La vida secreta del rapero Pablo Hasél en la cárcel: de recibir medio millar de cartas diarias a pasar desapercibido

A los siete meses de entrar en prisión por enaltecimiento del terrorismo las visitas de los políticos han desaparecido. Se ha mimetizado con los demás reclusos y se niega a participar en talleres

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Manifestaciones por la cárcel de Pablo Hasél

Pablo Rivadulla Duro, conocido como Pablo Hasél, lleva siete meses en prisión. Después de la ola de fama inicial, su vida se ha convertido en la de un preso más, que pasa desapercibido, según cuentan fuentes penitenciarias. Le han cambiado de módulo, se ha negado a participar en los talleres y recibe largas visitas de su abogada: así es la vida de Hasél en el centro penitenciario de Ponent de Lleida.

La entrada en prisión no empezó con buen pie. El cantante no se presentó en el plazo que le marcó la Audiencia Nacional tras haber sido condenado por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. Lo que hizo fue atrincherarse en la Universidad de Lleida hasta que el martes 16 de febrero, cuando los Mossos d’Esquadra, con un despliegue de agentes, acudieron a detenerlo.

Mimetizado con los demás presos

Desde entonces, se encuentra en la misma cárcel, pero su vida diaria y sus hábitos han ido cambiando hasta haberse mimetizado con todos los demás reclusos.

“Parecía que iba a ser un gran problemón”, explica una fuente penitenciaria consultadas por Confidencial Digital. Los disturbios provocados a raíz de la pérdida de libertad del cantante se habían extendido por toda España y los trabajadores del centro vaticinaban lo peor.

Hasel, según recuerdan, llegó como si se tratara de un héroe, y a las puertas de la prisión hubo protestas durante días. Ahora, nada.

Un patio minúsculo

Los primeros meses estuvo en un módulo de ingresos que, en teoría, se utiliza para pasar los primeros días, pero que en su caso se alargó algunos meses.

De hecho, el cantante se quejó a la dirección de la cárcel y llegó a escribir una carta, que hizo pública, denunciando los 140 días que estuvo en un “patio minúsculo”, como si se tratara de un “aislamiento y sin apenas compañía”.

Según la versión de los funcionarios, el revuelo inicial de su ingreso en prisión hizo que la dirección se resistiera a cambiarlo a un módulo más grande y con más presos, por si eso terminaba revolucionando al resto de reclusos.

Cartas y postales

“Al principio, los internos de otros módulos le escribían cartas y postales. Recibía unas 8 o 10 al día”, dice un trabajador de la cárcel. Estas misivas se unían a todo el apoyo que recibía del exterior. Las fuentes calculan que llegaron a recoger del orden de unas 40 o 50 diariamente.

 

Hasél entró en el establecimiento con actitud desafiante, muy reivindicativo y “protestón” recuerdan estas fuentes. Se quejaba de forma reiterada, en escritos que enviaba, de la pésima comida, los elevados precios del economato, “las plagas de cucarachas y chinches”, y las instalaciones obsoletas. Los demás reclusos se solidarizaban con su situación e imitaban esta actitud, pero con el paso de los días todo se ha ido desinflando.

Huelga de hambre

El cantante amenazó con ponerse en huelga de hambre si no lo cambiaban de cubículo y, finalmente, la dirección decidió enviarlo a un módulo de drogodependientes.

Las fuentes consultadas indican que él no recibe ningún tratamiento contra las drogas, sino que se trata de un espacio tranquilo, al que muchos internos piden ir. Concretamente, con Hasél hay unos 85 reclusos, aunque el módulo tiene capacidad para 120.

“Ya tengo las horas de patio que me corresponden, puedo hacer deporte y tener más contacto con los otros presos”, escribió en una de estas cartas que hizo públicas el pasado mes de julio.

Visitas de políticos

Reprochó al Govern de la Generalitat que hubiera actuado con “cinismo” en su causa, porque durante los primeros meses de prisión recibió la visita de políticos, como la líder de JxCat Laura Borrás, que ahora han desaparecido.

Los funcionarios de la prisión relatan que este tipo de encuentros se fueron reduciendo hasta acabar en la inexistencia.

La persona que está permanentemente a su lado es su abogada, Alejandra Matamoros, con la que mantiene una relación. Al formar parte de su defensa las visitas son ilimitadas y sin restricción de tiempo.

Talleres, no

La dirección de la cárcel ofreció al rapero participar en talleres, pero su negativa fue rotunda.

Ahora, meses después del cambio de módulo, los funcionarios insisten en que su papel se ha “diluido” con el resto de presos. “Si él no molesta, tampoco se le molesta”, exponen.

En abril, la cárcel descartó la semi libertad. La defensa había solicitado que se le permitiera salir de la cárcel para trabajar y pasar el fin de semana en casa, pero la Junta de tratamiento de Ponent optó por clasificarlo en régimen ordinario.

Dadas las condenas que acumula actualmente, las fuentes consultadas indican que su salida de prisión está prevista para febrero de 2023, aunque podría acceder antes a una flexibilización del régimen.

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