Hipocresía y crucifijos

A mi me da la impresión de que nuestro Presidente del Gobierno y los que están a su lado para gobernar, hacen las cosas a medias, a pasitos cortos, insidiosamente, nadando y guardando la ropa y con un lenguaje revestido de bondad que afortunadamente como hemos aprendido a interpretarlo ya no nos impresiona.

Su ultima ocurrencia (no la llamo idea porque tener una idea supone pensar) su ocurrencia sí, esa de quitar los crucifijos le va a dar problemas, esto va por usted Señor Zapatero, como actúa arropado y protegido por la logia que le corresponda y tiene las espaldas cubiertas a usted le da lo mismo. Lo suyo es obedecer y tengo que admitir que lo hace muy bien. De lo que se trata es de ir borrando de las leyes y las costumbres todo lo que huela a cristianismo y a civilización occidental, esa que está basada en el famoso trío; filosofía griega, derecho romano y cristianismo. Además tiene que trabajar para conseguir votos como sea, su lema podía ser “el fin justifica los medios” y por eso cede a las demandas de extraños colectivos que le bailan el agua mientras usted cede e en todo cuánto piden.

Pero le voy a dar una idea por si le parece aprovechable, se trataría de organizar a las fuerzas de seguridad del Estado y darles el encargo de ir casa por casa y con una orden de registro por toda España entrando en las viviendas arrancando crucifijos hasta no dejar ni uno y también ya puestos quitar las imágenes de la Virgen. Y puestos a echarle imaginación ¿Por qué no prohíbe las procesiones Semana Santa? Ni Cristo del Gran Poder, ni los Gitanos, ni la Macarena, ni la Esperanza de Triana, ni el maravilloso Cachorro, eso en Sevilla.

En Málaga ni el Rico liberando al preso, ni el Cautivo que adora la gente, ni la Zamarrilla la rosa roja de la ciudad, ni el Rocío la blanca novia de Málaga, ni el Cristo de la Buena Muerte con la legión escoltándolo, ni el Nazareno del Paso con su bendición tan esperada, ni la Esperanza Reina de los corazones, ni la Estrella porque recuerda la División Azul. Y así podríamos hablar de toda España.

Pero eso sería muy osado, yo se que no se va a hacer no por falta de ganas “hay precedentes” sino por miedo, pero ya encontrarán ustedes las formas de hacer daño revistiéndolo de palabras cursi como un bien para la sociedad. Y eso tiene un nombre hipocresía. Usted y los suyos señor presidente lo saben bien, pero voy a recordárselo la hipocresía no es otra cosa que actuar cara a los demás escondiendo con una máscara la verdadera intención.

La palabra hipócrita, viene del mundo griego antiguo y de su teatro que designaban al actor que con una máscara y un disfraz asumía el papel que le daba el guión, unas veces era un rey, otras un mendigo, etc. Vuelvo a repetirlo eso era en el teatro, el gran teatro griego. Pero en el gran teatro del mundo que es la vida no puede ser así cuando uno es quién es hay que mostrarse con la verdad por delante, a uno les gustaremos a otros no y cuando llegue el momento nos votaran o votaran al otro.

Pero desde luego gustarle a todos es imposible y a veces me da la impresión que usted va buscando eso.

 

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