Carod for President

Para presidente, para número uno y para lo que quiera. Que tiemble Obama y no digamos nada de Guardiola. Con diferencia, el mejor de los políticos actuales y de los que ya han pasado al juicio de la historia. Y Ridao y Puigcercós y todos y cada uno de los escasos militantes de Esquerra y de los no muchos más votantes. Rodríguez Zapatero ha reconocido la superioridad manifiesta de la Esquerra Republicana de Cataluña y los españoles con él como una piña, o al menos eso es lo que nos intentarán hacer creer.

Porque la realidad es que unos poquitos que no se sienten españoles ni quieren ser españoles han partido y repartido el bacalao del dinero que se da a las autonomías españolas, de la recaudación de impuestos en España.

Nunca como en esta ocasión ha triunfado el famoso ‘como sea’ del presidente del Gobierno. Había que tener financiación a mediados de julio y ahí está. Pero todo lo que ha rodeado las negociaciones y todo lo que después se quiera sacar a colación de desigualdades, de embajadas o de dietas, de gastos suntuarios o menos suntuarios es pura anécdota y, en según qué casos, simple demagogia.

Porque lo importante son las razones por las que José Luís Rodríguez Zapatero pronunció el ‘como sea’, las razones por las que un gobernante se pliega a los deseos de un partido mínimo y las razones por las que el responsable de un Gobierno hipoteca el futuro económico y hasta político de un sistema de convivencia.

No hay razones. Hay una razón, en singular. Una única y exclusiva razón. Rodríguez Zapatero tiene que mantener el poder como sea. Tiene que llegar a las próximas elecciones con el mayor apoyo parlamentario posible y en plena crisis económica no puede dar la imagen de soledad política de los últimos meses.

No va a ser fácil para el Ejecutivo, por mucho que se empeñen Fernández de la Vega, Salgado y Pajín, explicar en ciertas autonomías el reparto de los millones. No va a ser fácil tapar bocas incluso del mismo partido socialista y la técnica de contentar a todos se va a revelar como un imposible.

Incluso si los carodroviras, los puchcercós, los ridaos y hasta los montillas tuvieran un mínimo sentido político y una visión más lejana a la distancia de sus propias narices se darían cuenta de que este trágala y las posteriores posturas jactanciosas acabarán por pasar factura a los propios catalanes, que tampoco es que se entusiasmen con Esquerra a la hora de depositar su voto. Flaco servicio hacen a Cataluña y a los catalanes quienes les enfrentan con el resto de los españoles para lograr una victoria que, al final, se puede volver contra ellos.

 
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