La Policía aumenta la protección de unidades no antidisturbios porque reciben ataques de antisistema
Va a comprar cascos más resistentes para las UPR, ante la amenaza de grupos violentos que en altercados tras manifestaciones les tiran piedras, bolas de acero, cócteles molotov...
- Casco de protección antidisturbios
- Unidades de Prevención y Reacción
- Altercados de grandes dimensiones
- Piedras, bolas de acero, cócteles molotov...
- Críticas tras los disturbios por Hasél
- Cascos reparados de las UIP
- Requisitos de los cascos
- Una banda amarilla
La Dirección General de la Policía toma medidas para proteger mejor a los agentes de las Unidades de Prevención y Reacción (UPR), unidades un escalón por debajo de los antidisturbios de las Unidades de Intervención Policial (UIP) en cuanto a material, pero que en ocasiones se ven también envueltos en altercados graves, en los que son atacados con violenta extrema.
Confidencial Digital ha comprobado que la División Económica y Técnica de la Dirección General abrió recientemente una licitación pública para adquirir “un mínimo de 1.000 cascos antidisturbios con destino a la Policía Nacional, integrantes de Unidades de Prevención y Reacción (UPR)”.
La licitación cuenta con un presupuesto base de 498.520 euros.
Casco de protección antidisturbios
El Servicio de Armamento y Equipamiento Policial explica en los documentos del contrato que “los integrantes de las unidades de Policía Nacional competentes en materia de orden público, requieren de los equipos de autoprotección necesarios para el cumplimiento y realización de los fines institucionales que tienen encomendados”.
Por ello, “a los funcionarios policiales implicados se les dota, entre otro material, de un modelo de casco de protección antidisturbios”.
Unidades de Prevención y Reacción
La competencia de orden público recae especialmente en las Unidades de Intervención Policial, las UIP, conocidos sus agentes como antidisturbios. Son las unidades más especializadas en hacer frente a altercados callejeros violentos.
Pero no son las únicas unidades que se enfrentan a disturbios. Por eso, la Dirección General de la Policía Nacional ha considerado la necesidad de dotar de cascos antidisturbios “a los funcionarios de las Unidades de Prevención y Reacción”.
Los policías de estas UPR, que está distribuidas por España, tienen ciertas competencias en materia de orden público. Intervienen en concentraciones y manifestaciones que no requieran la actuación de otras unidades más especializadas, se encargan de dispositivos de seguridad con ocasión de espectáculos públicos deportivos, musicales, taurinos, o de similar problemática, y también se despliegan e eventos sociales pacíficos, concentraciones de masas generadas por fiestas patronales o religiosas, actos culturales, mítines y otros similares.
Altercados de grandes dimensiones
En los documentos del contrato se indica que “si bien dichas funciones no presentan, a priori, un riego excesivo, bien es sabido que dichos eventos pueden derivar en altercados de grandes dimensiones”.
Por ello, las Unidades de Prevención y Reacción deben estar “prevista de los medios necesarios que reúnan las características y el nivel de seguridad acorde con las funciones que desempeñan y a los riesgos a los que se hallan expuestas”.
Piedras, bolas de acero, cócteles molotov...
La Dirección General de la Policía detalla los riesgos que asumen los agentes de las UPR: “Los riesgos derivados de las funciones que realizan estas Unidades y a los que hacen frente los policías que las integran, se pueden enumerar de forma somera, yendo desde el impacto de objetos contundentes lanzados por manifestantes (piedras, cascotes, escombros, bolas de acero, adoquines o similares) hasta sustancias químicas que pudieran inflamarse (tipo cóctel “Molotov”) o agentes corrosivos o irritantes”.
Amplío estos riesgos de los policías nacionales en algunas grandes concentraciones y manifestaciones: “En algunos casos, determinados grupos violentos ‘antisistema’ distribuyen guías o se citan en eventos de carácter multitudinario para organizar agresiones con elementos punzantes o cortantes, buscando causar el mayor daño físico posible a los cuerpos policiales”.
Críticas tras los disturbios por Hasél
Las diferencias de material entre las Unidades de Intervención Policial (UIP) y las Unidades de Prevención y Reacción (UPR) han provocado algunas situaciones complicada en la Policía Nacional.
En febrero de 2021 se registraron episodios de violencia callejera en varias ciudades de España, tras las manifestaciones que convocaron grupos de extrema izquierda contra la entrada en prisión del rapero Pablo Rivadulla, conocido como Pablo Hasél.
En Madrid se vieron imágenes muy impactantes en las que a una oficial de la Policía Nacional la agredían varios encapuchados, al tropezar y caer al suelo: la golpearon con un palo, le lanzaron a la cabeza dos patinetes eléctricos (que impactaron en el casco)...
Eso originó críticas internas por el uso de las Unidades de Prevención y Reacción para hacer frente a episodios de violencia callejera de alta intensidad. Los agentes de estas unidades no van tan protegidos como los de las UIP, no llevan tantos elementos de protección de diferentes partes del cuerpo, lo que les deja más expuestos ante esos episodios violentos.
Cascos reparados de las UIP
La Dirección General de la Policía ha ido equiparando en parte los materiales de ambas unidades, para garantizar mejor la seguridad de los agentes de las UPR.
Les dotó de escudos más resistentes y de defensas (porras) más rígidas.
Hace un año, lo que hizo fue reparar algunos cascos dañados que habían usado agentes de las UIP, y los entregó a las Unidades de Prevención y Reacción. Las unidades antidisturbios habían incorporado cascos nuevos, y los cascos de las UPR eran muy viejos.
Requisitos de los cascos
Ahora, la Policía Nacional directamente compra cascos de mayor protección, como los de las UIP, para los efectivos de las UPR.
Serán cascos construidos “a partir de fibra aramida o de características iguales o superiores, permitiéndose la utilización de una capa de fibra de vidrio u otro material en la parte exterior de la carcasa, debiendo conservar sus propiedades después de su exposición al calor, al frío y a la humedad, no permitiendo el paso de líquidos a su interior”.
En los pliegos del contrato se especifica que “el acabado exterior de la cubierta del casco se realizará mediante proyección de poliuretano en acabado rugoso, que cubrirá toda la superficie exterior, para mayor resistencia a ralladuras y mayor duración. El contorno del casco irá acabado con un burlete de material plástico con alma metálica, de color negro”.
En la parte posterior central inferior del casco llevará un cuadrado liso de 40 por 40 milímetros para poder pegar las pegatinas que identifiquen la categoría de los mandos policiales.
“Dispondrá asimismo de dos piezas moldeadas en plástico del tipo ABS o similar, una a cada lado de la carcasa, con unas dimensiones aproximadas de 165x70 mm, con la función de proteger y ocultar las partes metálicas donde se soporta la pantalla, así como de ofrecer tope de seguridad para evitar que la propia pantalla, ante un impacto fuerte, se doble hacia el interior y golpee contra la cara o nariz del usuario. También servirán de soporte de sujeción para la máscara de gas, mediante unas aberturas destinadas a ello”, se requiere en el contrato.
Los cascos deberán ser “adaptables, en talla y conformación, a la morfología de los funcionarios que las porten, aunando estas características en combinación con un peso liviano y compatibilidad con el uso del resto de material antidisturbios de que disponen las Unidades de Prevención y Reacción”.
No podrán pesar más de 1,9 kilos, y “además de servir para protección de la cabeza del usuario contra golpes e impactos, según las especificaciones que se definen posteriormente, debe reunir ciertas cualidades facilidad de colocación tanto del casco como de la pantalla, y comodidad de uso durante intervalos de tiempo prolongados en condiciones adversas”.
En la parte exterior lateral, a ambos lados de la carcasa cada casco llevará incorporado un sistema de acoplamiento rápido para sujeción de una máscara NBQ, que permita su colocación, desenganche y retirada fácil, sin necesidad de desprenderse del casco.
La Dirección General de la Policía exige que los cascos que se le oferten pasen por una serie de pruebas, incluidos “ensayos de penetración”. Eso implica realizar tres disparos sobre la pantalla y cuatro sobre la superficie del casco, a diferentes distancias y con distintas armas: pistola del calibre 22 corto y revólver del calibre 38.
Una banda amarilla
Estos cascos específicos para las Unidades de Prevención y Reacción serán de color azul corporativo, o lo más parecido a este, “por lo que la proyección de poliuretano rugoso que cubra la cazoleta del casco deberá ser de ese color”.
En la parte frontal superior mostrará el logotipo del Cuerpo Nacional de Policía con trazos en color dorado mate que será visible cuando la pantalla esté en su posición más baja.
A diferencia de los cascos de las UIP, los de las UPR llevarán “una banda amarilla de pintura o adhesivo de color amarillo fluorescente de alta visibilidad de 30±2mm de ancho, uniendo la posición del logotipo de la Policía Nacional, con la zona posterior de ≈40x40 mm plana, y centrada con ésta”.
Ya los cascos que la Dirección General de la Policía ‘recicló’ de las Unidades de Intervención Policial (UIP) para las Unidades de Prevención y Reacción (UPR) incluyeron esa banda amarilla, para distinguirlos de los de las UIP.
