El movimiento del ejército de España que muchos desconocen y que permite incrementar ingresos sin dejar tu empleo

Según COPE, las opciones para colaborar con las Fuerzas Armadas están evolucionando en Europa ante el aumento de las necesidades estratégicas. Mientras algunos países impulsan fórmulas intensivas, en España existe una vía compatible con cualquier profesión y regulada por el Ministerio de Defensa. Para conocerla, el propio departamento mantiene información oficial en su portal institucional: Ministerio de Defensa.

El mecanismo ha pasado desapercibido para la mayoría de trabajadores, a pesar de que ofrece una participación limitada en el ámbito militar y una remuneración establecida por normativa. Su funcionamiento, requisitos y el alcance económico que puede proporcionar han generado un interés creciente entre quienes buscan diversificar ingresos sin alterar su ocupación principal.

El programa del Ejército que permite obtener ingresos sin renunciar al trabajo
El programa del Ejército que permite obtener ingresos sin renunciar al trabajo

El debate sobre la incorporación ciudadana a estructuras de defensa se ha intensificado en varios países europeos a medida que aumentan las exigencias de personal y recursos. Bélgica es uno de los Estados que más titulares ha generado tras anunciar el envío de miles de cartas informativas a jóvenes sobre su nuevo servicio militar voluntario. Sin embargo, la atención también se ha desplazado hacia España, donde existe un sistema propio que permite colaborar con las Fuerzas Armadas de forma acotada, regulada y compatible con cualquier empleo civil. Esta fórmula se conoce como reservista voluntario.

A diferencia de los modelos que exigen dedicación continua, la modalidad española surge como un vínculo temporal que no interfiere con el desarrollo profesional del ciudadano. La regulación contempla convocatorias anuales, periodos cortos de formación y un marco retributivo que depende del empleo al que se aspire. Estos elementos han convertido la figura en un recurso útil tanto para reforzar determinadas capacidades militares como para quienes buscan una vía adicional de participación pública.

El impulso europeo a la colaboración ciudadana en defensa

El interés por nuevas formas de servicio militar no es exclusivo de España. Bélgica, por ejemplo, ha puesto en marcha un programa de un año de duración dirigido a jóvenes entre 18 y 25 años, que comenzará oficialmente en 2026. Las autoridades del país han destacado que la incorporación de personal es necesaria para manejar el incremento de equipamiento y para cumplir con los compromisos de inversión defensiva adquiridos a nivel internacional.

El anuncio belga llegó acompañado de un amplio debate social. Diversas organizaciones juveniles mostraron preocupación por el impacto que este tipo de iniciativas pueda tener en colectivos especialmente expuestos a la precariedad laboral. La discusión se ha centrado en la conveniencia de vincular ingresos económicos a un servicio con componentes militares, así como en el riesgo de generar una aceptación social automática de la doctrina castrense entre los más jóvenes.

Aun así, el movimiento ha reactivado el interés por los programas de colaboración militar en otros países. En el caso español, aunque no existe un planteamiento oficial para recuperar el servicio obligatorio, sí está vigente un sistema alternativo que canaliza la participación ciudadana sin necesidad de una dedicación a tiempo completo.

Formación, disponibilidad y compatibilidad laboral

Entre los elementos que definen a esta figura destaca la fase de formación inicial. La duración habitual es de dos semanas, en las que los aspirantes reciben instrucción adaptada al puesto y al empleo solicitado. La normativa garantiza que esta formación sea compatible con la vida laboral a través de permisos específicos contemplados para estos casos y coordinados con el empleador.

Una vez superada esta primera etapa, los reservistas entran en un régimen de activaciones puntuales. Es el Ministerio de Defensa quien determina la duración de cada periodo de servicio, así como las funciones concretas. Esta flexibilidad es uno de los motivos por los que el sistema ha encontrado mayor aceptación entre profesionales de sectores técnicos, sanitarios, de ingeniería o telecomunicaciones, donde la aportación civil puede resultar especialmente valiosa.

Retribuciones reguladas y calculadas por empleo

El componente económico es uno de los aspectos que más interés despierta entre quienes valoran la posibilidad de incorporarse al programa. Durante la formación inicial, las cantidades asignadas se calculan a partir del Salario Mínimo Interprofesional. Este cálculo establece cifras diferenciadas según la categoría: los aspirantes a oficial pueden recibir en torno a 3.550 euros, los de suboficial alrededor de 3.000 euros y los de tropa y marinería unos 2.370 euros.

Una vez concluida esta fase, las retribuciones se equiparan a las de los militares profesionales del mismo empleo. Esto significa que la participación en periodos de activación puede generar ingresos adicionales relevantes, especialmente para quienes ejercen como reservistas de forma estable. Aunque el volumen exacto depende de la frecuencia con la que se active cada persona, el marco legal permite que el acumulado mensual supere ampliamente los niveles iniciales según las necesidades del Ministerio.

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