De estrellas Michelin al menú de barrio: el ritual diario que mantiene a un chef en tierra firme
Este gesto cotidiano contrasta con la alta cocina y revela una filosofía: conservar el vínculo con la comunidad, con la historia familiar y con la normalidad, incluso cuando se está en la cima del reconocimiento gastronómico.
En Girona, a escasos metros del restaurante El Celler de Can Roca, hay un bar modesto que guarda una historia íntima y poderosa. Allí, el chef Joan Roca, junto a sus hermanos Jordi y Josep, mantiene un ritual cotidiano: comer como lo hacían en su infancia, en el bar fundado por sus padres.
Un vínculo que no se rompe
Bar Can Roca es el epicentro de esta rutina. A pesar del prestigio internacional de su restaurante —elegido el mejor del mundo en varias ocasiones—, los hermanos siguen fieles al lugar donde aprendieron el valor de la cocina sencilla y del trato cercano. Así lo relataron en una reciente entrevista.
Joan Roca explica que esta comida diaria les ayuda a mantener los pies en el suelo. Es una forma de no olvidar de dónde vienen: “Nos hace vestirnos de normalidad y vivir todo con más serenidad”.
Menú de siempre, esencia intacta
En Bar Can Roca se sirve un menú casero por 18 € (16 € para llevar). Incluye primer plato, segundo, postre, pan, vino y agua. Algunos días ofrecen macarrones, otros lentejas, sopa o ensaladas. Entre los segundos: pollo al horno, bacalao o fricandó. Postres como flan, yogur o fruta completan la propuesta.
El ambiente, el trato y los sabores remiten a otra época. La madre de los Roca, Montserrat Fontané, sigue participando en la cocina, lo que refuerza aún más el carácter familiar del lugar.
100 metros de humildad
El contraste entre ambos espacios —el bar y el restaurante galardonado— es parte del mensaje. Los trabajadores del Celler cruzan a diario esos 100 metros y, durante una hora, desconectan del ritmo frenético del servicio para compartir mesa con sus jefes.
Este gesto, más allá de lo simbólico, refleja una filosofía empresarial centrada en la cercanía, el respeto y la tradición. Para Joan Roca, la cocina no solo está en los ingredientes o en la técnica, sino también en el contexto humano.
Una elección con significado
Frente al lujo de la alta gastronomía, el menú diario en Bar Can Roca representa un ancla. Joan y sus hermanos podrían comer en cualquier restaurante del mundo, pero eligen volver cada día a sus raíces. Esa constancia es también una lección de coherencia y de liderazgo.
Mientras otros chefs buscan innovar sin mirar atrás, Roca ha encontrado en la repetición diaria de un acto sencillo la forma más auténtica de mantener viva su esencia culinaria.
Tradición que inspira
Esta historia, sencilla en apariencia, es un ejemplo de cómo la humildad y la memoria pueden convivir con la excelencia. El menú del día, lejos de ser una simple comida, se convierte en una declaración de principios que ha hecho de Joan Roca no solo un gran chef, sino también un referente humano en el mundo gastronómico.

