Sánchez encabritado

En tiempos de Iván Redondo, se hubieran sacado un as de la manga, para distraer la atención de la subida de la luz, poniendo la mirada en cualquier otra cosa. Pero ahora medio Gobierno se lo pasa hozando con el coste de la electricidad, que si Aznar o Rajoy tienen la culpa de lo que les pasa a ellos, que si no se puede resolver inmediatamente con medidas populistas que encubren lo aficionado que es a la demagogia quien las propone, o que si hay que establecer un tramo único de tarifa porque sí, porque los españolitos están demandando soluciones urgentes, aunque la mayoría todavía no sepa bien de qué va la cosa.

Lo mejor de Ivan Redondo es que sabía aplazar, poner la atención en algo que a nadie se le hubiera ocurrido pensar que podría llegar a ser urgente. Y así desatascaba el presente, como si lo que estuviera pasando no tuviera  casi ninguna importancia, frente al presente que deberíamos tener ‘presente’, que era lo que él proponía para más adelante.

El Gobierno parece demasiado primerizo sin el gurú, con dificultad para afrontar soluciones reales a problemas actuales. La exvice hubiera sacado a pasear a Franco, pero este gobierno nuevo estaba para mirar adelante con gente más joven, que sembrara ilusión por el futuro, sin centrarse tanto en las nimiedades de cada día, ni en el pasado, que para eso están los gobiernos autonómicos.

“Las mascarillas dejan de nuevo paso a las sonrisas”, y por eso nos recomendaron quitárnoslas, para disfrutar de un verano alegre y confiado, la ‘nueva normalidad’ que nos haría más felices todavía. Y que la realidad real se ha encargado de desmentir, sin que haya producido más que un desgobierno al gobierno, con soluciones dispares y contradictorias, que provocan estupor en la ciudadanía. ¡Que tiempos los de Iván, cuando todo estaba tan claro, aunque no fuera cierto!