La aplicación del Gobierno para restringir porno a menores se atasca por la protección de datos
El plan de Escrivá preveía poner en marcha la Cartera Digital Beta en verano de 2024 pero aún no se logrado que proteja la identidad del usuario
La aplicación del Gobierno para restringir porno a menores se atasca por la protección de datos. El plan de Escrivá preveía poner en marcha la Cartera Digital Beta en verano de 2024 pero aún no se ha logrado que proteja la identidad del usuario.
- Una “tarjeta digital” para acreditar la mayoría de edad
- El cuello de botella está en la certificación
- Un sistema pensado para no saber quién eres
- Las grandes tecnológicas, en el punto de mira
- De la teoría al bloqueo
La gran apuesta del Gobierno para impedir el acceso de los menores a la pornografía online sigue sin ver la luz.
La Cartera Digital Beta, la aplicación móvil que debía servir como verificador anónimo de mayoría de edad, está terminada desde el verano de 2024, pero no ha superado la certificación de seguridad del Centro Criptológico Nacional (CCN).
Sin esa validación, el sistema no puede ponerse en marcha. El motivo es clave: aún no se ha probado que proteja por completo la identidad del usuario.
Una “tarjeta digital” para acreditar la mayoría de edad
El proyecto fue presentado por el exministro para la Transformación Digital, José Luis Escrivá, como una herramienta pionera que permitiría comprobar la edad sin exponer datos personales.
La aplicación, que funcionará como un portadocumentos digital o “wallet”, almacenará una credencial emitida por el Gobierno que certificará si el usuario es mayor de 18 años.
Cuando una persona intente acceder a una página con contenido para adultos, la web no recibirá su nombre, su DNI ni su rostro, sino únicamente una respuesta automática: “sí” o “no”. El objetivo es que los menores queden bloqueados y que los adultos puedan navegar sin dejar rastro.
En teoría, el proceso debería ser sencillo y completamente seguro. Sin embargo, esa promesa de anonimato todavía no se ha materializado.
“El sistema no puede lanzarse hasta que se confirme que es totalmente seguro y que no se puede rastrear la identidad del usuario”, explica a Confidencial Digital Aníbal Madrid, fundador y CEO de SoyMomo y experto en seguridad digital infantil.
El cuello de botella está en la certificación
El Centro Criptológico Nacional, organismo dependiente del CNI encargado de verificar la seguridad informática de los sistemas públicos, mantiene bloqueada la autorización final. Su tarea es garantizar que la Cartera Digital no presenta vulnerabilidades, filtraciones o riesgos de rastreo.
En la práctica, esto significa que el Gobierno tiene la aplicación lista, pero no puede distribuirla porque falta el sello que acredite que la privacidad está blindada.
“Aún no se ha probado que el sistema proteja realmente la identidad del usuario. Si la verificación exige subir un DNI o usar reconocimiento facial, existe un riesgo evidente de exposición de datos sensibles”, advierte Madrid.
El experto recuerda que en pruebas realizadas con webs españolas, el sistema de verificación de edad solo fue completado por un 15 % de los usuarios: un 3% usó el DNI y un 11% el reconocimiento facial.
El resto abandonó la página. “Eso muestra que el modelo genera fricción y desconfianza. Nadie quiere subir su documento o su cara a una web pornográfica”, resume.
Un sistema pensado para no saber quién eres
La Comisión Europea eligió a España como país piloto para probar este sistema, que forma parte del reglamento eIDAS2, la futura identidad digital europea.
En su diseño original, la Cartera debía funcionar mediante credenciales criptográficas anónimas: el móvil guardaría un certificado local con el atributo “mayor de edad: sí”, que se validaría sin revelar ningún otro dato.
Esa arquitectura, si logra funcionar sin fugas, permitiría un equilibrio inédito entre seguridad y privacidad. Pero los detalles técnicos aún generan dudas.
“Estos certificados deberían ser revisados constantemente por equipos de ethical hacking, porque basta un fallo mínimo para poner en riesgo millones de datos personales”, sostiene Madrid.
El sistema también incorpora doble autenticación, para impedir que los menores usen los dispositivos de los adultos, y se apoya en listas blancas de confianza: catálogos oficiales de plataformas, verificadores y emisores de credenciales gestionados por distintos organismos del Ministerio.
Las grandes tecnológicas, en el punto de mira
Para Madrid, el debate no se limita a la herramienta del Gobierno. “Las grandes tecnológicas han demostrado no tomarse en serio la salud de los niños. Google y Apple siguen permitiendo apps pornográficas accesibles para menores en sus tiendas”, denuncia. En su opinión, sin sanciones multimillonarias, las compañías no harán cambios reales.
El experto considera que el acceso de los menores a la pornografía es solo una parte del problema. “Uno de cada cinco niños sufre acoso online, y los casos de ansiedad, TDAH o autolesión se disparan desde la masificación de las redes sociales. Si no actuamos, les estamos fallando como sociedad”, advierte.
De la teoría al bloqueo
El plan de Escrivá preveía poner en marcha la Cartera Digital Beta a finales del verano de 2024, tras una fase de desarrollo de dos meses.
El propio ministro la presentó como una medida “más que necesaria” para frenar la exposición de los menores a contenidos para adultos, un fenómeno que calificó de “alarmante”.
Según del Gobierno, siete de cada diez adolescentes consumen pornografía de forma regular y el primer acceso suele producirse entre los 9 y los 11 años.
Pese a la urgencia, la herramienta no ha pasado de la fase piloto. El Gobierno insiste en que la prioridad es garantizar un nivel de seguridad “máximo” antes de su despliegue generalizado.
“Llevamos dos décadas aplicando medidas que suenan bien en los medios pero no funcionan. Esta vez, si no se garantiza la privacidad, el sistema fracasará antes de empezar”, concluye Madrid.