Una gestora presidida por Ana Pastor y congreso extraordinario: la solución si el PP se estrella el domingo

Un resultado aceptable permitirá a Pablo Casado continuar, pero los barones impondrán un cambio profundo en la ejecutiva con nombres nuevos

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Ana Pastor, junto a Pablo Casado en una reunión del PP en el Congreso.

El PP se juega buena parte de su futuro el próximo domingo. Tras la debacle en las generales, la pérdida de los gobiernos autonómicos y municipales con los que cuentan los populares puede dejar al partido en una situación crítica. Los barones regionales son conscientes de esta circunstancia, y empiezan a prepararse ante los escenarios posibles.

Según comentan al Confidencial Digital dirigentes del PP, ya después de las elecciones generales del 28 de abril “personas relevantes” del partido empezaron a hablar de la opción de poner en marcha una gestora. No obstante, nadie en Génova, ni en las ejecutivas regionales, vio conveniente una maniobra así a menos de un mes de una nueva cita con las urnas.

Ahora, a unos días de que se celebren las elecciones europeas, autonómicas y municipales, el debate interno sobre qué hacer a partir del lunes próximo ha vuelto a surgir. Y, aunque todo el mundo coincide en que “lo ideal sería que Casado pudiera continuar para consolidar su proyecto”, ya hay importantes cargos que no ponen la mano en el fuego por el actual presidente.

Solo seguirá si salva los muebles

El propio Pablo Casado es consciente de que su continuidad al frente del PP está en entredicho y que solo podrá seguir si logra “salvar los muebles” el próximo domingo.

De hecho, tal y como se ha informado en estas páginas, el líder popular aspira a conservar los gobiernos autonómicos de Madrid, Castilla y León, La Rioja y Murcia para blindarse en el cargo. Su argumento será que ha logrado retener los feudos del PP en el peor momento de su historia y que, con los gobiernos de Galicia y Andalucía, los populares mantendrían un importante poder territorial.

Las fuentes consultadas por ECD afirman que, de darse esa circunstancia, “Casado seguirá”. No obstante, advierten de un dato importante: “deberá pagar un peaje”, tanto para asegurarse su continuidad como para “pagar por lo ocurrido en las elecciones generales”.

Barones regionales del partido consideran que la debacle el 28 de abril se debe, fundamentalmente, a una mala planificación de la ejecutiva de Casado, “integrada por personas de la máxima confianza de Pablo pero sin ningún tipo de experiencia en puestos de máxima responsabilidad”.

El claro ejemplo de este perfil es Teodoro García Egea: “Su primer gran cargo fuera de Murcia fue el de diputado. Y del Congreso ha pasado a ser el secretario general, a nivel nacional, del partido”. Un salto “demasiado grande” que “no ha sabido gestionar”, añaden estas fuentes.

Así las cosas, en opinión de importantes dirigentes autonómicos del partido, ni el número dos de Casado, ni otros integrantes de la actual ejecutiva en Génova 13, deben continuar a partir del próximo lunes: “Aunque nos salvemos de la hecatombe, necesitamos un nuevo impulso con gente que sepa remontar el vuelo”.

 

Como Rajoy en 2004... y en 2015

Las fuentes consultadas por ECD explican que esa renovación de la ejecutiva, pero manteniendo al presidente nacional, tiene precedentes en la historia del PP... y con Mariano Rajoy como protagonista.

En octubre de 2004, después de perder las elecciones generales de marzo de ese año, Mariano Rajoy fue elegido presidente nacional del partido, tomando el relevo de José María Aznar. El nuevo mandatario tuvo que aceptar una ejecutiva que le vino impuesta por su antecesor y por los entonces barones del partido, con Ángel Acebes como secretario general, y con los ‘aznaristas’ Eduardo Zaplana, Pío García Escudero, Jaime Mayor Oreja y Gabriel Elorriaga en puestos ejecutivos.

En 2015, después de unas malas elecciones europeas, municipales y autonómicas, fue el propio Rajoy el que decidió renovar el Comité Ejecutivo Nacional, con la incorporación de Fernando Martínez Maíllo, Pablo Casado, Javier Maroto y Andrea Levy; y la salida de Carlos Floriano.

Ahora, apuntan las fuentes consultadas, los cambios en la ejecutiva se producirían como en 2015, “sin necesidad de congreso”, pero con el mismo espíritu que en 2004: “Situar a personas con experiencia para consolidar el proyecto del nuevo líder con cuatro años por delante”.

Gestora con Pastor si hay desastre

Esa línea de actuación, en todo caso, se seguirá únicamente si Casado logra unos resultados “aceptables” que visualicen “un frenazo a la sangría” que padece el PP desde las generales de abril. De perder los principales feudos populares, especialmente la Comunidad de Madrid, “las medidas serán más drásticas”.

Las fuentes consultadas por ECD apuntan que un número considerable de líderes regionales apuesta por impulsar la formación de una gestora si los resultados del domingo son tan malos como los del 28-A: “El partido necesitaría una reacción, rearmarse para volver a estar fuertes y volver a tener opciones de gobierno”.

Los defensores de esta tesis tienen claro que la persona que se ponga al frente de esa gestora debe ser “incontestable” para todo el partido, con una gran trayectoria, y “sin aspiración de convertirse en presidente permanente”. Este perfil lo podría cumplir, por ejemplo, Juan Vicente Herrera, que deja la presidencia de Castilla y León. No obstante, el nombre que más se repite es el de Ana Pastor.

La ex ministra de Fomento ya fue presidenta del congreso extraordinario del PP el pasado verano, y transmite “imagen de unidad y de imparcialidad”, unas cualidades imprescindibles para la presidencia de una gestora. Además, “su aspiración es trabajar para el partido, pero no estar en la primera línea”.

Congreso sin prisas

Esa gestora, con Ana Pastor a la cabeza, tendría el principal encargo de preparar un nuevo congreso extraordinario del PP en el que elegir nuevo presidente. Eso sí. A diferencia del celebrado el pasado verano, éste “se convocaría sin prisas”.

La idea de los barones del PP es “darse unos meses” para llevar a cabo un congreso potente, en el que no solo elegir nuevo líder, sino también diseñar cuál debe ser la hoja de ruta del partido en los próximos años para recuperar el Gobierno lo antes posible. Por ese motivo, “no hay que correr”.

Esta hoja de ruta juega a favor de Alberto Núñez Feijóo, el favorito de una gran parte de los dirigentes del PP para convertirse en nuevo presidente.

Desde el entorno del presidente de la Xunta, incluso, admiten que “si el pasado verano no dio el paso es porque se convocó un congreso a 30 días vista y él no podía preparar una sucesión en condiciones para Galicia. Pero eso cambia si tiene más tiempo”.

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