Ómicron estresa los centros de salud: atropellos, insultos, escraches…

La nueva variante del coronavirus está provocando menos agresiones a sanitarios, pero de mayor gravedad que en las anteriores olas

Servicios sanitarios en un hospital.
Servicios sanitarios en un hospital

La agitación derivada del auge incontrolado de contagios por la variante ómicron del coronavirus está provocando escenas de tensión en hospitales y centros de salud de toda España. La impaciencia por las largas esperas, el retraso de los test PCR, las malas noticias y otras circunstancias han dado lugar a situaciones de mayor agresividad contra los sanitarios.

Paradójicamente, el número total de agresiones registradas durante la pandemia descendió un 35% respecto al año anterior, según los últimos datos publicados por el observatorio de la Organización Médica Colegial de España (OMC) que se encarga de recoger los ataques a sanitarios. Durante este año, la Comunidad de Madrid ha registrado 53 agresiones a médicos (un 65% menos que en 2019) y Barcelona ha notificado 59 sucesos (7% menos que antes de la pandemia).

En 2019, antes de que surgiera el Covid, los gestos hostiles hacia los sanitarios se dispararon en nuestro país. Se contabilizaron 677 sucesos violentos, alcanzando la cifra más alta de los últimos diez años, según explica el citado observatorio de la OMC. Pero con el confinamiento, las agresiones se redujeron drásticamente. Es más, desde el 14 de marzo hasta el 17 de mayo, los españoles salíamos cada tarde a los balcones y ventanas de nuestras casas para aplaudir a los sanitarios, calificados popularmente como ‘héroes’.

Ahora, tras 21 meses de restricciones sociosanitarias, la ‘fatiga pándemica’ está haciendo mella en la sociedad. “Los pacientes están más ansiosos, tienen más frustración y quieren ser atendidos rápidamente”, explican desde el sindicato de enfermería, SATSE. Con el surgimiento de la nueva variante ómicron, los servicios sanitarios se han colapsado de cara a Navidad. “A los catarros de invierno y a la vacunación, se le une también la gran cantidad de pruebas PCR que se están realizando estos días porque está habiendo mucho contagio y hay miedo a transmitírselo a las personas con las que nos vamos a reunir en las fiestas”, explica el Sindicato Médico de Andalucía (SMA).

Pues bien. Según ha podido saber Confidencial Digital, en los últimos días las agresiones a sanitarios han disminuido en cantidad pero han aumentado en grado de violencia. Tiene su explicación: tras la aparición de ómicron, se ha limitado la presencialidad de los pacientes en las consultas y, por tanto, al haber menos contacto también hay menos agresiones, afirma el Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM).

-- “Desde que comenzó la pandemia se ha intentado que la mayoría de citas médicas fueran telemáticas. Durante los últimos meses, al mejorar la situación epidemiológica, ha comenzado a funcionar un sistema mixto con un 50% de citas presenciales, pero el surgimiento de la nueva variante ha provocado que la asistencia al centro de salud se haya vuelto a restringir”, explica el ICOMEM.

La mayoría de agresiones, en centros de atención primaria

Los centros de salud de atención primaria, que son los encargados de atender a la población en un primer nivel asistencial, están desbordados por falta de personal y recursos, explica el sindicato SATSE a este periódico. “Si el sistema sanitario tuviera más medios, habría menos agresiones”, afirman.

Por este motivo, según los datos recabados por ECD, los centros de atención primaria son los lugares donde más agresiones a sanitarios se producen. “La gente se impacienta porque está la línea telefónica saturada y deben estar esperando en la calle durante varias horas”. Esa “insatisfacción del ciudadano” provocan la mayoría de altercados, explican desde SATSE.

Según testigos presenciales es “habitual” que la policía se tenga que personar en los centros de salud para proteger a los trabajadores. Hay ejemplos recientes. Esta semana en Granada la policía ha tenido que escoltar a un grupo de sanitarios a la salida de su puesto de trabajo: un grupo de ciudadanos organizó varios piquetes para impedir que terminaran su jornada laboral y, así, que siguieran atendiendo las consultas.

 

También esta semana, en un centro de salud de Fuenlabrada, una persona intentó atropellar a un médico con su vehículo, tras la negativa del sanitario a que este pasara a su consulta. Según ha podido saber ECD, el presunto agresor, que cuenta con antecedentes policiales, esperó “premeditadamente” dentro del garaje donde el facultativo guardaba su coche y trató de atropellarle cuando se dirigía hacia él. El médico, aunque está asustado, no sufrió daños físicos y se encuentra a la espera de la celebración del juicio.

Hay que tener en cuenta, además, que los sanitarios no siempre denuncian las ataques, por lo que se intuye que el número real de incidentes es mucho mayor, según explica el Colegio de Médicos de Barcelona (COMB). Sus homólogos de Madrid aseguran que especialmente las agresiones que ocurren en los centros de atención primaria no se denuncian mayoritariamente también por “falta de tiempo” y, en algunos casos, también por “miedo” a posibles represalias por parte del atacante. Es más, las fuentes consultadas aseguran que “hay ocasiones donde la propia policía recomienda no denunciar si el agresor es muy conflictivo”.

Las mujeres, las más afectadas

El sindicato de enfermería critica que las enfermeras son el colectivo que más ataques recibe. Esta semana una enfermera que estaba embarazada recibió una patada en el vientre. Este tipo de actos especialmente violentos solo representan el 3% del total de sucesos, según los datos recabados por SATSE, que afirma que otra agresión habitual es “retener a las enfermeras que realizan visitas asistenciales a los domicilios de pacientes y tratar de no dejarlas salir de la vivienda hasta pasado un tiempo”.

Según el registro de altercados, la mayoría de agresiones las reciben mujeres. Esto obedece a dos motivos principales: el 90% de las personas que trabajan en enfermería son chicas y el 75% de los médicos son mujeres actualmente. Además, según explica la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), uno de los principales motivos de estas actitudes violentas se debe a violencia machista.

No hay un perfil concreto de agresor, afirma el sindicato de enfermería. Aunque, según explican otras fuentes consultadas, habitualmente “la mayoría de incidentes los provocan personas jóvenes que se sienten envalentonadas para realizar agresiones físicas”. Según CESM, la mayoría de los altercados los protagonizan “varones que tienen bajos recursos económicos”.

Hasta 2019, la mayoría de agresiones eran realizadas por el acompañante del paciente, según explica ICOMEM. Esta tendencia ha cambiado este último año, ya que, tras las restricciones sanitarias producidas por la pandemia de coronavirus, no se permite acceder a los centros de salud con un acompañante. Ahora es el propio paciente el que realiza la agresión.

Elementos disuasorios

La mayoría de los altercados son ataques verbales en forma de insultos, amenazas, coacciones y faltas de respeto. Según informa el ICOMEM, las agresiones físicas graves representan el 25% del total de sucesos. En estos casos, al haber contacto físico, el código penal entiende que puede establecerse como un delito de atentado o un delito de agresión, castigado con pena de cárcel.

Madrid es la región donde más condenas de prisión ha habido tras una agresión a un sanitario. Desde 2008 se han registrado 68 encarcelamientos por esta causa.

El Colegio de Médicos de Madrid reivindica que “sería deseable mejorar la seguridad en los centros de atención primaria”. Hay dos elementos disuasorios establecidos: la presencia de un vigilante de seguridad y el denominado ‘botón del pánico’. Sin embargo, la mayoría de centros de salud no cuentan con ninguno de estos dos instrumentos.

ICOMEM explica que solo aquellos centros de atención primaria que están en un lugar conflictivo cuentan con un guarda de seguridad permanente. En el resto, el vigilante es itinerante y da servicio a varios centros de salud a la vez. Por eso, afirman, “la seguridad no es efectiva”. Asimismo, critican que el ‘botón del pánico’ no siempre está operativo en todos los ambulatorios.

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