Por la boca… Díaz, un pretendido remiendo a los rotos de Sánchez

Yolanda Díaz.
Yolanda Díaz.

Aunque sea en beneficio propio hay que reconocer que Díaz, si al fin lo consigue, ha hecho lo que nunca se atrevió a hacer Sánchez.  Díaz echa a Montero (la de turismo en Nueva York) y en algo contribuye a limpiar, con sus purgas típicamente comunistas, los intestinos más sucios del Gobierno de Sánchez.

Purgar, según la RAE significa quitar de una cosa lo malo, peligroso o dañino, y acudiendo a los sinónimos, limpiar, depurar o purificar.

No deja de tener su aquel, que el mejor servicio que pueda hacer a España, alguien que como Díaz con su candidatura aspira a presidir el Gobierno, sea echar a una individua tan poquita cosa como Montero (la de turismo en Nueva York). Pero es lo que hay.

Que apenas convocadas las elecciones generales los titulares de todos los medios estén copados por el veto, la continuidad o la desaparición de tan nefasto personaje, dice muy poco del actual ambiente político.

Pero, aunque sea en beneficio propio, hay que reconocer que Díaz, si al fin lo consigue, ha hecho lo que nunca se atrevió a hacer Sánchez.  Díaz echa a Montero (la de turismo en Nueva York) y en algo contribuye a limpiar, con sus purgas típicamente comunistas, los intestinos más sucios del Gobierno de Sánchez.

Y ahora es Díaz la protagonista de la extrema izquierda comunista con la que gobernará Sánchez si le dan los números, suponiendo que antes no haga algún numerito.

Y Díaz, permanente fracasada en los comicios gallegos a los que lleva presentándose una tira de años, pretende ahora sentarse en La Moncloa, porque, al menos formalmente, es a lo que aspiran todos los números unos de los distintos partidos políticos y pensará que estigmatizando a Montero (la de turismo en Nueva York) y echándola por ser muy mala, muy incompetente y muy tóxica para los comunistas, ella queda como muy buena, muy competente y muy saludable para los mismos comunistas.

Indumentarias, guiñiños, besiños, sonrisiñas y frotiños de espaldiñas aparte, lo que lleva en la mochila Díaz, para ofrecer a los votantes es más bien escaso. Porque en cuatro años no se sabe nada de programa, no ha hecho demasiadas declaraciones y han proliferado excesivos silencios. 

Y cuando se decide a hablar, la “depone” (que diría un cursi de su cuerda).

 

En la intervención del pasado sábado -que se supone era el comienzo de campaña tras la firma de la coalición de los “diez mil” (como se suele denominar la Anabasis de Jenofonte) Díaz dejó varias perlas que no es posible calificar ni siquiera de disparates sintácticos o de naderías conceptuales o de pienso para estabulados: 

“España quería que nos diésemos la mano”.

“Ganaremos el país, pero sobre todo ganaremos estas elecciones”.

“Sabemos el país que tenemos y ya está listo para ganar el país”.

Pero sí que vale para ser el remiendo de los agujeros de Sánchez y “purgar” lo que no se atrevió, no pudo o no quiso “purgar” Sánchez.

La carcajada: Dice Sánchez, (entre risas y aplausos unánimes) en eso del comité de Ferraz, algo que no deja de ser ingenioso como reflejo de su gestión económica en cinco años: “Nosotros tenemos a Nadia, ellos tienen a nadie”.

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