Los ‘sorayos’ salen reforzados

El nombramiento de Méndez de Vigo, la tercera mala noticia de Rajoy a García-Margallo

En una semana, el titular de Exteriores ha perdido a González Pons, su hombre en la ejecutiva, Fabra sigue de líder en Valencia y ahora se encontrará con un rival más en el Consejo de Ministros

José Manuel García-Margallo e Íñigo Méndez de Vigo.
José Manuel García-Margallo e Íñigo Méndez de Vigo.

José Manuel García-Margallo no ha pasado precisamente su mejor semana política como ministro de Asuntos Exteriores. Y no por problemas dentro de su departamento ni por una crisis diplomática, sino por tres decisiones sucesivas de Mariano Rajoy que le han restado poder dentro del Gobierno e influencia en el Partido Popular. El nombramiento de Méndez de Vigo en Educación ha sido la puntilla.

Según relatan a El Confidencial Digital dirigentes nacionales del PP, las malas noticias para García-Margallo empezaron el jueves de la semana pasada, cuando el presidente del Gobierno anunció la remodelación de la ejecutiva del partido.

Después, otra decisión de Rajoy ha hecho que el ministro vea truncados sus planes en la Comunidad Valenciana. Y, para rematar siete días no demasiado buenos, “ahora tendrá un nuevo rival en el Consejo de Ministros”.

Ya no tiene a Pons en la cúpula

José Manuel García-Margallo, explican personas de su entorno, no encajó demasiado bien la decisión de Mariano Rajoy de prescindir de Esteban González Pons como vicesecretario de Estudios y Programas del PP.

El actual portavoz de los populares españoles en el Parlamento Europeo era, según las fuentes consultadas, “los ojos y los oídos” del ministro en la sede nacional del partido y en la ejecutiva. “Él estaba informado de todo lo que pasaba allí gracias a Esteban. Ahora, ha perdido esa conexión con Génova 13”.

Pese a perder la vicesecretaría del PP, Pons continuará asistiendo a las reuniones del comité nacional en calidad de portavoz parlamentario europeo, por lo que, “al menos, podrá reportar a Margallo a posteriori”.

Fabra se queda en la Comunidad Valenciana

En paralelo a la reestructuración de la ejecutiva nacional del PP, Rajoy confirmó a los dirigentes del partido que ningún líder regional del partido abandonará el cargo antes del congreso nacional de los populares, que se celebrará en el primer semestre de 2016.

Ese anuncio tampoco gustó a Margallo, que ya maniobraba, junto a Pons, para liderar unos cambios profundos en el PP de la Comunidad Valenciana. Unos ajustes que pasaban, obviamente, por la marcha de Alberto Fabra.

Las fuentes consultadas por ECD explican que tanto Margallo como Pons presionaron al actual líder del PP en la región para que se abstuviera en el debate de investidura de Ximo Puig. El propio Fabra anunció que así lo haría su grupo parlamentario, lo que provocó una pequeña rebelión interna, con lo que al final, en lugar de abstenerse, votaron en contra de la investidura.

Esa maniobra del ministro de Exteriores y del portavoz del PP en el Parlamento Europeo buscaba, según algunos dirigentes populares, “debilitar más a Fabra para así adelantar su renuncia”. Sin embargo, y a pesar de que la figura del ex presidente de la Generalitat está más que desgastada, la decisión de Rajoy de mantener a los actuales líderes regionales han dejado a Margallo sin opciones al menos hasta el congreso regional del partido, que se celebrará a mediados del año próximo.

 

Méndez de Vigo, un rival que se convierte en ministro

La tercera mala noticia para Margallo llegó justo siete días después de la primera. El jueves de esta semana, Mariano Rajoy procedió desde Bruselas al nombramiento de Íñigo Méndez de Vigo como ministro de Educación en sustitución de José Ignacio Wert.

Tal y como se publicó en estas páginas, con esa decisión Rajoy ponía fin a las tensiones internas existentes en el ministerio de Asuntos Exteriores, donde Margallo se quejaba de que el secretario de Estado para la Unión Europea le “estaba quitando espacio”. Sin embargo, la rivalidad entre ambos dirigentes se traslada ahora al Consejo de Ministros, donde se encontrarán, y los dos con el mismo rango.

La incorporación de Méndez de Vigo como ministro supone también un refuerzo para los sorayos, el grupo de altos cargos del Ejecutivo -entre secretarios de Estado y subsecretarios- favorables a la vicepresidenta frente a los ministros -con Margallo como cabeza- que componen el G-8, enfrentados a Sáenz de Santamaría.

El nuevo titular de Educación, sin embargo, no pretende buscar conflictos con ningún miembro del Gobierno ni del PP. Según explican personas de su entorno, Rajoy le ha pedido que contribuya a la interlocución del Gobierno con el partido, aprovechando su amistad con algunos de los cargos intermedios de Génova 13.

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