El perfil psicológico del pirómano: alcoholismo, ludopatía, bipolaridad o depresión

Los psicólogos aseguran que este trastorno viene acompañado de otras patologías y hay señales tempranas como la fascinación por el fuego en la infancia

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La piromanía es un trastorno del control de los impulsos que se manifiesta en la repetición de actos o intentos de prender fuego sin una motivación aparente. Según Alma Martínez de Salazar, presidenta de la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AEPCP), lo más común es que este comportamiento vaya acompañado de un interés constante en temas relacionados con el fuego y la combustión. A diferencia del incendiario —que actúa de forma premeditada para obtener beneficios, causar daño o por diversión— el pirómano responde a una necesidad compulsiva difícil de controlar.

  1. Una prevalencia masculina abrumadora
  2. Tratamiento y seguimiento clínico
  3.  Señales tempranas y factores de riesgo
  4. Actuaciones individuales frente a conductas delictivas

Una prevalencia masculina abrumadora

De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), la piromanía es ocho veces más frecuente en varones que en mujeres. Sin embargo, a día de hoy no existen datos oficiales en España sobre cuántas personas han sido diagnosticadas con este trastorno, lo que dificulta establecer su incidencia real en la población.

Tratamiento y seguimiento clínico

Las personas diagnosticadas con piromanía tienen acceso, dentro del sistema sanitario, a valoración y tratamiento por parte de psicólogos clínicos. Los tratamientos se centran en mejorar el control de los impulsos y en gestionar el malestar emocional asociado. En muchos casos, la piromanía se presenta junto a otros trastornos, como el consumo de alcohol, la ludopatía, el trastorno bipolar, la depresión o el trastorno por déficit de atención. El tratamiento puede incluir intervenciones psicológicas, farmacológicas o una combinación de ambas.

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 Señales tempranas y factores de riesgo

Martínez de Salazar advierte: la fascinación por el fuego en la infancia es una de las principales señales de alerta. Otras conductas preocupantes incluyen sentir placer o curiosidad al observar incendios, acercarse de manera recurrente a lugares donde hay fuego y buscar información sobre técnicas de combustión. Algunos pirómanos incluso se aproximan a profesiones relacionadas, como el voluntariado en estaciones de bomberos. Detectar estos patrones de comportamiento de manera temprana puede ser clave para prevenir episodios futuros, señala la presidenta de AEPCP.

Actuaciones individuales frente a conductas delictivas

Aunque pueda pensarse que la piromanía se ejerce en grupo, la especialista aclara que la mayoría de los casos son individuales. Las actuaciones colectivas suelen estar vinculadas más a actos delictivos o vandálicos que a un trastorno psicológico como la piromanía.

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