El enfrentamiento en la izquierda ya pasa factura en las encuestas: cae Sumar, sube el PSOE

Los trackings detectan un avance de los socialistas, que recortan distancia con el PP a costa del desgaste de Díaz y Podemos por los enfrentamientos durante las negociaciones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante un pleno extraordinario en el Congreso de los Diputados, a 13 de julio de 2022, en Madrid.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante un pleno extraordinario en el Congreso de los Diputados, a 13 de julio de 2022, en Madrid.
  1. Subida del PSOE y acercamiento el PP
  2. Enfrentamientos a la izquierda del PSOE
  3. La división interna rompe el objetivo de movilizar a la izquierda
  4. "Yo soy la izquierda": el PSOE como voto útil
  5. El PP parte con ventaja
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y el portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y el portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví.

La división de la izquierda ya está haciendo mella en los electores. Era un temor que las formaciones a la izquierda del Partido Socialista temían y buscaban evitar, pero no ha sido posible, después de los duros días de negociaciones y ataques entre dirigentes de unos y otros partidos. Sumar pierde votos.

Los tracking realizados por importantes empresas demoscópicas ya detectan un desgaste de estos partidos, que se traduce en un avance de los socialistas. La estrategia del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de erigirse como el "voto útil de la izquierda" frente a Partido Popular y Vox, parece estar dando sus frutos, solo dos semanas después de la debacle del 28-M.

Subida del PSOE y acercamiento el PP

Las encuestas realizadas después de las elecciones autonómicas y municipales de finales de mayo muestran un cambio de tendencia. El PSOE se está recuperando, y lo hace a costa de sus socios.

Los resultados de los comicios regionales y locales, fueron muy malos para el conjunto de la izquierda. Aunque los principales damnificados resultaron los socialistas —perdieron seis gobiernos autonómicos, además de y capitales como Sevilla, Valencia y Valladolid—, la clave del derrumbe estuvo en el hundimiento de los partidos a su izquierda, que sustentaban casi todo el poder institucional.

El apoyo al PSOE cayó apenas un 1% respecto a las autonómicas de 2019, y el PP absorbió todo lo que entonces fue de Ciudadanos.

En Génova esperaban que el 28-M se tradujese en un "impacto de imagen positivo" que se tradujera en una subida de seis escaños en su intención de voto, pero fue más que eso. Sus datos reflejan un aumento, y todo parece encaminado a que el líder popular, Alberto Núñez Feijóo, camine hacia La Moncloa -posiblemente, de la mano de Vox-.

Pero en las empresas demoscópicas rebajan la euforia popular. "Hay que ser prudentes. El PSOE está aprovechando la bajada de apoyo de sus socios", afirman desde una de las empresas demoscópicas más importantes.

Enfrentamientos a la izquierda del PSOE

Siempre que alguien sube, otro baja. Y ese es el caso de Sumar. La plataforma creada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha tenido que acelerar las negociaciones, porque la sorpresa de adelanto electoral que anunció Sánchez -de diciembre a julio- pilló con el pie cambiado a la recién nacida formación política.

Tras meses de discusiones y enfrentamientos internos y públicos entre Díaz y Podemos, antes de lo pensado, en solo diez días, debían ponerse de acuerdo para presentarse todos juntos bajo las siglas de Sumar.

 

Si en las semanas previas al adelanto electoral se vaticinaban unas negociaciones complicadas, la cuenta atrás que provocó Sánchez no ha facilitado las conversaciones. De nuevo, diez días de declaraciones cruzadas, acusación de filtraciones interesadas, vetos a Irene Montero, ministra de Igualdad y una de las cabezas visibles de la formación morada, y una encuesta on line a los inscritos de Podemos a treinta horas de que cerrara el plazo para inscribir la coalición.

La escenificación de discusiones sobre quiénes encabezarán las listas y qué nombres ocuparán los puestos de salida -los que tienen más probabilidad de obtener un escaño en el Congreso de los Diputados- ha terminado por deshilachar la confianza del electorado de izquierda, según muestran los sondeos. Un electoral habitualmente muy crítico con sus líderes y que, si ya presentaba síntomas de desmovilización, no parece haber encontrado motivos para lo contrario en las últimas dos semanas.

La división interna rompe el objetivo de movilizar a la izquierda

En la cúpula de Ferraz confiaban, precisamente, en que el partido de Díaz fuese clave para combatir uno de los males principales de la izquierda: la abstención.

El plan de la dirección socialista, adelantado por ECD, pasaba por que Sumar recogiese todos los votos que no iban a recalar en el PSOE y que pertenecían a un electorado más escorado a la izquierda: convertir la abstención en apoyo a la nueva plataforma política y así combatir con Vox por los últimos escaños en la mayoría de las circunscripciones.

De este modo, ganarían doblemente. Por un lado, Sumar aglutinaría un apoyo que, de no existir la formación, acabaría quedándose en casa. Y por otro, podría quitar escaños a la formación de Santiago Abascal: en 35 de las 50 provincias españolas, solo obtienen representación las tres fuerzas más votadas. PSOE y PP tienen aseguradas las dos primeras posiciones, y la esperanza de Ferraz apuntaba a que Díaz pudiese disputarle y arrebatarle esa tercera posición a Vox en bastantes territorios.

"Yo soy la izquierda": el PSOE como voto útil

El derrumbe el 23-M de la izquierda a la izquierda de los socialistas activó el plan B en Moncloa. Las diferencias para formalizar un acuerdo y unir a todos esos partidos bajo el paraguas de Sumar habían ido demasiado lejos, y como informó ECD, Sánchez cambio de plan: de querer la unidad y un partido fuerte a su izquierda que ilusione y movilice a los votantes que ahora están en la abstención, a lanzar una OPA sobre ese espacio. El mensaje pasó a ser: 'Yo soy la izquierda', recurriendo al voto útil como argumento para aglutinar a todo el electorado que no quiera un Gobierno del PP apoyado en Vox.

Esa hoja de ruta de última hora parece haber causado efecto. El paso adelante del presidente, sumado al debate constante, y televisado al minuto, entre Sumar y el resto de fuerzas con Podemos, ha desgastado la confianza del votante. Y esos apoyos comienzan a reunirse en torno a la figura del Sánchez, como única defensa potente frente a la llegada de un Ejecutivo conservador.

El PP parte con ventaja

Sin embargo, aunque los sondeos indiquen una mejoría del PSOE, ello no supone un cambio en la situación de los bloques. Ningún partido por sí solo podrá gobernar, y necesitará el apoyo de otras formaciones, al menos para la investidura.

El PP sale con ventaja. Las encuestas publicadas pronostican entre 130 y 145 escaños para los populares, a casi 20 de distancia con el Partido Socialista. Y se suma a la distancia que Vox le saca a Sumar, que tendrá que remontar en apenas mes y medio para poder disputarle la segunda posición.

La mayoría de las encuestas dan una mayoría absoluta entre Feijóo y Abascal, y la subida del PSOE a costa de Sumar no cambia esa aritmética parlamentaria: supone un cambio dentro del bloque de la izquierda, pero la suma no varía.

De izquierda a derecha. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Pleno del Congreso que aprobó la Ley de Vivienda.
De izquierda a derecha. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Pleno del Congreso que aprobó la Ley de Vivienda.

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