Pedro en el país de las maravillas

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.

Erase un país, cuyo principal tópico era: “Spain is different” por su peculiar idiosincrasia en costumbres y forma general de vivir e interpretar la vida. Y algo de cierto debe tener el dicho, puesto que actualmente, pretende gobernar el partido que ha perdido las recientes elecciones, apoyándose para ello, en la tarada muleta de partidos, cuyo principal objetivo común es precisamente la destrucción de España. Al final, habrá que darle la razón a V. Bismarck, al expresar: “ Es el país más fuerte del mundo, llevan siglos intentando destruirse, sin haberlo conseguido”.

El sistema parlamentario permite sin duda, que gobiernen las mayorías parlamentarias, es legal, pero en este contexto, adolecería de “amoral” como diría Espronceda, que escribió sobradamente sobre personajes al margen de las estructuras sociales, bien fuesen piratas, condenados, o jóvenes sin escrúpulos; pues qué duda cabe, que el timón y futuro de un país, no pueden estar en vilo en manos de unos condenados por sedición, más otros herederos políticos de terroristas que ni siquiera han pedido perdón por sus casi mil sangrientos actos, junto a otros “aprovechategui” nacionalistas, verdaderos especialistas todo ellos,  en provocar desigualdades entre los españoles.  En definitiva, esos “otros” que representando un residual de la población, pretenden someter al resto de la mayoría, esos de los que Unamuno aconsejaba  no fiarse de ellos, pues eran españoles incompletos.

Depender la creación de un gobierno de la decisión de un delincuente huido de la justicia, -pendiente aún de una orden de busca y captura internacional- quien pretendió junto con sus compinches (unos juzgados y otros aun no) alterar violentamente el orden constitucional, es duro de roer en lógica social y jurídica, y salvo error, no hay precedente alguno en el contexto de las democracias, que, de consumarse, posiblemente sería el inicio del fin de la nuestra. Los inauditos y secretos acuerdos con Marruecos en política exterior, son otra buena prueba de que se está alterando y deteriorando la democracia parlamentaria.

Si a lo anterior sumamos, que esos grupos antisistema y separatistas, - como acto previo a la investidura, o a su placer en cualquier momento de la legislatura-  tendrían potestad de exigir ilegalidades, no contempladas en la constitución (amnistía), o referéndums de independencia de ámbito regional de las Comunidades autónomas, o trato fiscal preferente, con condonaciones exprés de deuda, ya es el “acabose” de esta ejemplar transición que fue orgullo nacional y referencia internacional. No olvidemos que no hace mucho, estábamos considerados como la treceava mejor democracia mundial, y actualmente hemos caído a la veintidós.

Decir, como dice Pedro Sánchez, que el fin es continuar un gobierno de “progreso” para evitar la derecha y ultraderecha, es cuando menos sorprendente, más en una persona que se apoya en la ultra izquierda que ataca directamente los principios y valores, así como los mismos pilares en que se asientan las democracias occidentales, que por mucho que lo pretenda incluso  la elitista Agenda 2030 con el claro sello de Davos, no lo van a conseguir, entre otras razones por ir contra la mera razón y el  propio sentido común.

Mantener como ha mantenido, que su gobierno se volcó más socialmente en la crisis que el anterior gobierno, es ignorar que en dicho momento la Sra. Merkel cerró el grifo, y en consecuencia,  no existían las cuantiosas ayudas europeas actuales, entre otras los setenta mil millones a fondo perdido (que por cierto, pese a venderse electoralmente que ha sido el estado que más ha conseguido en ayudas, salvo error, solo se han repartido un 10%, con la gran incógnita de donde se encuentra el resto), cantidad anterior, a la que hay que sumar los otros setenta mil posteriores a devolver, en una deuda pública que supera el billón y medio de euros, algo que ya hace teóricamente  inviable nuestro mismo  futuro económico y de lo cual el gobierno, ni siquiera lo menciona, ni en mínima alusión al respecto. Algo inaudito y nunca visto también.

El progreso, el avance en derechos y libertades, es obvio que todo el mundo lo desea, eso sí, en un “plano de igualdad y seguridad jurídica para todos los españoles”, que es precisamente lo que no garantizó su gobierno anterior ( indultos, derogación de la sedición,; alteración extraña del delito de malversación de caudales públicos en la supuesta loable pretensión de igualarlo a la legislación europea, cuando realmente la U.E. le ha exigido recientemente restablecerlo a su anterior mayor tipificación penal, evitando así, un mayor invite a la ya intolerable corrupción política).

Un gobierno, no es una feria o circo que se improvisa sin ton ni son, debe tener una previsión de estabilidad y una credibilidad mínima, junto a un claro objetivo para servir al país. Debe tener, como primera premisa, la voluntad previa de respetar las leyes y la Constitución, que no permitirían “jugadas de trileros” con personajes delictivos, golpistas y consecuentemente traidores a la nación. ¿Qué ventaja aporta montarse encima de un nido de avispas?, ¿acaso el oficio de Presidente es el de domador de leones y fieras? Casto Méndez, decía que más vale honra sin barcos que barcos sin honra.

Con franqueza, no es fácil atisbar la mínima ventaja en una lógica humana y jurídica en un supuesto fin sin tener los medios para garantizar la mínima estabilidad, y más bien parece un reto de un empecinamiento de pretender controlar un poder político obviamente y a todas luces incontrolable, agresivo, tóxico y destructivo, que, en el mejor de los casos, puede derivar seriamente en una inminente travesía por el desierto para el P.S.O.E., o incluso dar pie a un conflicto interno social grave. En definitiva, no se puede pretender gobernar habiendo perdido unas lecciones y pretendiendo ampararse en unas corroídas muletas de residuales antisociales, antidemocráticos y delincuentes sentenciados en firme.

 

Fácil sería en lógica humana aceptar los verdaderos límites y limitaciones de la realidad, en vez de pretender abrazar sueños o pesadillas de esos aventureros extraños, en vez de decir que se ha logrado un millón más de votantes que las anteriores elecciones,- desastrosas por cierto para el poder territorial del P.S.O.E.- En suma, cabe ser honestos y realistas, con sentido de estado que tanto nota a faltar el elector. 

En cuanto a los argumentos de los separatistas, conforme la Constitución nada dice de la amnistía, y que el artículo 666 de la LECriminal lo permitiría, equivale en su interesada docta ignorancia, volver a hacer un ridículo extremo, puesto que el mismo, habla de artículos de mero previo pronunciamiento o excepciones procesales previas a comenzar el juicio oral, y basta con ver que el simple indulto, obrante al artículo 62.i) de la Constitución, está prohibido ejercerlo en general incluso al Rey. Conceder una amnistía de ese calibre, equivaldría a aceptar que no hubo delito, y que en España hay persecución política. Ello al margen que sentaría un precedente internacional que abriría la puerta a los referéndums nacionalistas globales explícitamente prohibidos por la práctica totalidad de legislaciones constitucionales escritas, recordando que, solo en la U.E. hay 276 regiones propensas a separarse por una falsa soberbia elitista.

En definitiva, esperemos que predomine la cordura, la reflexión en vez del “oportunismo” político, que se calibre objetivos, medios y fines con realismo, evitando así los personalismos e intereses partidistas; todo ello, en aras al bienestar general,  que sería el verdadero fin del servidor público ,y como el slogan americano, se incline la balanza por aquello de: “que puedo hacer por mi país y no a la inversa”, aprovechando este ofrecido “pacto de estado” por parte del PP, en que todo serian ventajas para ambos partidos como una ocasión única, tanto para reubicarse el PSOE, como para restaurar el bipartidismo, arreglando así,  lo que “ambos partidos” en su alternancia en el poder, han deteriorado negativamente en décadas con fines exclusivamente propios, y que obviamente no son los generales.

Por cierto, el éxito de Lewis Carroll con Alicia en el país de las maravillas, donde ponía el mundo al revés, no fue tanto crear una literatura animalista que ya existía, sino manejar la batuta de su pluma con brebajes adecuados de drogas diversas, esas cosas, que solo permiten los esbozos y sueños de la literatura romántica, eso que tato les gusta a los quijotes de ínsulas Baratarias, y que en su clara miopía, donde hay una investidura, juran y perjuran  que se trata de una ocasión única que vieron los cielos  para una visceral “embestidura” para lo que precisan un osado “torero”. En definitiva, si hay corrida, veremos lo que dura ese breve ruedo ibérico, con sus rabos, orejas y hasta cuernos. ¡El tema promete!

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