El Gobierno no se cree que Iceta no pactará con los secesionistas

Así ven en Moncloa a Cataluña tras el 21-D: ERC gobernará con PSC y Colau

Los constitucionalistas no logran mayoría. Junqueras apuesta ahora por un pacto de izquierdas y no por el independentismo

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Mariano Rajoy aplicó el artículo 155 en Cataluña convencido de que era la única solución posible para acabar con un desafío soberanista que había traspasado todos los límites imaginables. En ese momento, veía factible que el frente constitucionalista llegara al Govern. El escenario ha cambiado. Pero la buena noticia para el presidente es que el nuevo gobierno catalán no será independentista.


Esa es la conclusión a la que han llegado en Moncloa después de analizar las últimas encuestas demoscópicas publicadas y la información que llega al Gobierno desde Cataluña. Unos datos que arrojan un balance “agridulce” tras la aplicación del 155 pero que “dan la razón a Rajoy” en su decisión de usar, por primera vez en la historia, esta vía contemplada por la Constitución.

El independentismo no volverá a gobernar

Las fuentes consultadas por El Confidencial Digital afirman que el presidente, al aplicar el 155 y convocar elecciones el próximo 21-D, pretendía “devolver Cataluña a la legalidad”. También “evitar que la comunidad siguiera en manos de un Govern cuya única meta era la independencia y la ruptura con España”. Un objetivo que “se va a cumplir”.

Así, tanto Rajoy como sus colaboradores más próximos han llegado a la conclusión de que, una vez celebradas las próximas elecciones autonómicas, “el independentismo no volverá a gobernar Cataluña”.

Un pronóstico que se fundamenta en dos pilares fundamentales: la suma de ERC, PDeCAT y la CUP no sumarán más de 68 escaños, como en la anterior legislatura; y los dos partidos que integraron el Govern hasta el mes pasado “están enfrentados” y “han dado un paso atrás” en su proyecto rupturista.

Sobre esta segunda circunstancia, las fuentes consultadas aseguran que “Puigdemont y Junqueras buscaban la ruptura de España y los que se han roto han sido ellos”. En ese sentido, añaden que “ERC no quiere saber nada del PDeCAT y busca una alternativa de Gobierno”.

Además, concluyen, el proceso judicial contra los ex cargos del Govern hace que “ahora no apuesten por la independencia, porque puede perjudicarles en el Tribunal Supremo”.

Hacia un tripartito de izquierdas con Colau y el PSC

Esa renuncia a “consolidar la república catalana proclamada en el Parlament”, tal y como anunció Junqueras días después de aplicarse el 155 y anunciarse las elecciones del 21-D, esconde un plan del líder de ERC para conformar un gobierno de izquierdas que deje el proyecto independentista aparcado sine die.

Según la información de la que dispone el Gobierno, en Esquerra apuestan ahora por llegar a la Generalitat con el apoyo del PSC y de los Comuns de Ada Colau. Ambas formaciones podrían entrar en el Govern para formar un tripartito, aunque Junqueras tampoco se cierra a gobernar en minoría logrando pactos estables con estos partidos.

Para lograr ese objetivo, el propio Junqueras ha dado un paso atrás y ha impulsado a Marta Rovira como candidata de Esquerra, mandando a Iceta y Colau el mensaje de que el proyecto separatista ya no es prioritario y prefiere un Govern progresista.

 

Lo que esconden las palabras de Iceta

El cambio de objetivos y de discurso de ERC es, de hecho, la condición indispensable que los socialistas y los Comuns han puesto a los republicanos para abrirse a negociar una investidura tras las elecciones del 21-D.

Las fuentes del Gobierno consultadas por ECD no se acaban de creer a Iceta cuando asegura que él no pactará con “los que querían la independencia”. Aseguran que su discurso “esconde una hoja de ruta ya planificada”.

Recuerdan que el líder del PSC ha afirmado de forma tajante que “no haré presidente ni a Puigdemont ni a Junqueras”. Sin embargo, afirman desde Moncloa, “eso no quiere decir que no dé el Govern a Marta Rovira a cambio de que Esquerra abandone el proyecto secesionista”.

Esta intención de Iceta también ha llegado a Ciudadanos. De ahí que Albert Rivera lo haya calificado como “el fontanero de dos tripartitos” -en referencia a los gobiernos de Maragall y Montilla. Y muñidor de un tercero en ciernes.

No obstante, algunos cargos del Gobierno no son tan duros con el líder socialista en privado. Reconocen que la estrategia del PSC es “comprensible y hasta acertada”.

Porque, si efectivamente ERC abandona el independentismo, “él, al igual que Colau, podrá colgarse esa medalla”. Además, añaden, “a día de hoy, el único gobierno posible en Cataluña pasa por Esquerra, mal que nos pese”.

El frente constitucionalista, sin opciones

Esta dura conclusión tiene que ver con la pérdida de opciones de gobierno por parte del bloque constitucionalista, integrado por Ciudadanos, PSC y PP.

En los días previos a la aplicación del 155, Génova manejaba encuestas que apuntaban a que la suma de los tres partidos lograría mayoría de escaños en el Parlament, abriendo la puerta a un Govern no nacionalista ni independentista. No obstante, el escenario y las estimaciones de entonces han cambiado.

Las fuentes consultadas afirman que los tres partidos defensores de la Constitución “subimos”, pero “el aumento de votos no se va a traducir en un incremento suficiente de escaños para lograr la mayoría absoluta”. Una circunstancia que “hace inevitable” la llegada de Esquerra al Govern de la Generalitat.

El PDeCAT caerá y buscará una refundación

En las encuestas que manejaba Génova antes de la aplicación del 155, se apuntaba a una fuerte caída del PDeCAT que ya entonces descartaba la reedición de una mayoría independentista con los antiguos convergentes, Esquerra y la CUP. Esta posibilidad, afirman las fuentes consultadas, “sí se está confirmando y Artur Mas y los suyos lo saben”.

Por eso desde el Gobierno dan por hecho que los actuales dirigentes del PDeCAT “evitarán ir en la lista” del 21-D “para no quemarse”, dejando todo el protagonismo a Carles Puigdemont y a representantes de movimientos y plataformas pro-catalanistas. El hecho de que los ex convergentes “se escondan” en la marca electoral de Junts per Catalunya “así lo hace indicar”.

Esa estrategia, afirman en Moncloa, tiene como objetivo “impulsar una refundación del partido” tras la anunciada debacle electoral. De esa forma, los Artur Mas, Santi Vila y Marta Pascal “protagonizarán la vuelta al nacionalismo clásico” del PDeCAT una vez confirmada la caída definitiva de Puigdemont.

Hasta la CUP abandona el independentismo

Si la ruptura entre Puigdemont y Junqueras y las más previsible del PDeCAT el 21-D van a ser claves para que no se reedite una mayoría independentista, los cambios en la lista de la CUP, obligados por los propios estatutos del partido, también han sido determinantes en el frenazo al procés.

Las salidas de todos los miembros del antiguo grupo parlamentario, a excepción de Carles Riera –que al haber logrado el escaño a mitad de legislatura, puede repetir- y la incorporación de Maria Sirvent, Vidal Aragonès, Maria Ballester, Jordi Salvia y Bel Olid han dado un nuevo giro al partido.

Ahora, según la opinión de las fuentes gubernamentales consultadas, la CUP se aproxima más a una formación de la “vieja izquierda” que a una independentista.

 

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