Errata en la tumba de José Antonio Primo de Rivera
Vea imágenes de la lápida en el cementerio de San Isidro don de se ha grabado de forma incorrecta el segundo apellido del fundador de la Falange
- Flores sobre la lápida
- Ya se ha grabado el nombre en la lápida
- Los hermanos sí tienen bien los apellidos
Después de 64 años reposando bajo una losa delante del altar mayor de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera se encuentran enterrados desde hace unas semanas en el Cementerio Sacramental de San Isidro, en Madrid.
La familia Primo de Rivera eligió reinhumarlos en una tumba que ya acoge a varios hermanos del fundador de la Falange y a otros familiares, una vez que el Gobierno de Pedro Sánchez había aprobado la Ley de Memoria Democrática para que el féretro de José Antonio Primo de Rivera, fusilado por los republicanos en los primeros meses de la Guerra Civil, dejara de estar en un lugar preeminente del Valle de los Caídos.
Flores sobre la lápida
Después del día del traslado de los restos, cuando el cementerio estuvo blindado por la Policía Nacional, simpatizantes de Primo de Rivera fueron pasando a dejar algunas flores en la nueva tumba.
Pero la gran avalancha llegó con una concentración de más de un centenar de falangistas, que días después acudieron con sus camisas azules para rendir homenaje al fundador y principal ideólogo de su movimiento.
En ese acto, decenas de ramos de rosas rojas cubrieron la lápida, que había sido limpiada a conciencia por militantes falangistas.
Ya se ha grabado el nombre en la lápida
En días posteriores, el montón de flores fue progresivamente disminuyendo. Quienes han pasado en los últimos días por el cementerio cuentan que esas ofrendas fueron retiradas y así se pudo grabar en la lápida el nombre del fallecido que ahora también ocupa esa tumba: José Antonio Primo de Rivera.
Sin embargo, tal y como se ve en las fotos, no se ha grabado por completo el nombre y la fecha de la muerte del líder de Falange Española de las JONS.
El autor de la inscripción grabó en una primera fila “JOSE ANTONIO”, y debajo “PRIMO DE RIVERA SAENZ”. En un primer momento no grabó la fecha del fusilamiento, que siguiendo el formato de las otras inscripciones de la lápida, sería “20 NOVIEMBRE 1936”.
A quienes han visto la inscripción les ha llamado la atención el error en el apellido. El nombre y apellidos del fundador de la Falange eran José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia.
Sin embargo, la inscripción olvida el “y”, y no incluía la última parte del segundo apellido, “de Heredia”.
ACTUALIZACIÓN
ECD ha tenido acceso a nuevas imágenes que muestran avances en la inscripción de la lápida.
Finalmente se ha incluido la última parte del apellido, “de Heredia”, en una tercera fila. Además, ha añadido la fecha de la muerte: “20 NOVIEMBRE 1936”.
Pero sigue leyéndose “José Antonio Primo de Rivera Saenz de Heredia", sin el “y” que separa los apellidos paterno y materno, ambos compuestos.
Los hermanos sí tienen bien los apellidos
El error es especialmente llamativo, por cuanto la nueva inscripción se grabó justo debajo del nombre de varios hermanos de José Antonio Primo de Rivera: Carmen Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, fallecida en 1956, y Miguel Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, muerto en 1964.
Al lado de esta tumba hay otra en la que es muy visible el nombre de otra hermana del fundador de la Falange: Pilar Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, fallecida en 1991.
Otro hermano, Fernando (también fusilado por los republicanos al inicio de la Guerra Civil), está enterrado en el mismo cementerio pero en otra tumba, y de nuevo, aparece con su nombre y apellidos completos: Fernando Primo de Rivera y Sáenz de Heredia.
En la lápida bajo la que fue inhumado José Antonio Primo de Rivera no hay hueco para intercalar el “y” entre los dos apellidos compuestos.
Este error en el nombre no ha pasado desapercibido a algunos falangistas, lo que ha reforzado su indignación contra los familiares (sobrinos nietos) del fundador de la Falange, que son quienes -a diferencia de los Franco- no quisieron pelear en los tribunales y aceptaron la exhumación decidida por el Gobierno de España.
