Por la boca… Aunque la seda sea alemana

Tribunal de Schleswig-Holstein
Tribunal de Schleswig-Holstein

Hace algún tiempo una bióloga alemana se sacó de la manga una especie de seda hecha a base de leche agria –una seda con cierta mala leche- no apta para el consumo.

También los jueces de una región alemana se han sacado de la manga una seda en forma de respuesta a la euroorden que pedía la extradición de Puigdemont, en base a los delitos de rebelión y de malversación. Pero hete aquí que, esos jueces sederos, no han apreciado la suficiente gravedad en la violencia ejercida en eso de la posible rebelión y han echado sobre los hombros del fugado de la justicia, un manto de seda –con o sin leche agria- con el que han vestido las vergüenzas presuntamente delictivas del prófugo.

Lo que pasa es que, aunque el huido y presunto delincuente se vista de desafortunada resolución judicial, huido y presunto delincuente se queda, por muy alemana que sea y por mucha leche agria que tenga la seda.

Unos jueces de un tribunal regional que -simplemente por curiosidad- habría que averiguar si saben señalar Cataluña en un mapa, se permiten opinar sobre el nivel de la violencia que provocaron los ataques de Carlos Puigdemont a la Constitución, a las leyes españolas, al Rey a nuestra democracia y a los españoles. Dicen los jueces sederos alemanes que la violencia no fue de un nivel suficiente como para doblegar al Gobierno.

Craso error de apreciación, porque si la violencia hubiera sido suficiente como para doblegar la legalidad en España, los jueces sederos no hubieran tenido vela en este asunto, por cuanto Carlos Puigdemont estaría, como mínimo, entronizado en su despacho de la Generalidad y el golpe de estado en Cataluña habría triunfado.

Lo del nivel de violencia quizás, los jueces sederos, tendrían que haberlo medido ‘in situ’, en las calles de Cataluña, las fechas en las que Puigdemont cometía, uno tras otro, sus presuntos delitos. Pero el -también presunto- error de los jueces sederos en la medición de los niveles, es perfectamente disculpable en unos alemanes que, con la historia en la mano, es lógico que tengan la apreciación de los niveles de violencia, algo desequilibrados.

Jueces sederos aparte, la seda de la resolución e incluso la opinión de una ministra también alemana, pueden variar, poco o mucho, la situación procesal del fugado, pero no varían lo más mínimo la gravedad de sus acciones ni el mal que ha hecho y sigue haciendo a España y a esa parte de España que es Cataluña.

Y es que aunque el fugado y presunto delincuente se vista de seda…

 
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