La mediación de la Iglesia en Cuba con el régimen castrista ha sido posible gracias a Moratinos y su buena relación con el cardenal Bertone

El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, quiere ser especialmente prudente y discreto, pues el proceso todavía es incierto. Pero su impulso ha sido y está siendo fundamental para acercar posiciones entre la Iglesia Católica y el régimen castrista, a fin de que la dictadura cubana libere presos políticos.

Según fuentes del entorno del ministro consultadas por El Confidencial Digital, el propósito político de Moratinos es implicar a Cuba en la liberación de presos. Su análisis estratégico parte de la base de la necesidad del régimen cubano de presentar al mundo una cara más amable, tras los escándalos habidos por la muerte de Orlando Zapata por huelga de hambre.

Las mismas fuentes indican que Moratinos no ha dejado de trabajar informalmente en este sentido con sus homólogos de los países miembros de la UE, en el marco de la presidencia española, de modo muy especial en la reunión ministerial habida en Córdoba, capital de la circunscripción por la que el jefe de la diplomacia española es diputado. El ministro ha sido consciente en todo momento del desgaste personal que acarreaba su postura de modificar la manera de afrontar las relaciones con Cuba.

La mediación de la Iglesia se explica por diversos factores. En primer lugar, Moratinos, el único ministro que se declara católico practicante, mantiene una muy buena relación personal con el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado y ‘número dos’ del Vaticano. Moratinos, además, ha tenido por tradición en muy alta estima la labor de mediación y la sabiduría acumulada por la diplomacia eclesial y, por ejemplo, ha recurrido en diversas ocasiones a la asesoría de la católica Comunidad de San Egidio, no sólo durante su etapa como ministro, sino también antes.

Bajo el pontificado de Benedicto XVI, la Santa Sede quiere continuar con el positivo influjo de la Iglesia en la mejora de las libertades en Cuba tras la histórica visita de Juan Pablo II a la isla en 1998. Téngase en cuenta que buena parte de la disidencia cubana, tanto de dentro como de fuera del país, son laicos católicos comprometidos.

¿Qué gana el castrismo? En primer lugar, la mediación de la Iglesia, con la vigilancia activa y silenciosa de España, sirve para legitimar, tanto dentro como fuera del país, cualquier proceso de reformas: el castrismo sólo se fía de la mediación de España –auténtica valedora suya en el ámbito internacional- y del prestigio de la Iglesia. Al tiempo, como se ha apuntado, el régimen blanquea su imagen internacional. En este sentido, las fuentes diplomáticas consultadas por El Confidencial Digital no dejan de mencionar la posible visita del Papa a Cuba en 2012, en coincidencia con el cuarto centenario del hallazgo de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

El impulso de Moratinos al diálogo Cuba-Vaticano se ha verificado en sus encuentros con Bertone –el último de ellos en Roma, este mismo mes- y con la visita del ‘número dos’ del cardenal italiano en la Secretaría de Estado, el sacerdote y diplomático Dominique Mamberti, a Cuba. Asimismo, Moratinos se ha reunido este mismo mes con Bruno Rodríguez, el canciller cubano, en la ciudad de París.

Según las fuentes consultadas por este diario, Moratinos lamenta en privado la posición del Partido Popular, partido en el que miembros tan destacados como Jorge Moragas han mostrado repetidamente su compromiso con laicos de la disidencia como Oswaldo Payá o Dagoberto Valdés.

 

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