Los secretos de la traición de Íñigo Errejón a Pablo Iglesias

La imposición de Sol Sánchez (IU) como número 2 de su lista fue el detonante definitivo. Desde hace dos años piensa que Podemos está agotado. Considera que la debacle andaluza era el último aviso

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La tregua sellada por Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en Vistalegre II saltó por los aires este jueves después de que el candidato a la Comunidad de Madrid anunciara que se presenta a los comicios con la marca ‘Más Madrid’, impulsada por Manuela Carmena, y prescinde de Podemos. Una decisión que supone la ruptura definitiva a una relación que llevaba quebrada más de dos años.

Según explican al Confidencial Digital integrantes de Podemos muy próximos a Íñigo Errejón, “algo se rompió definitivamente” mucho antes de la segunda Asamblea Ciudadana de febrero de 2017. En concreto, cuando Pablo Iglesias se negó a apoyar, junto a Ciudadanos, la investidura de Pedro Sánchez que hubiese impedido a Rajoy mantenerse en La Moncloa.

Esa decisión del secretario general convenció a Errejón de que Podemos, siguiendo el modelo de Iglesias, jamás podría gobernar España al ser “incapaz” de llegar a “acuerdos transversales” con  formaciones de diferentes espectros políticos, como Ciudadanos. Por ese motivo, desde entonces, el todavía número dos de Podemos empezó a buscar “alternativas”.

Un “proyecto común” para superar a Podemos

Después de meses “a la sombra”, tras las nuevas generales de junio de 2016 en las que quedó apartado incluso de la portavocía en el Congreso, Errejón decidió pulsar la opinión de varios referentes del partido, y también de otras plataformas y formaciones progresistas. Se trataba de debatir sobre el futuro de Podemos.

En esa ronda de consultas, habló con Manuela Carmena, con Ada Colau y con Mónica Oltra. De esas conversaciones sacó una conclusión clara: la clave del éxito de las tres es que “habían superado las siglas de un partido” y habían creado un “nuevo proyecto común” en el que tenían cabida representantes de la sociedad civil de diferentes tendencias políticas.

Convencido de que ese era el futuro de Podemos, decidió presentar un proyecto de partido alternativo al de Pablo Iglesias en Vistalegre II. Eso sí: no dio el paso de aspirar a la secretaría general. De esta forma, quería dejar clara su lealtad al líder, aunque defendiendo un proyecto futuro diferente.

La jugada, sin embargo, le salió mal: el documento político de Pablo Iglesias logró un 56% de los votos, por el 33% que obtuvo el texto de Errejón. Ese varapalo provocó, además, que quedara relegado en la nueva ejecutiva nacional de Podemos, aunque el secretario general le ofreció una salida: la candidatura a la Comunidad de Madrid.

Se “enamoró” de la plataforma de Carmena

La propuesta de Iglesias supuso un “alivio” para Errejón, que no quería ver terminada de forma abrupta su aventura política en Podemos. El acuerdo entre ambos sirvió para volver a pacificar, en cierta manera, el partido, y para que el recién nombrado candidato a Madrid dejara aparcado su proyecto para superar a Podemos.

Las fuentes consultadas por ECD afirman, no obstante, que Errejón seguía teniendo “esa espinita” clavada. A pesar del pacto entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para desalojar a Rajoy de Moncloa e impulsar un gobierno progresista, “seguía pensando que Podemos, tal y como fue ideado en su día, podía ofrecer más”.

 

En los últimos meses, además, Errejón se declaró muy molesto con los continuos “numeritos” de ERC en el Congreso, siempre aplaudidos por Iglesias y su grupo parlamentario, y con la oposición de Izquierda Anticapitalista a su candidatura por la Comunidad de Madrid.

Tanto es así que, en conversaciones privadas, reconocía que estaba “cansado” de esa deriva en su propio partido y que eso estaba provocando que él mismo se “distanciara”. De un tiempo a esta parte, decía, solo veía “payasos” en el Congreso. Él prefería pasar inadvertido e ir por “otra vía”, con menos discusiones, menos crispación y más búsqueda de soluciones para los problemas de España.

Estas reflexiones, de hecho, se las escuchó a Errejón una fuente consultada por ECD a principios de noviembre… apenas unos días antes de que estallara la “bomba Carmena”. La alcaldesa anunció entonces que iba a presentar una candidatura propia a las municipales, independiente de Podemos, en la que podían tener cabida tanto representantes del partido morado como de otras formaciones y de la sociedad civil.

Esa “plataforma de electores”, tal y como la definió la propia Carmena, “enamoró, desde el minuto uno, a Errejón”. Ese tipo de candidatura es la que él mismo había hablado con la alcaldesa, con Colau y con Oltra dos años atrás, “lo que él siempre había querido hacer” y que, de hecho, “se pensó hacer” tras Vistalegre II.

Andalucía y la imposición de Iglesias, definitivos

Su pacto con Pablo Iglesias “le ataba” y le impedía dar el paso –liderar él un proyecto igual para la Comunidad- que “estaba deseando dar”. De hecho, en la guerra que se desató a finales de año entre el secretario general y la alcaldesa, él iba con Carmena, pero se resistía a tomar partido públicamente para evitar un nuevo enfrentamiento en Podemos.

No obstante, desde el entorno más próximo a Errejón confirman que esa convicción empezó a quebrarse tras las elecciones andaluzas. El fracaso en las urnas de un nuevo pacto entre las ejecutivas de Podemos e IU y la ausencia absoluta de autocrítica, le hicieron reflexionar.

Un dirigente de Podemos que le conoce muy bien sostiene que “se dio cuenta de que, o cruzaba el Rubicón ya, o se ahogaba en el río”. O, lo que es lo mismo, “si no superaba ya a Podemos se ahogaría en el propio partido”.

Pero el detonante definitivo que provocó el anuncio sorpresa de Errejón fue la imposición de la candidata de IU a la Comunidad en 2015, Sol Sánchez, como número dos en la lista a las autonómicas.

Esa decisión, “cocinada” por Pablo Iglesias, Alberto Garzón, y las direcciones regionales de Podemos e Izquierda Unida, indignó profundamente a Errejón. Él había pedido personalmente a Iglesias que no hubiese “intromisiones” en su candidatura y contaba con Clara Serra para ese puesto.

El espejo de Macron y Valls

Así las cosas, Íñigo Errejón emprende, como dijo ayer el propio Pablo Iglesias, un “proyecto personal”, de la mano de Manuela Carmena, que va más allá de las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo.

Las fuentes consultadas por ECD explican que el objetivo de Errejón es liderar una “plataforma transversal”, en la que tengan cabida “todas las personas que busquen un cambio en la política española”. Busca lograr “nuevas mayorías” en las instituciones, sin cerrarse a pactos con partidos como PSOE o Ciudadanos.

De esta forma, Errejón sigue el ejemplo de proyectos similares, como el liderado por Emmanuel Macron en Francia, tras la debacle del Partido Socialista francés; o el impulsado por Manuel Valls en Barcelona.

A espaldas de Podemos

En todo caso, Íñigo Errejón ha sabido esconder bien sus cartas hasta dar el paso definitivo. Un paso que jamás se había planteado dar antes de las elecciones del 26-M o, incluso, hasta las próximas generales.

Pese a ello, el todavía dirigente de Podemos quiso informar de su decisión a Pablo Iglesias, tal y como confirman portavoces oficiales de su candidatura y afirmó ayer el secretario general en el mensaje público que subió a su perfil en Facebook.

Ese “anuncio” por parte de Errejón no es suficiente para Iglesias, que se siente traicionado por un amigo al que, después de su enfrentamiento en Vistalegre II, le volvió a “tender la mano”. El líder de Podemos considera que su ex mano derecha ha actuado a sus espaldas y tiene decidido competir en la Comunidad contra él porque, tal y como afirmó ayer, “él no es Carmena”.

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