Libertad divinizada
Algunas corrientes ateas han divinizado la libertad hasta considerarla fuente absoluta de todos los valores. Hace unos días (16/7/2005), en la Escuela de Verano Tomás Meabe, se sumó a esta opinión, ya desfasada, el Sr. Rodríguez Zapatero. Dijo, sin rubor, que "no es cierto que la verdad nos hace libres, es la libertad la que nos hace más verdaderos", contradiciendo la conocida afirmación de Cristo (San Juan, 8.32). Esta falacia choca frontalmente con la realidad de muchas de las falsas libertades que pueden practicarse.
Valgan algunos ejemplos: La libertad del violador que actúa considerando a su víctima un objeto de placer. La libertad del ladrón que usurpa bienes. La libertad del asesino que se hace juez de la vida ajena. La libertad de Robespierre, Marat y Danton que con la ayuda del Dr. Guillotin impusieron fraternalmente una presunta igualdad, asesinando a los cientos de miles que no acataban sus directrices. La libertad de las fraternidades masónicas que imponen a sus correligionarios de grados inferiores secretos no igualitarios sobre las realidades de los grados máximos. La libertad ejercida por el partido único del extinto paraíso comunista, causa del genocidio de cientos de millones de compatriotas que no estaban dispuestos a seguir una doctrina mentirosa. La relación podría ser interminable.
