Los médicos avisan: el 80% de jóvenes tiene problemas para dormir y el 15% toma ansiolíticos
El 83% se lleva el móvil a la cama, lo que perjudica conciliar el sueño
La Asociación Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) advierte que, aunque el crecimiento del consumo de benzodiacepinas se ha estabilizado, España sigue liderando el ranking mundial. En 2020 el 12 % de la población consumía hipnosedantes y en 2022 alcanzó el 13 %. En 2024, a pesar de una leve corrección, las cifras se mantienen en un 12 %, muy por encima de países del entorno europeo que no llegan al 2 %. Este elevado consumo está directamente vinculado a los graves problemas de sueño que sufren los jóvenes españoles: un 80 % presenta síntomas de insomnio y un 15 % recurre a ansiolíticos para afrontarlo, según los datos recientes. Factores culturales, la subestimación de los riesgos y la automedicación (recibir fármacos de vecinos o familiares) contribuyen a esta situación preocupante.
- El impacto del insomnio en la población
- El papel de los hábitos digitales en el deterioro del sueño
- Factores culturales y sociales detrás del abuso de ansiolíticos
- El riesgo entre adolescentes y jóvenes adultos
- Llamamiento a la concienciación
El impacto del insomnio en la población
España es uno de los países con mayor prevalencia de insomnio: entre el 20 % y el 48 % de los adultos experimenta problemas para dormir, y el 10 % padece insomnio crónico grave. Solo un tercio busca ayuda médica. Entre los jóvenes, el 80 % presenta algún síntoma de insomnio y apenas un 24 % afirma dormir bien. La SEMG alerta de que la intolerancia a la frustración y la tendencia a medicalizar situaciones estresantes aumentan el riesgo de adicciones y consecuencias a largo plazo.
El papel de los hábitos digitales en el deterioro del sueño
El informe destaca que el 83 % de los jóvenes usa dispositivos electrónicos en la cama antes de dormir, con una media de casi 49 minutos de exposición. Esta práctica, unida a la llamada revenge bedtime procrastination —retrasar la hora de acostarse para recuperar tiempo personal—, está directamente relacionada con la falta de sueño. De hecho, el 33 % de los encuestados duerme menos de las siete horas recomendadas para su edad.Los especialistas señalan que este patrón es especialmente preocupante porque altera los ritmos circadianos y genera una deuda de sueño que se acumula con el tiempo. A pesar de reconocer la importancia del descanso, el 61 % de los jóvenes admite recortar horas de sueño para dedicar tiempo a actividades de ocio o al uso del móvil y otros dispositivos. Esta tendencia se traduce en un aumento del cansancio, la irritabilidad y la disminución del rendimiento en sus actividades diarias.
Factores culturales y sociales detrás del abuso de ansiolíticos
La SEMG vincula el elevado consumo de ansiolíticos no solo a factores emocionales postpandémicos, sino también a la búsqueda de soluciones rápidas ante situaciones estresantes y a la falta de recursos de asistencia psicológica en España. Además, existen diferencias de género significativas: el consumo en mujeres alcanza el 14 %, frente al 9,3 % en hombres. Este desequilibrio se debe, según los expertos, a que las mujeres soportan una doble carga —laboral y familiar— y a menudo se enfrentan a peores condiciones laborales. También hay un sesgo de prescripción: muchas dolencias físicas o psicosomáticas en mujeres se atribuyen erróneamente a causas emocionales, lo que conduce a tratamientos inadecuados basados en benzodiacepinas.
El riesgo entre adolescentes y jóvenes adultos
El estudio advierte que los adolescentes y jóvenes representan un sector de crecimiento en el consumo de ansiolíticos, alcanzando cifras cercanas al 15 %. La intolerancia a las frustraciones normales de la vida y la tendencia a medicalizar cualquier situación estresante aumentan el peligro de dependencia y abuso en el futuro. Los expertos subrayan que esta medicalización temprana puede provocar adicciones y consecuencias graves a largo plazo, afectando no solo al sistema nervioso central, sino también al equilibrio emocional y social de quienes las consumen.
Llamamiento a la concienciación
Los médicos insisten en promover hábitos saludables y en reforzar los recursos de atención psicológica. Dormir bien es tan esencial como la alimentación y el ejercicio. Frenar el uso indiscriminado de ansiolíticos y corregir los malos hábitos de sueño entre los jóvenes es clave para proteger la salud pública y prevenir un problema crónico en las próximas generaciones.