Procesados dos sargentos 1º por denuncias de abuso y acoso sexual a alumnas del centro de formación de tropa en Cáceres

La juez togado acusa a uno de ellos de presionar a una soldado para que saliera con él, y de realizar tocamientos a otras tres

Centro de Formación de Tropa (CEFOT) nº 1 de Cáceres.
Centro de Formación de Tropa (CEFOT) nº 1 de Cáceres.
  1. Varios delitos de acoso sexual
  2. Otro sargento 1º no los evitó
  3. Con síntomas de embriaguez
  4. Se desmayaron tres alumnas
  5. “A ver si tengo que meterme en tu cama”
  6. “Cómo se nota que te gusto”
  7. Le llevó la mano a los genitales
  8. Amenazó a quienes intentaron frenarle
  9. Dos intentos de suicidio
  10. Ansiedad y llanto
  11. Otra denunciante
  12. Alcohol y fiestas en estado de alarma
  13. Le puso la mano en el muslo
  14. Represalias ante el rechazo
  15. 30 testigos contra el sargento 1º
  16. Delitos distintos
Jura de bandera en el Centro de Formación de Tropa nº 1, en Cáceres.
Jura de bandera en el Centro de Formación de Tropa nº 1, en Cáceres.

Dos sargentos 1º del Ejército de Tierra han sido procesados por el Juzgado Togado Militar Territorial número 11, de Madrid.

La juez togado les acusa de varios delitos de abuso de autoridad, en su modalidad de abuso sexual, sobre alumnas del Centro de Formación de Tropa (CEFOT) número 1, de Cáceres, donde se forman los nuevos soldados del Ejército de Tierra.

El diario El País reveló en noviembre de 2021 que un fiscal togado había presentado una querella contra un suboficial de Tierra, instructor del CEFOT nº 1, por realizar “tocamientos sexuales” a una alumna. Además, el Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME) había suspendido de funciones a este militar.

En estas páginas se contó que cuatro alumnas de ese Centro de Formación de Tropa habían declarado en el caso y habían acusado al mismo sargento 1º de haber abusado sexualmente de ellas, por ejemplo cuando las atendió al desmayarse en una formación.

La investigación judicial se amplió y apuntó a tres sargentos 1º del CEFOT de Cáceres. Uno de ellos ya fue procesado, por dirigir comentarios sexistas, vejatorios y discriminatorios contra una alumna, por ser mujer y madre, y por haberle hecho un gesto amenazante de estrangulamiento.

Varios delitos de abuso sexual

Confidencial Digital ha podido saber ahora que la juez togado que instruye esta investigación ha dado un paso más, y ha dictado un auto de procesamiento contra dos sargentos 1º. Uno de ellos es el primer señalado, el suboficial que fue acusado de haber abusado sexualmente de algunas alumnas, realizando tocamientos.

En el auto, la juez togado señala que los hechos que han ido surgiendo de las declaraciones de testigos e imputados revisten, en el caso del primer sargento 1º, los caracteres de un delito continuado de abuso de autoridad, en su modalidad de acoso sexual, previsto y penado en el artículo 48 de Código Penal Militar, hacia una soldado.

A eso se añaden otros tres delitos de abuso de autoridad, en su modalidad de abuso sexual, del artículo 47 del Código Penal Militar, para otras tres soldados distintas.

Y se le atribuye un quinto delito de abuso de autoridad, pero en este caso en la modalidad de maltrato de obra, del artículo 46, hacia un soldado.

 

Este primer sargento 1º ha sido procesado como presunto autor de estos delitos, por cometer directamente acoso o abuso sexual sobre cuatro alumnas del Centro de Formación de Tropa número 1.

Otro sargento 1º no los evitó

A otro sargento 1º, la juez le procesa “por su posición de garante”. No cometió directamente los actos de abuso sexual o de maltrato de obra. Pero era el jefe de la formación cuando el otro sargento 1º cometió los hechos investigados como abuso de autoridad, y él “tenía para con los alumnos un deber de actuación para evitar esa presunta conducta”.

La juez considera que, según el artículo 57 de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas (“Considerará la vida de sus subordinados como valor inestimable y no los expondrá a mayores peligros que los exigidos por el cumplimiento de la misión. Será su preocupación constante velar por la protección y seguridad del personal a sus órdenes”), el sargento 1º que mandaba la formación de los alumnos del CEFOT tenía una especial obligación de proteger a esos alumnos, por su posición de garante para con ellos.

Con síntomas de embriaguez

Los hechos relativos al presunto abuso de autoridad hacia tres de las alumnas y un alumno tuvieron lugar en la tarde noche del 16 de diciembre de 2021.

Todo el personal de una de las compañías en las que están encuadrados los alumnos del Centro de Formación de Tropa se encontraba en la formación de control nocturno. Es decir, estaban formados, de pie, en un espacio al aire libre en el acuartelamiento, y bajo al mando del sargento 1º ahora procesado por no haber evitado los abusos.

El otro sargento 1º llegó entonces de una comida de celebración. Según el auto de procesamiento, se acercó a la formación de alumnos vestido de paisano, no de uniforme, y “con evidentes síntomas de hallarse bajo los efectos de bebidas alcohólicas”.

Se desmayaron tres alumnas

Este suboficial de paisano solicitó (y obtuvo) permiso al sargento 1º jefe de la formación para dar una charla a los alumnos sobre los valores y principios que deberían seguir todos los militares. En esa charla, llegó a llamarles “basura” y “mierdas”, les dijo que no merecían ser soldados, y a uno de ellos, que a su juicio no estaba bien colocado en la formación, le dio dos golpes fuertes en el pecho (“pechazos”) y le llamó “gilipollas”.

La charla del sargento 1º de paisano se fue extendiendo. Llevaba hablando media hora, y los alumnos sumaban ya una hora de pie, en formación, cuando comenzaron a desmayarse sucesivamente tres soldados alumnas.

Sus compañeros fueron auxiliándolas y las sacaron de la formación, dejándolas tumbadas en el suelo delante de la compañía formada.

“A ver si tengo que meterme en tu cama”

A la primera alumna que fue sacada de la formación por un desmayo, el sargento 1º de paisano, con síntomas de embriaguez y que no mandaba la formación, “la abrazó así como le dio besos en la cara, cuello, manos y en las mejillas, tocándole el pecho, levantándola”.

Después, sentándola en una silla, siguió dándole besos. La cogió y se pegó a su cuerpo y le dijo: “Se nota que te gusta el roce, a ver si tengo que meterme en tu cama para darte calor”.

“Cómo se nota que te gusto”

Este sargento 1º se acercó a otra soldado desmayada. Comenzó a besarle en el cuello y en la frente, le acarició la cara y le tocó el pecho por debajo de la ropa, así como la cadera, las manos y las piernas.

Le tomó el pulso con el reloj y le dijo “cómo se nota que te gusto, se te sube el pulso”. Después la levantó del suelo, la sentó en una silla y luego la apoyó contra la pared sujetándola por la cintura, y volvió a darle besos y caricias.

Le llevó la mano a los genitales

A la tercera alumna que se había desvanecido le tocó el pecho, y la besó en la cara y en el cuello.

El sargento 1º agarró la mano a la alumna y se la llevó a los genitales de él. Posteriormente le puso él a ella una mano en el muslo, aunque sin llegar a tocar los genitales de la alumna. También le acarició el pelo y le dio besos en las mejillas.

Amenazó a quienes intentaron frenarle

El resto de alumnos en formación vieron esta conducta, así como los intentos de las tres soldados por zafarse del suboficial, que era instructor del Centro de Formación de Tropa.

Los cuarteleros (los soldados que dan la voz cada vez que entra un mando o que se iza la bandera, para que el resto se cuadren) se acercaron para tratar de frenar al sargento 1º, al ver que no estaba auxiliando a las alumnas desmayadas, sino que estaba atentando contra la dignidad y libertad sexual de estas mujeres.

El sargento 1º reaccionó gritándoles, y amenazándoles con que al final “iban a pillar”, es decir, que les iba a imponer una sanción. Una de las alumnas que se había desmayado y había sufrido esos tocamientos pidió a sus compañeros que no la dejaran sola con el suboficial.

La juez considera que el otro sargento 1º, el que dirigía la formación, “no llevó a cabo actuación alguna” para que el suboficial de paisano y con síntomas de embriaguez “cesara en este comportamiento presuntamente abusivo, pese a que era consciente de ello”, ya que se acercaba a las alumnas para ver cómo estaban, cuando el otro sargento 1º les hizo esos tocamientos.

Las soldados fueron llevadas a sus camaretas, muy afectadas y en estado de shock, y sus compañeros denunciaron los hechos por teléfono a otro sargento 1º, que mandaba otro pelotón. Ese suboficial se trasladó a la unidad y dio novedad al capitán jefe de la compañía, tras escuchar a los testigos.

Dos intentos de suicidio

A consecuencia de la investigación que se abrió, las tres soldados que habían sufrido ese presunto abuso sexual fueron reconocidas por un médico forense.

Una de ellas relató que había tenido pesadillas. Había sido trasladada a Melilla, y en esa nueva unidad, a su juicio, sufría acoso laboral por parte de un teniente y de un capitán de su sección, debido al antecedente de lo sucedido en el CEFOT de Cáceres.

Su situación emocional y afectiva llegó al punto de que intentó suicidarse en dos ocasiones. Estuvo de baja laboral un mes, le diagnosticaron trastorno mixto ansioso-depresivo, y recibió tratamiento con antidepresivos y mediante psicoterapia.

Ansiedad y llanto

Otra de las presuntas víctimas relató que tras los hechos se sintió muy mal: no quería salir, dormía mal, se despertaba asustada, lloraba, sentía ansiedad e indefensión...

Tuvo tratamiento psicológico y mejoró, pero se había vuelto más introvertida y menos comunicativa en el ámbito social y de pareja.

Otra denunciante

Pero también fue reconocida otra alumna, que no había sufrido abusos en esa formación, pero cuyo caso venía de atrás. Su caso era más complejo, ya que el sargento 1º llevaba tiempo acosándole.

Se mostró nerviosa y con tendencia al llanto al hablar de lo sucedido. Había sufrido pánico, tomó psicofármacos, evitaba relacionarse con los superiores y acudir a comidas de trabajo, e incluso se inclinó por opositar a la Guardia Civil para “huir” del CEFOT.

Alcohol y fiestas en estado de alarma

En esta última soldado alumna se había fijado hacía tiempo el sargento 1º. El auto de procesamiento indica que el suboficial, como jefe de pelotón de una sección de alumnos, “mostró desde un inicio un comportamiento alejado de lo que se esperaba de un militar en el ejercicio de su servicio, y menos del que debería mostrar un suboficial encargado de la formación de personal”.

Bebía alcohol y molestaba al personal del CEFOT cuando estaba bajo los efectivos del alcohol.

Incumplía ciertas órdenes, como las restricciones de salida del acuartelamiento, en Cáceres, por la pandemia del coronavirus. A los subordinados y alumnos les proponía salir de fiesta, escondidos en su coche.

En otras ocasiones era prepotente, provocador, y soltaba comentarios a los alumnos hombres para que en las carreras se apartaran de su vista porque “sólo quería ver culos de chicas”.

Le puso la mano en el muslo

El sargento 1º comenzó a tratar de forma especial a la alumna citada. La llamaba “cariño”, le evitaba esfuerzos y ejercicios duros en maniobras, hizo que estuviera más tiempo de delegada de clase para tener así mayor trato con ella, e incluso llegó a enseñarle un examen, y le puso un 10 de nota. En general, tuvo un trato de favor hacia ella que fue muy comentado entre el resto de alumnos.

Esta alumna aceptó al inicio salir de fiesta con el suboficial y otros compañeros, cuando estaba prohibido. El superior le puso la mano en el muslo en una terraza, y ella le rechazó.

Comenzó entonces el sargento 1º a escribirle mensajes de WhatsApp, para invitarla a salir, y para que iniciaran una relación afectiva. La alumna le rechazaba, pero no dio parte de esta situación por miedo a que verse perjudicada en su incipiente carrera en el Ejército.

Represalias ante el rechazo

El acoso fue a más. El sargento 1º le mandaba audios por WhatsApp, para que saliera con él. Como ella se negaba, en una ocasión le ordenó a la alumna que fuera al vehículo del suboficial, y que se montara con él.

En un primer momento, ella se montó pero luego quiso apearse. Él intentó agarrarla y ella se zafó con un manotazo.

Los mensajes de WhatsApp continuaron, pero cuando el rechazo se mantuvo, el suboficial cambió de actitud. “Como represalia ante el continuo rechazo de la soldado”, comenzó a realizar comentarios despectivos sobre ella ante sus compañeros, y también sobre el novio de la soldado, otro alumno.

Otra represalia fue que le mandó un mensaje para informarle de que ya no iba a ser más la delegada de clase.

30 testigos contra el sargento 1º

La juez togado entendió que esta alumna mantuvo su versión sin fisuras ante los mandos del CEFOT y al declarar en sede judicial, y que no se detectaba un móvil espurio en su declaración. Por ello, le dio credibilidad.

Además, tuvo en cuenta que las declaraciones de 30 testigos que fueron llamados en esta investigación fueron expresivas “de la presunta indebida conducta” del sargento 1º acusado de los abusos sexuales a tres alumnas y de los puñetazos en el pecho a otro alumno.

En cuanto al otro sargento 1º, le acusa no sólo de haber permanecido impasible cuando el primer suboficial se propasaba con las alumnas, sino también de haber mostrado resistencia a que se investigaran estos hechos.

Delitos distintos

El sargento 1º que realizó tocamientos a tres alumnas y que acosó a una cuarta ha sido procesado por distintos delitos.

Por los puñetazos al alumno soldado, se le acusa de un delito de abuso de autoridad en la modalidad de maltrato de obra, por el artículo 46 del Código Penal, que castiga con la pena de seis meses a cinco años de prisión al superior “que maltratare de obra a un subordinado”.

Por tocar y sobar a las tres alumnas que se desmayaron en la formación, la juez considera que cometió tres delitos de abuso de autoridad, en su modalidad de abuso sexual, delito contemplado en el artículo 47:

-- “El superior que tratare a una persona subordinada de manera degradante, inhumana o humillante, o le agrediere sexualmente, será castigado con la pena de seis meses a cinco años de prisión, pudiendo imponerse, además, la pena de pérdida de empleo, sin perjuicio de las penas que correspondan por los resultados lesivos producidos o por la agresión sexual conforme al Código Penal”.

Pero por el acoso a la cuarta alumna que declaró contra él, a la que trató de convencer de que saliera con él e iniciaran una relación afectiva, ha sido procesado según el artículo 48 del Código Penal Militar.

Regula el acoso sexual, y castiga con entre seis meses y cuatro años de cárcel, e incluso la pérdida de empleo, al superior que, “respecto de una persona subordinada, realizare actos de acoso tanto sexual y por razón de sexo como profesional, le amenazare, coaccionare, injuriare o calumniare, atentare de modo grave contra su intimidad, dignidad personal o en el trabajo, o realizare actos que supongan discriminación grave referente a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo, orientación o identidad sexual, razones de género, la enfermedad que padezca o su discapacidad”.

Llegada de alumnos a un Centro de Formación de Tropa (CEFOT).
Llegada de alumnos a un Centro de Formación de Tropa (CEFOT).

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