Un nuevo orden mundial en el horizonte

Consecuencias y reflexiones de la guerra en Ucrania

Cumbre de la OTAN en Londres.
Cumbre de la OTAN en Londres.

La previsible invasión de Ucrania por parte de Rusia, tal como había pronosticado la O.T.A.N y el Pentágono, se materializó el 24 de febrero. En este mismo medio, ya el previo día 14, se publicaba un artículo “La crisis de los misiles de Cuba versus Ucrania” en el que ponía de manifiesto, las similitudes con aquellos tensos momentos acontecidos en 1962, resultado de instalar Rusia misiles nucleares en Cuba apuntando directamente a Florida. En el mismo, se hacía también un paralelismo con el idéntico supuesto de hecho actual, resultado de instalar misiles, o ser susceptible de hacerlo la O.T.A.N. en los territorios de Polonia, Hungría y Repúblicas Bálticas en 1.997; todo ello, contraviniendo acuerdos y compromisos verbales de EE.UU., conforme no se aprovecharía la caída de la Unión Soviética como excusa, para extenderse ni un “palmo” al Este, según manifestó Reagan ante un Gorbachov sincero y confiado, quien en contrapartida, disolvía el Bloque del Pacto de Varsovia.

Tanto en este artículo, como en los dos sucesivos: “El arte de la guerra” y ”El arte de la guerra y la paz”, ya se proponía una solución idéntica a la cubana, donde Rusia, retiró los misiles, a cambio de EE.UU hacer lo mismo respecto a los previamente instalados en Turquía e Italia. Triunfo la diplomacia y la lógica, y ello, permitió continuar la “viabilidad humana”.

Se insinuaba en todos ellos, “el atisbo” de un nuevo orden internacional propiciado de “facto” por una nueva Rusia resentida, tanto por la caída de la Unión Soviética, como por el incumplimiento de esa previa negada expansión territorial, realizada en la época de Clinton, donde el propio Putin, -de aquella miembro del KGB-, ya había manifestado que ello acarrearía “graves consecuencias”. Europa, excepto Alemania y Francia, pese a traerles el gran problema nuclear a su propio Continente, nada hizo para oponerse; inacción cuyo resultado actual es que la U.E. es la más damnificada, no solo por el éxodo de millones de ucranianos, sino también económicamente, fruto de la gran dependencia energética y de materias primas respecto a Rusia; por lo que las represalias comerciales contra Putin, se están volviendo en contra, puesto que a la inversa, Putin había planificado perfectamente durante años un “paraguas protector” (divisas, oro) que le permitiría una segura autonomía por un tiempo, el suficiente para “instaurar ese nuevo orden internacional de facto” con el apoyo de su principal colosal cliente y socio, China, con el cual comparte, tanto tecnología atómica, ideología política, y afán expansionista territorial (Taiwán y el Mar de China), gigante chino, que aunque no se diga, es obvio también le incomodan esos misiles instalados en Europa por la mera proximidad territorial.

El cerrazón informativo Occidental. Alineación ideológica.

Se puede afirmar y probar con propiedad, - con excepción de este medio informativo y algún que otro contado-, que hasta el 13 de marzo, en ningún medio de comunicación se permitía una versión que no fuera pro-OTAN. que ponía de manifiesto una clara alineación ideológica generalizada en Occidente, lo cual equivalía a cuestionar verdaderos derechos fundamentales de tratados y constituciones de supuestas plenas democracias: libertad de expresión, prensa, pensamiento…, aspecto que en pleno S.XXI parecía inaudito. Nueva óptica, de lógica y razonamiento, con una visión diferente ahora ya permitida, donde ya en varios medios, aunque de una forma tímida, al menos ya se expresaba el atisbo de un cambio geoestratégico que se detectaba, tal como ponía de manifiesto Lanxin Xiang, Director del Institute of Security Policy de Shanghai, en un conocido periódico cuyo artículo titulaba “ La invasión de Ucrania no tiene justificación pero si causas”, donde precisamente hacía hincapié en esa “causa” del grave error que supuso la expansión territorial de la O.T.A.N., ya manifestado en los años noventa por George Kennam, - embajador americano en Moscú-, conforme acontecerían en el futuro “cosas terribles por parte de Rusia”. Entrevistado que reitera que si bien hoy, no justificarían moralmente a Putin, si explicaría las invasiones sucesivas que está haciendo. Curiosamente, también recurre a la similitud con los hechos precedentes de “Cuba”; realizado ahora por una Alianza que paradójicamente se autodenomina “defensiva”. Asimismo, expresa que “Zelenski no es de fiar”, y que si hubiera sido más responsable, no hubiese habido ocupación del país. Observa también, que la opacidad de la versión de los partes de guerra, que se está dando solo desde un bando, no se corresponde necesariamente con la realidad; y entiende igualmente, que en ningún caso, dicho conflicto representará un Vietnam para Rusia dada la orografía del país y el control absoluto del aire, persona que intercambiando los papeles, termina preguntándole al entrevistador algo clave: ¿no cree que los europeos sufren más la guerra que EE.UU?. La respuesta es obvia, pues no solo se asumió un riesgo por representar una provocación nuclear innecesaria, cuando lo correcto e inteligente, hubiera sido atraer y ayudar a Rusia en esa transición social, política y económica (más teniendo tanta dependencia energética respecto a la misma), aprovechando al mismo tiempo para inculcarles nuestros principios y valores democráticos, en vez de ignorarla y abandonarla a su suerte. Y estos son los tristes resultados por esa falta de unión, carisma, liderazgo y visión de la U.E., en esa respuesta precipitada y visceral, más propia de Churchill que de Camberlain.

La supuesta única justificación de Occidente respecto a esa ampliación, es base a los meros principios de la democracia, lo cual, es más que cuestionable en la relación entre países y bloques como también se encargó de dejar constancia China, quien entiende que no se puede imponer la democracia propia al mundo frente a supuestos autoritarismos, cuando realmente debe estarse a ópticas diferentes de civilizaciones, donde solo cabe entenderse o enfrentarse y destruirse como ponía de relieve también Laxin Xiang.

Se habla de una postura conjunta de Occidente,- posible razón de ese cerrazón informativo indicado-, cuando realmente no es cierto, puesto que EE.UU, en su clásica deseada “lejanía del problema”, solo o mayoritariamente por ellos creada; lejos de sufrir una verdadera bomba de relojería social y económica como en Europa (millones de refugiados, IPC. desbocado en especial por esas carencias y dependencias energéticas…), más bien lo plantea como una nueva “oportunidad” para su propia economía e industria (en especial la bélica) con un crecimiento de empleo que aproxima al medio millón mensual. Miembro preferencial de la Alianza Atlántica, que cuando hubo quejas de esos dos únicos países que eran contrarios a instalar misiles en su día, la respuesta de una conocida Senadora fue: “que se joda Europa”.

Es sorprendente, vender material bélico, fruto de propia impericia o temeridad previa, e intentar a la vez impedir que China no haga lo propio con la parte contraria. Temerario el decidir dar ( o vender ) armas a una población civil indefensa, que solo tiene un servicio militar simbólico, todo ello para defender supuestamente el territorio contra uno de los más mortíferos ejércitos del mundo, con el supuesto loable fin de preservar el Estado, cuando el verdadero y preferente bien jurídico a defender sería la “vida humana”, a solventar en foros internacionales, lo cual, nos hubiera evitado esas escenas dantescas, que curiosamente como “efecto” se aprovechan en los medios para pretender ignorar la “causa” o impericia propia previa, mientras los eternos mercantilistas avezados, emulando a los picapleitos, sacan suculentos beneficios en todos los ámbitos posibles e imaginables.

La ya a todas luces clara postura China

Elemento esencial como se ponía de manifiesto en esa trilogía de artículos, donde se indicaba que Rusia no iría a esa aventura sin estar respaldada por el gigante asiático, quien en la actualidad, cuestiona claramente, tanto en lo económico como en lo militar, el poderío U.S.A., que es resultado a su vez de la falta de visión estratégica en su día de pretender equiparar y compaginar ambas economías por las reglas comerciales del liberalismo, cuando las reglas de juego eran muy diferentes, que netamente favorecieron e enriquecieron a ese sistema comunista, a la par que causó un coste extraordinario para la clase trabajadora occidental, pues esencialmente se empleó en Occidente para abaratar la mano de obra como nueva ingeniosa, o más bien “ingenua” jugada del neoliberalismo.

La postura de China, ya se observaba en las abstenciones de Naciones Unidas, si bien prudentemente, por sus fuertes intereses comerciales en Occidente, intentaba dejar pasar la inicial tormenta y a la par hacer de contrapeso negociador. Actualmente, fruto en parte por las propias presiones americanas, ha dejado clara su clara postura de apoyo a Rusia, como se puso de manifiesto recientemente en la reunión de Huangsham entre los respectivos ministros de exteriores: “China, está lista para trabajar con Rusia y llevar ese proyecto a un nivel superior en una nueva era de clara intensificación de la cooperación”, donde quedó ya meridianamente claro que el objetivo es acabar con la hegemonía de EEUU y de Occidente y construir un nuevo orden mundial, multipolar, justo y democrático”, recordando nuevamente el origen verdadero del conflicto que supuso esa expansión de la O.T.A.N.

En el fondo la razón de esa ampliación de la Alianza Atlántica, obedecía a la teoría delgeógrafo británico Mackinder, quien entendía que dominar esas zonas terrestres ahora en conflicto, equivalía a excluir en forma de cuña a las potencias de Oriente, el núcleo de Euroasia, que unos denominaron la creciente luna de la crisis ( por la forma de ubicación de los países que la componían, incluyendo China), y otros la definían como la teoría del corazón; practicada por unos y otros en la guerra fría, y que a su vez, daba la opción de aprovecharse de los inmensos recursos naturales de esos países; al mismo tiempo que permitía, a modo de pivote o cuña, proteger la rivera del Océano Atlántico, a la par de evitar el posible eje político Francia-Alemania- Rusia. En otras palabras, estamos hablando de una de las principales sino mayores zonas estratégicas mundiales, por lo que el actual conflicto es por esa pura geoestrategia, por cierto un tanto desfasada, pues estaba basada en el mero poderío náutico.

La razonable solución

Rusia, podrá tener un PIB. similar a Italia, pero lo que es obvio, es que tiene el mayor arsenal atómico de la Tierra, y no está solo, sino que tiene varias potencias económicas y nucleares a su la lado. Tampoco la mitad del mundo respalda las sanciones de Occidente, ni es tan factible intentar poner sanciones económicas a China como insinua ahora la U.E., también, entre otros motivos por ser la gran suministradora y fabrica mundial del mundo, (que ya hemos visto y sufrido con los efectos con la pandemia) sin contar que es una gran acreedora de la deuda de Occidente, incluyendo a Europa.

U.S.A. debería dejar de conflictuar militarmente contra el mundo comunista en ese nuevo orden mundial que tenderá a consolidarse, pues la otra alternativa no es viable, dejando en consecuencia de tensionar con la clásica guerra fría para evitar se haga caliente como indicaba el geoestratega Lanxin Xiang: 1) asumiendo que el mundo no se divide entre democracias y autoritarismos, y si entre civilizaciones con conceptos sociales y políticos muy diferentes, 2) No sería muy democrático imponer la democracia occidental en el mundo.

A lo anterior, añadiría también el incrementar la actividad y efectividad de la O.N.U., hacerla más democrática y participativa, lo cual equivale a replantear el derecho de veto del Consejo de Seguridad, que deberá ser más acorde a la realidad nueva de esos nuevos equilibrios resultado de las nuevas potencias emergentes, en las que debería incluirse Europa; centrarse en restringir ese permanente peligro atómico y el “bilógico”, este último aún en pañales en cuanto a controles y legislación internacional, y asumir ese T.P.I. que algunos, creándolo, entienden que están exentos de acudir. Cualquier otra alternativa, es el suicidio colectivo, o en el mejor de los casos, el fraccionamiento mundial, y consecuentemente el inicio del declive americano, que coincidiría con el mayor peor momento democrático interno de U.S.A., por lo que debería ser la parte más interesada en practicar la diplomacia, en vez de dedicarse a la expansión y a la fructífera, pero en realidad desastrosa industria de la guerra en el momento además más inoportuno.

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