Por la boca… Presidir Europa: “involucionando” y en moto

Podría ocurrir que involucionismo sea no cumplir la Constitución; que involucionismo sea aherrojar al Tribunal Constitucional; que involucionismo sea pactar con comunistas y proetarras; que involucionismo sea apoyarse en los votos de los independentistas; que involucionismo sea rebajar las penas y poner en libertad a los violadores; que involucionismo sea cercenar la libertad de los padres en relación a la educación de sus hijos; que involucionismo sea colonizar la Fiscalía General del Estado…

Una equivocación colectiva: no es que a España le haya llegado el turno para presidir Europa. No. Es que los países de la Comunidad han decidido por unanimidad que Sánchez los presida durante los próximos seis meses.

El prestigio de Sánchez en Europa es inmenso. No en vano es el que mejor ha gestionado la pandemia; el que mejor lleva las relaciones con Marruecos, frontera sur con Europa; el que mejor cumple la normativa europea, singularmente en lo que se refiere a la independencia del Poder Judicial; el que ha logrado el país con el menor paro juvenil, con el menor déficit público, la mayor renta per cápita, la inflación más controlada y los precios más bajos en los productos básicos; el que más y mejor protege y estimula la iniciativa privada para crear empresas; el gobernante que gana elección tras elección… Y así, hasta el infinito.

Esto es lo que dice su entorno y lo que dirá Sánchez en cuanto acaben de maquillarle y se ponga delante de una cámara de televisión. Además, nos contará lo de la moto y lo del involucionismo y que hay dirigentes europeos que le han confesado que -en vez de sentirse incómodos como sus amigos con lo de los violadores en la calle- están contrariados y sorprendidos por la involución, por el recorte obsceno de derechos que se está produciendo en España tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas, por el contraejemplo que estamos dando y, por supuesto, el sonrojo que causa en Bruselas que se quite una bandera LGTBI. 

Claro que también podría ocurrir que involucionismo sea no cumplir la Constitución; que involucionismo sea aherrojar al Tribunal Constitucional; que involucionismo sea pactar con comunistas y proetarras; que involucionismo sea apoyarse en los votos de los independentistas; que involucionismo sea rebajar las penas y poner en libertad a los violadores; que involucionismo sea cercenar la libertad de los padres en relación a la educación de sus hijos; que involucionismo sea colonizar la Fiscalía General del Estado…

Pero resulta que hay involucionistas obscenos que dicen que la realidad es otra, con involucionismo y sin involucionismo, y que la gestión de Sánchez en La Moncloa sorprende y hasta sonroja por desastrosa, en cualquier despacho de Bruselas y que la presidencia de Europa es pura y simplemente un turno rotatorio y que quién preside durante un periodo determinado de tiempo, apenas tiene capacidad de decisión fuera de lo que ya ha decidido o decidirá Bruselas; que se trata de una especie de delegación subordinada y poco más que protocolaria para organizar unas reuniones puramente formales con ministros y comisarios y que el país que preside, es poco más que el anfitrión que organiza las comidas y los hoteles. 

La demostración más palpable de lo poco que pinta Sánchez en Europa es que todavía no ha podido nombrar para fungir un cargo bien remunerado en Bruselas, ni a Belarra, ni a Garzón (el de los juguetes sexistas), ni a Montero (la de turismo en Nueva York) y ni siquiera a Marlaska.

También pudiera ser que involución sea la villanía de denigrar a España y a los españoles en el extranjero.

A nadie sorprenden las villanías de ciertos individuos, pero no por esperadas dejan de ser villanías.

 

La carcajada: Dice Tezanos sobre el desastre electoral de Sánchez el 28 de mayo y el fracaso de las encuestas del CIS: “Unos resultados que nadie preveía y que se deben a las nuevas configuraciones sociológicas y actitudinales de las sociedades y la creciente volatilidad de los comportamientos electorales”.

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