La nueva tendencia entre los jóvenes en Tik Tok: subir más de 60 videos diarios para hacerse viral
Los psicólogos alertan de que la obsesión por conseguir visitas genera baja autoestima, ansiedad e insomnio en adolescentes de 12 a 16 años
En los últimos meses, TikTok ha dejado de ser una plataforma de entretenimiento y se ha convertido en un medio de reconocimiento instantáneo donde los jóvenes buscan de forma desesperada y mediante un uso abusivo de la aplicación hacerse virales. Una de las tendencias que más fuerza ha ganado entre adolescentes es la de subir decenas de vídeos al día —a veces más de 60— con la esperanza de que alguno llegue a hacerse viral. La lógica detrás de este comportamiento es clara: el algoritmo de TikTok favorece la visibilidad de quienes generan más contenido, lo que multiplica las probabilidades de aparecer en la página “Para ti” y acumular seguidores.
- Una edad especialmente vulnerable
- Consecuencias emocionales y en la forma de relacionarse
- La presión del grupo y el nuevo sueño de ser influencer
- El papel de los padres
- Un reto para las familias y la sociedad
Esta dinámica que puede parecer inofensiva está despertando cada vez más preocupación entre psicólogos y familias. Fernando Pena Vivero, presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria (AEPSIS), advierte que en consulta se percibe un aumento de jóvenes que muestran un uso problemático de la aplicación. El problema no es únicamente la red social en sí, sino la dinámica que impone: consumo rápido, refuerzo inmediato y presión por publicar constantemente para recibir reconocimiento. Este patrón de comportamiento puede derivar en ansiedad, irritabilidad, problemas de sueño y, en casos extremos, en conductas adictivas. La necesidad compulsiva de visibilidad y validación impacta directamente en la autoestima y en la capacidad de los menores para desconectar del entorno digital.
Una edad especialmente vulnerable
La franja de mayor riesgo está entre los 12 y 16 años, etapa en la que los adolescentes comienzan a definir su identidad y dependen en gran medida de la aprobación externa. En primaria ya aparecen los primeros signos de uso descontrolado, ya que cada vez acceden antes a móviles y redes sociales. A partir de los 17 o 18 años algunos logran regularse mejor, pero cuando el hábito de publicar compulsivamente se ha consolidado, la dependencia tiende a mantenerse. Se han detectado adolescentes que pasan más de 8 horas diarias en TikTok, un tiempo excesivo que evidencia el fuerte componente adictivo de la dinámica de la aplicación.
Consecuencias emocionales y en la forma de relacionarse
Los efectos del abuso de TikTok no se limitan a la falta de sueño. A nivel emocional, aumenta la vulnerabilidad a la ansiedad, la frustración y la baja autoestima. A nivel cognitivo, el bombardeo constante de estímulos breves favorece la dispersión y la dificultad para mantener la atención en actividades que requieren esfuerzo sostenido, como estudiar o leer. En lo conductual, el impacto se percibe en la vida cotidiana: aislamiento social, pérdida de interés por actividades fuera de la pantalla y alteraciones en los hábitos de sueño y alimentación. Además, la comparación constante con otros usuarios incrementa la insatisfacción corporal y la sensación de no estar a la altura, un riesgo especialmente grave en un cerebro adolescente en pleno desarrollo.
La presión del grupo y el nuevo sueño de ser influencer
La influencia del grupo de amigos es determinante. Cuando un menor percibe que sus iguales comparten vídeos constantemente, siente la necesidad de hacer lo mismo para no quedarse fuera. A ello se suma la ilusión de que cualquiera puede convertirse en influencer gracias al rápido alcance que promete TikTok, sobre todo a los nuevos usuarios. El algoritmo potencia este efecto al dar mayor visibilidad a las primeras publicaciones, lo que refuerza el enganche casi inmediato.
El papel de los padres
En muchos casos, los padres desconocen la magnitud real del uso que sus hijos hacen de TikTok. Saben que tienen cuenta, pero ignoran la cantidad de vídeos que suben a diario o el tiempo que pasan conectados. Muchos creen que se trata de una distracción puntual, sin darse cuenta de que algunos adolescentes llegan a publicar decenas de vídeos en un solo día y a permanecer horas pendientes de las métricas.
Respecto a los padres que publican contenido junto a sus hijos, la práctica puede tener una doble lectura. Por un lado, puede convertirse en una actividad lúdica compartida que refuerce los vínculos familiares. Por otro, puede suponer un riesgo de exposición excesiva de la intimidad del menor sin que este sea consciente de su alcance. El impacto dependerá de la frecuencia, el tipo de contenido y la intención con la que se comparta.
Un reto para las familias y la sociedad
Aunque no todos los adolescentes que publican en TikTok desarrollan una adicción, sí existe un aumento de comportamientos de dependencia hacia la aplicación. Para los expertos, la solución se basa en limitar la edad de acceso a las redes sociales y fomentar un uso responsable, del mismo modo que se regulan otras actividades con alto componente adictivo.
El gran desafío para familias es enseñar a los menores a poner límites, priorizar el descanso y el contacto social fuera de la pantalla, y evitar que su valor personal dependa del número de visualizaciones o de los “me gusta” que reciban en una red social.