

El teniente coronel Lago aseguró que alguien había echado esas fotos por debajo de la puerta de su despacho. La denuncia del alumno contra el teniente coronel quedó archivada por el Tribunal Militar Central, al no quedar demostrado que ese mando hubiera accedido al ordenador del alumno.

Uso de divisas de teniente de Infantería

Otro punto de conflicto entre este alumno y el teniente coronel fue el uso por parte del alumno de las divisas de empleo de teniente del Ejército de Tierra, que solicitó poder portar en su uniforme.

En el escrito enviado al subsecretario de Defensa en su día, denunció que el jefe del Batallón de Alumnos le llamó al despacho y ante otro oficial le reprochó al alférez cadete haber presentado ese escrito: según el informe, Lago le llamó “desleal” por esa solicitud, y le preguntó “por qué quieres vestirte de teniente de Infantería, disfrazarte”, en un tono que él percibió como de “claro ánimo ofensivo y de desprecio o burla”.

En su “contrainforme”, el teniente coronel Lago aseguró que todas esas acusaciones no eran más que una avalancha de mentiras, falsedades o interpretaciones absurdas, y que simplemente le había dicho al alumno que le parecía desleal no haber presentado por conducto reglamentario la instancia para utilizar las divisas. Además, señaló que por este hecho no se tomó medida disciplinaria ninguna contra el alférez cadete.

Veto al ascenso a capitán

Más recientemente, este mismo alumno -que ya terminó su formación en la academia y es oficial médico- ha presentado una demanda contencioso-administrativa contra la negativa del Ministerio de Defensa para reconocerle el escalafón y la antigüedad que tenía como teniente de Infantería, antes de entrar en la Academia Central de la Defensa para convertirse en médico militar.

Este militar ya era teniente del Ejército de Tierra, y decidió formarse pasar a ser teniente médico. Su solicitud era que el tiempo pasado como teniente de Infantería y en la academia se tuviera en cuenta en la evaluación para ascender al empleo de capitán. También pidió ser escalafonado con una antigüedad que tuviera en cuenta que él ya era teniente, y que se le permitiera elegir destino el primero de su promoción.

La directora general de Personal del Ministerio de Defensa desestimó esa petición para que se constituyera una junta de evaluación para el ascenso a capitán, al considerar que no cumplía los requisitos de tiempo de servicio en determinados destinos.

El teniente recurrió y la actual subsecretaria, Amparo Valcarce, desestimó el recurso de alzada. Así que el teniente ha presentado una demanda contencioso-administrativa ante la Audiencia Nacional.

En su demanda, este teniente se acoge al artículo 62.4 de la Ley de la Carrera Militar. También critica que la administración ha interpretado las normas sobre ascensos de manera “dispar”. A juicio del demandante, el general director de la academia obvió por completo lo dispuesto en la disposición adicional de la Orden Ministerial 19/2009, que dispone que “cuando [...] un militar acceda a una escala de diferente cuerpo y del mismo nivel que la de origen, el orden de escalafón en la nueva escala se obtendrá, conservando el empleo, la antigüedad en el mismo y el tiempo de servicios en la escala de origen”.

De hecho, el subdirector general de Personal Militar del Ministerio de Defensa expresó sus dudas sobre cómo interpretar la norma en ese caso, y dejó constancia por escrito de que no compartía los criterios expuestos en el informe de la Academia Central de la Defensa que denegó la evaluación para el ascenso a capitán.

Obligados a cursar un año más

Los nuevos tenientes y sargentos del Cuerpo Militar de Sanidad recibieron el pasado 7 de julio los despachos que acreditan que han concluido su formación en la Academia Central de la Defensa. Entre los nuevos tenientes médicos se encontraban varios alumnos que tendrían que haber concluido esta etapa hace un año, pero que se vieron obligados a cursar un año más en la Escuela Militar de Sanidad (EMISAN), de la Academia Central de la Defensa.

Confidencial Digital ha podido saber que esta circunstancia afectó a cuatro de los 21 alumnos que en el curso 2019/2020 estaban estudiando el último curso de Medicina, 6º. Los afectados fueron varios alumnos que al llegar al sexto año de Medicina, no se matricularon de todas las asignaturas de ese último curso por arrastrar aún asignaturas pendientes de cursos anteriores. Sin embargo, en el primer cuatrimestre del curso, superaron las asignaturas y algunos solicitaron una ampliación de créditos para poder terminar en el segundo cuatrimestre todas las asignaturas de 6º y egresar, terminar la academia, con su promoción.

La Academia Central de la Defensa denegó la solicitud, alegando que había pasado el plazo para modificar las matrículas. Pero un alumno militar afectado tuvo conocimiento de que otra alumna de Medicina del mismo curso, pero civil que estudiaba en la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) con la que tiene convenio la academia militar, sí había recibido permiso para ampliar matrícula y a mitad de curso le habían dejado matricularse para hacer el Trabajo Fin de Grado Máster.

Este alumno presentó distintos recursos y escritos ante la Universidad de Alcalá de Henares, la Academia Central de la Defensa y el Ministerio de Defensa, que denegaron las solicitudes. Por todo ello, este alumno y algunos otros en su misma situación fueron forzados a matricularse un séptimo año para terminar 6º curso, del que sólo les quedaban el Trabajo Fin de Grado y dos asignaturas del módulo militar.

Entre los alumnos afectados por este retraso, obligados a cursar un año de más como alumnos de Medicina, se extendió la sensación de que los mandos de la academia les ponían obstáculos y trabas injustificadas.

Algunos habían sido incluidos en su día en el organigrama de esa supuesta “red sediciosa” en la Academia Central de la Defensa. Por eso sospechaban que les había perjudicado ese asunto años después.

El autor del informe, el teniente coronel Lago, ya no formaba parte de la academia, pero algunos de sus colaboradores en la etapa de jefe del Batallón de Alumnos continuaban en puestos de responsabilidad en la Junta Docente que respondió a varias solicitudes y recursos de estos alumnos.

Pulso por los “externados”

Las fuentes consultadas por ECD sobre este asunto añaden que uno de los alumnos afectados, también citado en el informe como supuesto miembro de la red, fue dado de baja por motivos psicológicos. También señalan otras “represalias” u obstáculos que se encontraron antes y después de dicho informe: partes médicos que les declaraban no aptos para el servicio a dos de los “sediciosos”, que luego fueron anulados al pasar la junta médico pericial; negativas a pagarles maniobras, o a dejarles irse de permiso cuando ya tenían billetes pagados...

Salvo el caso del teniente de Infantería que se cambió a Medicina, casi todos los señalados en el informe sobre la “red sediciosa”, y que se vieron involucrados en expedientes y sanciones, eran previamente militares que procedían de la Escala de Tropa y Marinería, y que habían decidido dar el salto a la Escala de Oficiales, pero en Medicina.

Muchos de ellos, según explican a ECD personas conocedoras del asunto, solicitaron el externado: es decir, poder vivir fuera de la academia tras los primeros meses internos. Sus solicitudes fueron sistemáticamente denegadas por el jefe del Batallón de Alumnos, el teniente coronel Lago, que les transmitió la idea de que para ser buen militar había que estar interno en la academia. Los afectados le acusaron, en informes y escritos de queja, de despreciar a los alféreces cadetes, aspirantes a tenientes, que procedían de la Escala de Tropa.

Defensa no responde

Para recabar la versión oficial sobre este asunto, Confidencial Digital se ha puesto en contacto con el Ministerio de Defensa ya que, a diferencia de las academias de Tierra, Armada y Aire (que dependen de los respectivos ejércitos), la Academia Central de la Defensa depende de la Subsecretaría de Defensa, responsable de los Cuerpos Comunes. Al cierre de esta edición, el ministerio no ha contestado a las reiteradas consultadas de ECD.

ECD sí pudo recabar la versión del coronel José Ramón Lago sobre todos estos conflictos en la Academia Central de la Defensa.

Este coronel asegura que de las cuestiones mencionadas en esta noticia, así como de “partes, noticias en redes sociales, informaciones proporcionadas espontáneamente por los alumnos, disconformidad de alumnos por decisiones tomadas por parte del director [de la academia] en el ejercicio de sus competencias, como la concesión o no de externados” se informó puntualmente, por escrito y por conducto reglamentario, a las autoridades responsables y se dieron los partes correspondientes”.

Ahí, asegura este coronel, finalizaron sus “responsabilidades y cometidos” como jefe del Batallón de Alumnos de la Academia Central de la Defensa.

El coronel Lago añade también que “la Dirección de la Academia, los Servicios Jurídicos del Ministerio, e incluso en algún caso los Tribunales de Justicia, según correspondió, estudiaron puntualmente cada uno de esos asuntos, determinando en cada caso las resoluciones correspondientes”.

Asegura que “como es natural, todos los procedimientos se realizaron con plenas garantías para los afectados, con total libertad para la aportación en cada caso de los testimonios personales o documentales que cada uno consideró, y con la asistencia jurídica correspondiente”.

Sobre las sanciones impuestas a un alférez cadete por el director de la academia, que fueron después anuladas por los tribunales, señala que su única intervención “fue la prevista por la ley, es decir, la remisión de los partes correspondientes”, y que, en cualquier caso, no tiene juicio alguno que hacer sobre la sentencia que ha anulado las sanciones.

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