Documentos estratégicos de Defensa ordenaban preparar al Ejército para colaborar frente a la presión migratoria ilegal

En “Entorno Operativo 2035” se planteaba qué podían hacer las Fuerzas Armadas para contrarrestar amenazas como la explosión demográfica y la llegada masiva de personas procedentes de África

El Ejército de Tierra, desplegado junto a la valla de Ceuta (Foto: Antonio Sempere / Europa Press).
El Ejército de Tierra, desplegado junto a la valla de Ceuta (Foto: Antonio Sempere / Europa Press).

La crisis desatada en Ceuta con la entrada de forma irregular de hasta 5.000 personas en un día desbordó a las Fuerzas de Seguridad y motivó que se movilizara al Ejército de Tierra, en una decisión sin precedentes. En 2005 los militares fueron enviados a las vallas a frenar los saltos de inmigrantes ilegales, y durante la crisis del coronavirus legionarios y regulares volvieron allí para apoyar a la Guardia Civil y liberar agentes para realizar patrullas.

La activación del Ejército tuvo como consecuencia que se vieran imágenes llamativas: vehículos BMR en la playa del Tarajal, soldados con material antidisturbios controlando a los inmigrantes ilegales que ya estaban en territorio español...

La necesidad de echar mano de los militares es uno de los signos de la gravedad de esta crisis migratoria, diplomática y política entre España y Marruecos. Y también ha suscitado cierto debate sobre el papel de las Fuerzas Armadas en este conflicto.

Confidencial Digital ha podido comprobar que la intervención militar frente a la inmigración ilegal, que ya es un hecho sobre todo en el ámbito naval, se contempla en varios documentos del Ministerio de Defensa que definen la estrategia de seguridad y defensa de España a largo plazo.

En el año 2019 el ministerio publicó el documento “Entorno Operativo 2035”. El año 2035 es el gran horizonte temporal de las Fuerzas Armadas, y por ejemplo el Ejército de Tierra cuenta con la “Brigada Experimental 35”, para probar nuevas tecnologías y cambios en su forma de operar.

El documento lo coordinó el Centro Conjunto de Desarrollo de Conceptos (CCDC), que depende del Estado Mayor de la Defensa, y en su elaboración participaron más de 200 personas, civiles y militares, procedentes de las FAS, Guardia Civil, industria y universidades. Analiza las características del entorno futuro, los escenarios de actuación y cómo deben adaptarse a ellos las Fuerzas Armadas.

Preparadas ante la presión migratoria

En “Entorno Operativo 2035” se definen tres tipos de contextos en los que se produce la actividad de las Fuerzas Armadas: Contexto Operativo 1, “Disuasión, vigilancia, prevención y respuesta”; Contexto Operativo 2, “De proyección de estabilidad en el exterior”; y Contexto Operativo 3, “De seguridad y bienestar de los ciudadanos”.

En el marco de este último contexto operativo se establece que “las FAS [Fuerzas Armadas] deberán estar preparadas, cuando se les requiera, para cooperar con sus capacidades con otros instrumentos del Poder del Estado para afrontar algunos de los siguientes retos que pudiera tener España”.

A continuación se citan nueve puntos, como la lucha contra el terrorismo yihadista, la actuación ante emergencias y catástrofes, la evacuación de españoles en el extranjero en situación de peligro...

 

Pero la primera hace referencia al problema que se está haciendo crudamente visible en Ceuta estos días:

-- “Los desequilibrios demográficos y la desigual distribución de la riqueza a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar constituyen importantes factores de presión migratoria hacia España, que pudieran verse agravados por la escasez de recursos naturales en la orilla sur, provocada por episodios puntuales del cambio climático”.

Ante este reto de la presión migratoria en torno al Estrecho de Gibraltar, se dejó por escrito que las Fuerzas Armadas deben estar preparadas para que, cuando se les necesite, colaboren con otras instituciones públicos.

Eso es precisamente lo que ha ocurrido en Ceuta, donde la avalancha de inmigrantes que entraron de forma irregular en territorio español desbordó a la Guardia Civil, a la Policía Nacional y a otros cuerpos, y llevó a las autoridades civiles a pedir la ayuda de las unidades del Ejército de Tierra bajo dependencia de la Comandancia General de Ceuta.

Otro reto ante el que podría ser necesaria la colaboración de las Fuerzas Armadas es “la posible falta de integración de los inmigrantes en la sociedad española, que pudiera ser un caldo de cultivo de su posterior radicalización”, según este documento estratégico de Defensa.

Estados frágiles e inmigración legal

En “Entorno Operativo 2035” se cita el problema de la inmigración ilegal en más puntos. Al resumir la actuación militar en el Contexto Operativo 2, “De proyección de estabilidad en el exterior”, se indica que “los principales retos que las Fuerzas Armadas tendrán que afrontar en este CO 2 [Contexto Operativo 2] serán los relacionados con los denominados Estados frágiles o fallidos, y con algunas de sus consecuencias, como el terrorismo, la inmigración ilegal y el crimen organizado”.

Se añade que las operaciones enmarcadas en este contexto “han constituido la principal actividad de las Fuerzas Armadas españolas en el exterior durante los últimos 25 años, y es previsible que esta tendencia se vea incrementada en el año 2035”.

Pero la inmigración ilegal no es sólo un reto a tener en cuenta por las Fuerzas Armadas en el exterior, sino también en lo que se encuadra en el denominado “Contexto Operativo (CO) 3. De seguridad y bienestar de los ciudadanos”.

En el resumen de ese contexto operativo se puede leer que “la situación geográfica, la globalización, el cambio climático, problemas de cohesión territorial, etc., determinarán muchos de los retos que España, seguramente, afrontará en el entorno de 2035, tales como la presión migratoria ilegal, el terrorismo, la proliferación de ADM [armas de destrucción masiva], el crimen organizado, la vulnerabilidad de las líneas de suministro, los ataques y ciberataques a las infraestructuras críticas y los servicios esenciales de la nación, las emergencias y catástrofes medioambientales o las operaciones NEO. La contribución de las FAS a la Acción del Estado será también fundamental en este CO 3”.

Migración masiva desde África

El mismo documento estratégico de Defensa plantea qué cambios deben implantarse en las Fuerzas Armadas y en toda la estructura militar de España para ponerlas a punto frente a las amenazas a la seguridad y a la defensa que habrá en 2035.

Uno de los puntos de reflexión que se apuntan en “Entorno Operativo 2035” es el siguiente:

-- “Cabría preguntarse qué capacidades necesitamos y cómo debemos emplearlas para operar, por ejemplo, en entornos urbanos densamente poblados o en áreas de litoral; cómo deberán ser las capacidades terrestres, navales y aeroespaciales del futuro; qué estamos haciendo para contrarrestar algunos de los desafíos y amenazas que se vislumbran, tales como la explosión demográfica y la migración masiva procedentes de África...”.

Por tanto, ya se estaba apuntan el peligro de una “migración masiva procedente de África”, y sobre todo, la necesidad de preguntarse cómo puede actuar España, con sus Fuerzas Armadas, para contrarrestar ese desafío.

Incremento de la inmigración

Anterior a “Entorno Operativo 2035” es otro documento militar, “Concepto de empleo de las Fuerzas Armadas 2017”, cuyo segunda revisión se aprobó en mayo de 2018. Aquí se citan en varias ocasiones los flujos migratorios.

Especialmente significativo es el punto sobre “El Mediterráneo: Norte de África y Oriente Medio”, en el que se señala que “el aumento de la población, unido a un mayor desequilibrio en la renta per cápita entre ambos lados del Mediterráneo, han derivado en el incremento exponencial de los flujos migratorios hacia Europa”.

Este fenómeno tiene varios efectos en términos de seguridad, como “repercusiones de tipo humanitario, social y de seguridad derivadas de la migración incontrolada y masiva”.

Más adelante, al hablar de las capacidades que aporta la fuerza naval de la Armada, se puede leer que “su aportación a la Seguridad Nacional, en apoyo de la Acción del Estado en la mar, es cada vez mayor y podrá verse potenciada en un futuro en áreas como el ordenamiento de los flujos migratorios, la lucha contra el terrorismo o crimen organizado y, por supuesto, su idoneidad para asegurar las líneas de comunicación marítimas sobre las que descansa buena parte de los movimientos de recursos. Su versatilidad y posibilidad de tener presencia en aguas internacionales, permite ejercer una disuasión eficaz y contribuir en la gestión de crisis, poniendo a disposición del Estado una fuerza específica flexible y gradual”.

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