Ordenan incautar un retrato perdido de Klimt: estuvo oculto durante décadas
Un retrato pintado por Gustav Klimt ha desencadenado una batalla legal entre Austria y Hungría tras ser presentado en una feria internacional de arte. La obra, valorada en millones, permaneció desaparecida durante décadas antes de reaparecer de forma inesperada.
Ahora, la fiscalía ha ordenado su incautación. Las autoridades sostienen que su salida del país pudo haber eludido controles clave sobre exportaciones de patrimonio artístico.
La pieza que resurgió tras años de silencio
Según informó el periódico ABC, en 2021 una pareja acudió a la galería vienesa W&K-Wienerroither & Kohlbacher con un cuadro de apariencia descuidada. El especialista Alfred Weidinger identificó de inmediato la obra como un retrato perdido de Gustav Klimt, concretamente del príncipe africano Nii Nortey Dowuona, figura prominente del pueblo ga de Ghana.
El hallazgo sorprendió al mundo del arte por su valor histórico y su ejecución pictórica, anticipando los elementos decorativos que marcarían la etapa dorada del artista. La pintura fue una de las protagonistas en la última edición de la feria Tefaf en Maastricht, donde se ofrecía por 15 millones de euros.
Una conexión con los 'zoos humanos'
El retrato tiene una carga histórica significativa. En 1897, Klimt y su colega Franz Matsch se interesaron por los llamados “Völkerschauen”, exhibiciones de personas africanas en Viena. Fue allí donde conocieron al príncipe Dowuona, a quien ambos retrataron. Mientras Matsch optó por una imagen frontal, Klimt lo representó de perfil, captando su dignidad con un enfoque innovador.
La pintura permaneció en Austria hasta que fue subastada en 1923. Posteriormente, formó parte de una exposición en la Secesión vienesa. Sus últimos propietarios conocidos fueron Ernestine y Felix Klein, una familia judía que huyó de los nazis en 1938. El cuadro desapareció tras su éxodo.
Restauración, feria y polémica
Tras intensas negociaciones y un proceso de restitución con los herederos de los Klein, la obra fue restaurada y aprobada para exportación por la Oficina Federal de Monumentos de Austria. Estaba previsto que se presentara en Tefaf 2024, pero problemas legales lo impidieron ese año. Finalmente, llegó a la feria en 2025, generando gran expectación.
Sin embargo, la fiscalía de Viena ha ordenado su incautación a petición de las autoridades húngaras, quienes alegan que la exportación de la obra se realizó de forma irregular. La emisora pública ORF informó que Hungría sostiene que el cuadro fue enviado al extranjero sin declarar su verdadero valor ni su autoría.
Documentación bajo sospecha
El retrato estuvo en Hungría durante medio siglo tras ser llevado allí por la familia Klein. Aunque nunca se transfirió legalmente su propiedad, permaneció en el país hasta su reciente salida. El diario Der Standard reveló que el Ministerio de Transporte húngaro autorizó su exportación al considerar que no tenía un valor especial, a pesar de su antigüedad y procedencia.
Una experta del laboratorio de Budapest, Zsófia Végvári, confirmó que el sello de sucesión de Klimt está presente, aunque poco visible, y que su nombre puede verse bajo luz infrarroja en el bastidor. Esta prueba podría cambiar el curso legal del caso.
Posiciones enfrentadas entre países
El medio húngaro HVG reportó que las autoridades de su país niegan haber emitido una licencia de exportación. No obstante, Der Standard accedió a un permiso oficial fechado el 21 de julio de 2023, supuestamente firmado por la Oficina Federal de Monumentos de Austria. Este documento fue proporcionado también por la galería que presentó la obra en Tefaf.
Un portavoz de W&K-Wienerroither & Kohlbacher asegura que el cuadro fue inspeccionado por autoridades húngaras en 2023 y considerado apto para exportación. Además, Artnet News señala que existe un documento escaneado que exime la necesidad de licencia.
El futuro de la obra, en manos de la justicia
Ahora será Hungría quien deba demostrar que el cuadro fue sacado ilegalmente del país. De confirmarse esta sospecha, la legislación patrimonial exigiría su devolución y prohibiría su salida del territorio húngaro. Este episodio añade un nuevo giro a una historia marcada por el exilio, la pérdida y la reaparición de una joya artística.
La incautación del retrato del príncipe africano pintado por Klimt no solo reabre debates sobre el arte saqueado y las restituciones, sino que evidencia las frágiles fronteras legales del comercio internacional de patrimonio cultural.
