Por la boca… La Europa de Bruselas sí se merece a Sánchez

Cultivo de fresas en Huelva bajo invernadero. Foto de archivo.
Cultivo de fresas en Huelva bajo invernadero. Foto de archivo.

Se habla y se opina sobre lo que supone para las relaciones de España con Europa -dónde parece que no ha sentado muy bien el adelanto- la convocatoria de elecciones de Sánchez. Nunca se sabe, pero así, a bote pronto y visto lo visto y lo que queda por ver, esa Europa de Bruselas se merece a Sánchez y si se lo llevan, mejor.

Dice mi portero que ha mirado en internet cómo se dice, “con permiso” o “con perdón” en alemán y ha encontrado, entre otras muchas, una palabra, algo así como verzeihung que, aunque no sabe cómo se pronuncia, la tiene aprendida para usarla por si acaso se encuentra un parlamentario alemán debajo de la cama o cuando vaya al baño.

Con esto de Doñana, las inspecciones/ingerencias de los parlamentarios alemanes y el ataque frontal a los agricultores por parte de quienes defienden los intereses alemanes, hay que ir necesariamente, de la fresa de Huelva, a la magistral escena de Alberto Closas explicando lo de la uva de Almería en la estupenda comedia de Joaquín Calvo Sotelo “Una muchachita de Valladolid”. La uva de Almería pudriéndose en el puerto y los alemanes que no, y el diplomático español que sí, hasta que los teutones hocican y se tragan las uvas. 

Diferencias con el Gobierno de Sánchez que no solamente se “envaina” las fresas de Huelva sino que además hocica con la visita de inspección de los extranjeros y apoya, desde el mismísimo Gobierno, las pretensiones de los lobbys alemanes.

En las últimas elecciones millones de españoles han decidido -en uso de su libertad y de su derecho- votar a Sánchez o a lo que Sánchez representa. Eso de que "tenemos lo que merecemos”, siempre ha sido -aparte de un razonamiento tonto y socorrido- muy discutible. Hay merecedores y seguramente también hay no merecedores. Si hay votantes que piensan que merecen a Sánchez, son muchos más, a la vista de los resultados, los que ya no quieren merecerlo más.

Pero preferencias y merecimientos aparte, siempre hay, aunque sea en las afueras, quienes merecen a Sánchez.

Se habla y se opina sobre lo que supone para las relaciones de España con Europa -dónde parece que no ha sentado muy bien el adelanto- la convocatoria de elecciones de Sánchez. Nunca se sabe, pero así, a bote pronto y visto lo visto y lo que queda por ver, esa Europa de Bruselas se merece a Sánchez y si se lo llevan, mejor.

La Europa de los funcionarios instalados, y bien instalados, en Bruselas; la Europa que desde los despachos, opina y legisla sobre pesca, olivares, barbechos, producción de leche, coches eléctricos o carburantes; la Europa que sin haber pisado un aula en su vida decreta sobre planes de estudio y niveles académicos; la Europa que sin haber manejado jamás una empresa dogmatiza sobre dividendos, relaciones laborales, empleo o paro… Los “vonderleyen” de turno -algunos deshechos de tienta política en sus respectivos países- que se camuflan en comisarías e incluso en “altas representaciones” de nombres risibles como “acción por el clima”, “cohesión y reformas”, “relaciones interinstitucionales y previsión”… y  Sinkevicius, que es el lituano experto en Doñana… todos esos sí se merecen a Sánchez.

Como reza el epigrama atribuido a don Manuel del Palacio:

 

Igualdad, oigo gritar al jorobado Torroba/ Y se me ocurre pensar/¿Quiere verse sin joroba?/¿O nos quiere jorobar?

La carcajada: De lo más divertido, ver a Iceta, rompiéndose las manos aplaudiendo, en una barrera del 9 en Las Ventas, en la Corrida de la Prensa.

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