La explicación que circula en Exteriores sobre el final del conflicto con Argelia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune.
Mohamed VI y Pedro Sánchez.
Mohamed VI y Pedro Sánchez.

Argelia decidió poner fin a su enfado con España el pasado mes de mayo tras 19 meses de conflicto. Aunque las relaciones nunca llegaron a romperse, el Gobierno del país africano retiró a su embajador y acusó al Ejecutivo español de actuar de un modo “éticamente inadmisible”.

Las desavenencias comenzaron cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, envió una carta al rey de Marruecos, Mohamed VI, considerando la propuesta marroquí de autonomía del Sáhara Occidental —presentada en 2007— como “la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”, rezaba el escrito.

Unas palabras que situaban a España ante un cambio de postura: el PSOE históricamente se había posicionado a favor de que el pueblo saharaui pudiera votar su independencia a través de un referéndum, y elegir así cómo quería configurarse; bien como autonomías dentro de Marruecos —la propuesta del Ejecutivo marroquí— o bien como un territorio independiente.

Este viraje provocó el enfado de Argelia, enemigo íntimo de Marruecos, y firme defensora de la independencia del Sáhara Occidental. En consecuencia, bloqueó todas las importaciones de productos españoles. Ambos países son estratégicos para España, tanto por el control de la inmigración en la frontera terrestre con el país marroquí como por el suministro de gas argelino. Desde entonces, las medidas tomadas por Argel han ido suavizándose paulatinamente.

Finalmente, poco antes de los comicios del pasado 23 de julio, el Gobierno del país africano solicitó el plácet al Ejecutivo de Sánchez comunicando su intención de enviar un nuevo cónsul. Un nombramiento al que se le dio luz verde en el último consejo de ministros en funciones.

Sin embargo, ha habido pocas explicaciones por parte de Argelia sobre por qué ha ido cambiando su enfado por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Según ha podido escuchar El Chivato, en el Gobierno sospechan que hay dos factores que han hecho retroceder a la Administración argelina.

En primer lugar, el intento de amenazar con poner fin a la venta de gas. Una jugada que no resultó eficaz, pues España ha podido obtener este recurso de otras fuentes, como Rusia o Estados Unidos. El suministro constante de energía ha demostrado, según intuyen en el Ejecutivo, que Argelia depende más de vender este producto que al revés.

El segundo factor apunta a la continuidad de Pedro Sánchez: aunque las encuestas demoscópicas antes de las elecciones generales auguraban una victoria clara de la derecha y vaticinaban un cambio de Gobierno, finalmente el PSOE no se derrumbó y la oposición no alcanzó la mayoría absoluta. Una situación que ha permitido a los socialistas reeditar un Ejecutivo de coalición que podría durar hasta cuatro años más, mientras en Argelia esperaban un cambio en el Gobierno para restablecer las relaciones.

Esta situación también habría precipitado el cambio de postura de Argelia, según barruntan fuentes gubernamentales, pues para el país norteafricano es fundamental mantener buenas relaciones con la península.

 

Una ‘crisis diplomática’ en la que España “no tuvo problema ninguno” con su vecino, reiteran desde el Gobierno, y tanto su inicio como su fin han sido decisión de las autoridades argelinas.

El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune.
El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune.

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