Lgtbiqa+... y objeción de conciencia

Capítulo III

Hyde Park.
Hyde Park.

A- Cuando quieres que se respeten tus ideas y que se apoyen tus propuestas y, a la par, pretendes impedir las de los otros, e incluso que se persigan, te comportas como un dictador. Y si un gobierno quisiera imponer su particular visión sobre las personas, y sus relaciones, se convertiría claramente en antidemocrático.  

H- En ese caso, los ciudadanos deberían alarmarse con razón, porque sería muy preocupante comprobar la implicación directa de la Administración y los poderes públicos en promover los postulados de la ideología de género(1) y en sancionar a quienes los contradigan.  

A- Es peligroso desconocer la dinámica de implantación ideológica, e ignorar que su osadía no conoce límites. En la de la que nos ocupa, no te extrañe que hasta se atrevan a negar la posibilidad de tratamiento psicosexual e incluso la necesidad de obtener un diagnóstico de las personas con trastorno de identidad de género(1). Y, si pretendieran someter a sus criterios el desarrollo de la actividad profesional, tanto en el ámbito educativo, sanitario, jurídico, laboral, cultural, como en los medios de comunicación, el deporte y el ocio(1), propiciando la confección de “listas negras” de profesionales de la sanidad o de cualquier otro campo, para clasificarlos en función de sus opciones de conciencia, estarían obstaculizando su derecho al ejercicio efectivo de la Objeción de Conciencia.  

H- Nunca faltarán los “objetores de conveniencia”, que lo son de gratis, pero no de pago. Pero estos no quitan un ápice de valor a las personas con conciencia, que actúan según sus convicciones, a pesar de las penalidades que ello les pueda reportar. 

A- Para mí, revestiría especial gravedad el adoctrinamiento de menores en el ámbito educativo, y que se prohibiese presentar conceptos y principios diferentes a los nuevos dogmas.  

H- Aquí ya hemos visto como se ha retirado la religión del currículum escolar, a menudo expulsada del horario lectivo. Por ahora se admite como asignatura voluntaria, pero sin trascendencia académica y, en algún lugar, al mismo nivel del parchís, por ejemplo. Mientras, espera el momento de ser erradicada de la escuela. ¿No sería un contrasentido que se exigiese e impusiese la doctrina de genero por tierra, mar y aire; y que se valorase - ahora sí- su conocimiento? 

A- Te devuelvo la pregunta: ¿esa imposición no sería más bien la confirmación de que te encontrarías en una sociedad coaccionada por un poder obsesivo, y con pretensión de troquelar las conciencias, como quien acuña moneda?. 

H- Eso sería un abuso de poder. Tolerarlo supondría aceptar que se perpetre un auténtico hurto de las conciencias de nuestros hijos que, según afirmó una ministra de educación del gobierno, “no son de los padres”.  

A- ¿Y no te parece un claro intento de apropiarse del derecho fundamental de los padres como primeros educadores de sus hijos, en contra de lo prescrito en el artículo 27,3 de la Constitución y en diversos Tratados Internacionales?. Este derecho de los padres constituye un límite a la potestad del Estado al regular el sistema educativo, que tiene que estar presidido por el principio de neutralidad.(2) 

 

H- En un Estado democrático nadie debiera sentirse intimidado, ni temer consecuencias, por ejercer su derecho a la objeción de conciencia. ¿No aprecias tu, aquí, lo contrario?.

1.- Ley Trans: diez puntos de obispos ante una imposición única antropológica (elconfidencialdigital.com)  

2.-¿Quién decide la educación de nuestros hijos? (omnesmag.com)

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