Once inspectores nucleares se formarán en la central de Almaraz antes de que cierre

Los nuevos funcionarios del Consejo de Seguridad Nuclear realizarán el curso en las instalaciones de Extremadura, que el Gobierno desmantelará en 2027

Central Nuclear de Almaraz. CSN
Central Nuclear de Almaraz. CSN
La central nuclear de Almaraz servirá de aula para once futuros inspectores del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
  1. El último curso en una planta en retirada
  2. Formación para una misión crítica
  3. El ocaso de una era
  4. Última lección en Almaraz

Antes de que la planta comience su cuenta atrás definitiva hacia el cierre, los nuevos funcionarios en prácticas participarán en un curso de tecnología y seguridad nuclear que incluirá una sesión práctica en las instalaciones extremeñas.

El servicio forma parte del Plan de Formación 2025 del CSN, en concreto del Módulo 7 del programa de prácticas, destinado a la capacitación técnica inicial de los funcionarios recién incorporados.

El último curso en una planta en retirada

El curso, que se impartirá durante diez días —nueve en la sede de la empresa española de ingeniería y servicios tecnológicos Tecnatom en San Sebastián de los Reyes (Madrid) uno en la central de Almaraz (Cáceres)—, ofrecerá a los participantes la oportunidad de operar el simulador de alcance total que reproduce con exactitud el funcionamiento de los reactores españoles.

Será, probablemente, la última promoción de inspectores que reciba formación práctica en una central aún en activo antes de su clausura.

La elección de Almaraz no es casual. La planta afronta el inicio de su desmantelamiento programado: a finales de octubre de 2025, las empresas propietarias entregarán al CSN la documentación que certifica el cese definitivo de la unidad I, previsto para el 1 de noviembre de 2027, mientras que la unidad II seguirá operando hasta octubre de 2028. Ese trámite marca el punto de no retorno hacia el apagado nuclear en España.

En esta fase intermedia, la central mantendrá personal técnico y operaciones de vigilancia, bajo la supervisión del CSN, mientras se traslada el combustible gastado a los almacenes temporales y se preparan las condiciones para que Enresa, la empresa pública responsable del desmantelamiento, asuma la gestión en un plazo máximo de tres años tras el cierre.

Formación para una misión crítica

El curso busca preparar a los nuevos técnicos del CSN para supervisar la seguridad de las centrales nucleares y de las instalaciones radiactivas de todo el país.

Su labor será esencial durante los próximos años, cuando España entre de lleno en la fase de cierre progresivo del parque nuclear, que se completará en 2035 con la desconexión de la última central, Trillo.

Estos inspectores se convertirán en los ojos del Estado en materia de seguridad radiológica, control operativo, gestión de residuos y respuesta ante emergencias nucleares. Desde los despachos del CSN hasta el terreno, su trabajo garantizará que el apagado de cada reactor se realice sin comprometer la protección de los trabajadores ni del medio ambiente.

El ocaso de una era

El contexto en el que se desarrollará esta formación está marcado por el declive programado de la energía nuclear en España. Almaraz será la primera central en iniciar el proceso de desmantelamiento, seguida de Ascó, Cofrentes y Vandellós. En apenas una década, el país apagará los siete reactores que aún producen cerca del 20% de la electricidad nacional con solo el 5% de la potencia instalada.

Las eléctricas propietarias —Iberdrola, Endesa y Naturgy— han asumido el cierre como inevitable, tras años de disputas sobre la fiscalidad del sector y la falta de interlocución con el Gobierno. Las tasas sobre la producción nuclear han aumentado un 56% desde 2019, un coste que las compañías califican de “asfixiante”.

Mientras tanto, el mundo vive un renacimiento nuclear. Decenas de países impulsan la construcción de nuevos reactores, exploran tecnologías modulares o invierten miles de millones en el desarrollo de la fusión. En contraste, España avanza en sentido inverso, desmantelando su parque cuando aún mantiene los mejores índices de fiabilidad del sistema eléctrico.

Última lección en Almaraz

El curso en Almaraz simboliza, así, el fin de una etapa. Los once funcionarios en formación del CSN aprenderán a vigilar, evaluar y garantizar la seguridad de un sistema que está a punto de desaparecer. Lo harán, paradójicamente, dentro de una central que pronto dejará de existir.

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