José Apezarena

El penoso augurio que amenaza a Pedro Sánchez

Pedro Sánchez, en la Cumbre de la OTAN en Madrid (Foto: Foto: Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa).
Pedro Sánchez, en la Cumbre de la OTAN en Madrid, marzo de 2023 (Foto: Foto: Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa).

Pedro Sánchez está echando estos meses cálculos sobre el porvenir político. El suyo, el de su partido, y, como consecuencia lógica, el de España.

La materia que lo ocupa principalmente es el calendario electoral.

En 2027 se cumplen los cuatro años de la legislatura, y tal es el plazo máximo para una convocatoria de comicios generales. Hasta entonces, el presidente tiene capacidad de ponerlas en marcha en cualquier momento, es decir, anticiparlas.

Los cálculos plantean un imperativo ineludible: las elecciones locales y autonómicas tienen que celebrarse a los cuatro años de las anteriores, es decir, en mayo de 2027. Y eso es un dato invariable.

Evidentemente, Sánchez no está dispuesto a repetir lo ocurrido en 2023, cuando la debacle en las autonómicas de mayo le obligó a adelantar las generales. Es decir, queda descartado un guion con autonómicas primero y generales después. Por tanto, resulta inevitable el adelanto.

¿Cuándo celebrar esas elecciones? En principio, todo indica que será el año próximo, en 2026. Incluso en los primeros meses, si Sánchez no consigue sacar adelante los Presupuestos. Y lo tiene complicado, vistas las posiciones de los supuestos aliados, sobre todo Junts y Podemos, cuyos diputados no descartan bloquear la aprobación de las cuentas.

Otra hipótesis de adelanto electoral (forzado, en este supuesto) es que en el 'caso Cerdán' se demuestre que ha existido financiación ilegal del PSOE. Sobre esto, habrá que esperar.

Se comenta, en ámbitos monclovitas, que Sánchez está considerando igualmente la posibilidad de no encabezar las listas del PSOE. Entre otros motivos, para no protagonizar la derrota más grave que -según sus datos- va a sufrir el partido, entre otras cosas porque hoy su figura constituye una rémora grave a la hora del voto. Los gritos coreados en calles y estadios, “Pedro Sánchez h. de p.”, constituyen solo un síntoma.

¿Y qué será de él, si ya no es presidente del Gobierno? Resulta conocido que, en el pasado, su proyecto personal era, después de pasar por la Moncloa, ocupar un cargo destacado a nivel internacional, bien en la Unión Europea (como poco, comisario), bien en la OTAN, donde llegó a moverse para ser candidato a la secretaría general.

Pero, aunque Sánchez es, desde 2022, presidente de la Internacional Socialista, sus opciones han quedado arrasadas por las decisiones y posiciones que está protagonizando en los asuntos internacionales más destacados. Y ello, no tanto por convicciones personales, cuanto obligado a complacer a sus socios de Gobierno si quiere seguir en La Moncloa.

Una consecuencia secundaria de la deriva presidencial de Sánchez es que España ha pasado a ser un país irrelevante a nivel internacional, con el que no se cuenta y al que no se convoca en las cumbres decisivas.

Hemos perdido mucho terreno, lamentablemente.

editor@elconfidencialdigital.es

Más en X

Comentarios
metricool