La otra cara de la moción de censura: risas por los despistes de Tamames, ministros entretenidos con el móvil y siestas en las tribunas

Sánchez interrumpió el paseo de Rufián a la cafetería, la llamada al orden de los ujieres a la familia del candidato, el sonrojo en las caras de Abascal y Espinosa de los Monteros…

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, durante un momento del debate de la moción de censura.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, durante un momento del debate de la moción de censura.
  1. Tamames a Abascal: “¿Qué ha dicho?”
  2. Gritos, gestos y carcajadas fuera de los micrófonos
  3. Las ovaciones y teléfonos móviles
  4. Los palcos: llenos de periodistas, con Sánchez Dragó y la familia de Tamames
  5. Las idas y venidas de los diputados: de la cafetería al escaño
El candidato de la moción de censura, el profesor y economista Ramón Tamames, interviene durante el debate de la moción de censura este martes.
El candidato de la moción de censura, el profesor y economista Ramón Tamames, interviene durante el debate de la moción de censura este martes.

Risas, bostezos y poca atención han protagonizado la primera sesión de la moción de censura que ha presentado Vox contra el Gobierno presidido por Pedro Sánchez. La expectación inicial, con los palcos de prensa abarrotados, se ha diluido durante las diez horas que se ha prolongado el debate, dando paso a escaños vacíos, diputados y ministros buscando entretenimiento en sus dispositivos móviles e invitados dormidos en las tribunas.

Tamames a Abascal: “¿Qué ha dicho?”

Esta ha sido la pregunta más repetida por el aspirante a presidente del Ejecutivo propuesto por Vox: “¿Qué ha dicho?” Repetía el candidato a la oreja de Abascal. Paciente, el líder de Vox volvía a repetir a Tamames las afirmaciones de los oradores. Los problemas auditivos del economista responden a la atención constante que ha prestado a cada una de las intervenciones, tanto del Gobierno y como del resto de grupos del Hemiciclo. Cada tema de conversación pasaba al cuaderno de anotaciones de Tamames. 

Tanto es así, que después de casi una hora anotando las respuestas del presidente, ha interrumpido su discurso: “No puede venir aquí con un tocho de 20 páginas…”, se quejaba Tamames, acompañado de las carcajadas de los 52 diputados de Vox. “Hay que resumir”, reiteraba posteriormente el candidato en su turno de réplica. El líder del Gobierno y del Partido Socialista se ha esforzado en aparentar máxima atención y seriedad ante las palabras del economista.

Gritos, gestos y carcajadas fuera de los micrófonos

Al inicio del discurso, el tono pausado del aspirante a presidir el Ejecutivo ha causado una retahíla de resoplos en la bancada de Esquerra Republicana. Pero el aburrimiento se ha traducido en risotadas. Con el foco situado en la edad del candidato, que suma 89 años, los diputados han interpretado con sorna algunas de las afirmaciones de Tamames. “Seguro que ya estamos todos cansados”, ha asegurado el candidato a poco de terminar su segunda intervención, una de las más cortas de la sesión. 

El comentario no solo ha despertado la mofa de algunos parlamentarios, sino también de periodistas que lo han convertido en el estribillo de las intervenciones de Tamames. “Emmm…” dudaba el candidato al arranque de algunas de sus sentencias. “Esto…”. Silencios que se prolongaban hasta terminar en un “¿Cómo era…?”, u otras frases que volvían a despertar las risas dentro de la Cámara.

Ese lenguaje fuera de cámara ha sido una constante durante el discurso de Tamames. Especialmente, en su réplica a la respuesta que le ha dado Sánchez, cuando los temores de Vox han cogido forma. Mientras el candidato afirmaba: “el 80% de los militantes de Vox reconocen la verdad del calentamiento global”, a pesar de que la formación de Abascal la niega; la rojez invadía la cara de Espinosa de los Monteros, con la mirada fija en el suelo. A su lado, con gesto calcado y a media sonrisa, el propio líder de Vox. 
“Tengo estadísticas que ellos (en referencia a Vox) desconocen”, concluía Tamames.

Silencios en los escaños conservadores. Una intervención que dejó a Oskar Matute, de EH Bildu, tapándose la cara con ambas manos ante el murmullo generalizado se la sala, que observaba al aspirante arremetiendo contra el partido que le propone como candidato al Gobierno de España. 

“¿Qué va a ver la gente hoy cuando llegue a sus casas?”, se preguntaba a raíz de este momento el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, al inicio de su intervención. “A ti haciendo el tonto”, respondían desde las últimas filas de la bancada de Vox.

Las ovaciones y teléfonos móviles

Tras la primera intervención del debate, pronunciada por Santiago Abascal, líder de Vox, parlamentarios, principalmente, del Partido Popular y los grupos más minoritarios comenzaron a quedar vacíos. Al mismo tiempo que los diputados perdían el interés en el debate, las ovaciones a Abascal crecían en fervor. Siempre iniciadas con una palmada de su número dos, Iván Espinosa de los Monteros. Un modus operandi para señalar a su grupo parlamentario cuándo aplaudir a su líder.

 

Sin embargo, los aplausos no fueron secundados por el candidato de la formación conservadora. Tamames se mantuvo serio y atento, sin gestos a favor ni en contra de las afirmaciones realizadas por el líder del partido que le ha propuesto. Pero siempre atento.

En el otro lado. La bancada socialista y la de Unidas Podemos ha aplaudido casi unánimemente al presidente Sánchez. Solo un diputado ha permanecido sentado en su asiento: Rafael Mayoral, una de las caras más antiguas de Podemos. Casi el único miembro que vio nacer el partido y mantiene su escaño bajo la marca morada. 

En ese discurso, el presidente ha aprovechado para elogiar a Irene Montero y al Ministerio de Igualdad. Pero el gesto de la ministra no ha distado mucho del comportamiento de Mayoral: la dirigente no ha levantado la cabeza de su teléfono móvil, cuyo contenido ha continuado comentando con la líder de Podemos, Ione Belarra, responsable de Derechos Sociales y Agenda 2030. Sánchez también ha elogiado la labor de este ministerio, con igual resultado.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras pasa el líder de VOX, durante un debate de la moción de censura de este martes.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras pasa el líder de VOX, durante un debate de la moción de censura de este martes.

Los palcos: llenos de periodistas, con Sánchez Dragó y la familia de Tamames

“Cuántos invitados, si siempre somos tres aquí”, ha exclamado un prestigioso periodista acostumbrado a acudir al Congreso de los Diputados. A diferencia de la sesión de control de cada miércoles, los asientos habilitados a la prensa han sido insuficientes, esta vez, para acoger a todos los profesionales que han acudido al Hemiciclo. El día se prometía arduo para los ujieres y así ha sido: “Aquí no se puede”, han tenido que repetir a muchos de los periodistas que trataban de retratar su presencia en la moción de censura sacando fotos del pleno.

Su labor no ha cesado ahí. Los bedeles también han tenido que llamar al orden a la familia de Tamames, que ha aplaudido la primera de sus intervenciones. Entre ellos, atento, Fernando Sánchez Dragó, el escritor que convenció al candidato a aceptar la propuesta de Vox. El entuaisasmo de la familia de Tamames no ha encontrado aliados: el discurso del exmiembro del Partido Comunista ha despertado el sueño de algunos presentes. Los bostezos ocupaban el rostro de quienes no han terminado dormidos.

La sesión ha contado con otra presencia destacable, la del presidente del Senado. En una silla situada en el centro del semicírculo que dibuja la tribuna, el Ander Gil ha observado el pleno durante sus tres primeras horas. Detrás del máximo responsable de la Cámara Alta se ha habilitado un telón rojo para favorecer la privacidad de Gil. El socialista ha abandonado la moción de censura tras el primer receso, tres horas después del inicio de la sesión.

Las idas y venidas de los diputados: de la cafetería al escaño

Gabriel Rufián, portavoz de Esquerra Republicana, se disponía a salir del Hemiciclo. A mitad del primer discurso de Sánchez, el líder en el Congreso de uno de los principales aliados del Gobierno, se ha levantado de su escaño en dirección a la cafetería privada, exclusiva para políticos, al final de las escaleras que comienzan en el centro de la Cámara. “Cataluña”, ha pronunciado el presidente en mitad del recorrido de Rufián, que ya le daba la espalda. Al instante, Rufián ha abandonado su intención. Dando media vuelta, deshaciendo el camino recorrido, ha vuelto a su asiento apresurado. 

Sin embargo, su decisión no era definitiva. Apenas unos segundos después, el líder del Ejecutivo ha pasado a otra cuestión, ajena al separatismo catalán, Luz verde para el café. Rufián ha repetido sus movimientos pero, esta vez, cruzando la puerta de la cafetería. Veinte minutos más tarde, el portavoz de ERC ha vuelto a ocupar su asiento, acompañado de Joseba Agirretxea, del PNV. No ha sido un movimiento aislado; la mayoría de los diputados han compartido el viaje de Rufián.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante la moción de censura, junto a Ramón Tamames e Iván Espinosa de los Monteros.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante la moción de censura, junto a Ramón Tamames e Iván Espinosa de los Monteros.

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