José Apezarena

Pablo Iglesias, un leal súbdito del rey

Pablo Iglesias promete el cargo de vicepresidente
Pablo Iglesias promete el cargo de vicepresidente

"Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, con lealtad al rey, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros y Ministras".

Tal ha sido la fórmula exacta utilizada por Pablo Iglesias para consolidar su condición de vicepresidente del Gobierno de coalición con el PSOE. En la que son de reseñar algunas circunstancias llamativas.

La primera, ese compromiso "por mi conciencia y honor", que parece tener implícita la aceptación por parte del líder de Podemos de que existen, y por tanto obligan, la "conciencia" y el "honor".

Confieso que me encantaría escuchar a Pablo Iglesias que explicara qué entiende exactamente por unos conceptos tan solemnes como conciencia y honor, que podrían parecer cosa de otros tiempos muy superados.

El segundo aspecto destacado ha sido su compromiso de "lealtad al rey". Una promesa que, desde mi punto de vista, no cuadra mucho con la condición de republicano confeso y activista del cambio de modelo de Estado que acumula el hoy vicepresidente.

¿Ha dejado Pablo Iglesias de ser republicano, para convertirse en un leal súbdito de Felipe VI? También sobre esto, y sobre la sinceridad de esa promesa, me gustaría escucharle

Igualmente, ha prometido "guardar y hacer guardar la Constitución". Cuando, en 2014, tuvo que asumir la Carta Magna, como condición para consolidar su condición de eurodiputado electo, Iglesias, lo hizo con las siguientes palabras: "Prometo acatar la Constitución hasta que los ciudadanos de mi país la cambien para recuperar la soberanía y los derechos sociales".  

Desde mi punto de vista, ese "guardar y hacer guardar" de ahora se compadece poco con el objetivo de "cambiarla" que anunció hace casi seis años.

Cierto es que en los últimos tiempos hemos asistido a una conversión de Iglesias, diciendo que la Constitución del 78 es "la mejor vacuna contra el auge de la extrema derecha".

 

Y me ha sorprendido, gratamente lo reconozco, la formalidad con que se han desempeñado Pablo Iglesias y los restantes ministros de Podemos a la hora de la promesa del cargo en La Zarzuela. Tanto en las vestimentas como en el comportamiento. Nada de estridencias ni gestos fuera de lugar.

No sé si ha sido una instrucción directa del propio Pedro Sánchez, que ya antes había puesto unas cuantas condiciones a su vicepresidente segundo.

A la vista de la promesa de acatamiento a la figura del monarca que aparece en la fórmula oficial, casi me temía que el líder de Podemos añadiera, como morcilla que lo hacía"por imperativo legal", como tanto se escuchó a los diputados en la constitución de las nuevas Cortes.

¿Se imaginan que hubiera dicho: "Acato al rey por imperativo legal"? Se había montado una buena.

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