Los psicólogos detectan que el cambio de hora ha aumentado los trastornos del sueño y la ansiedad
La reducción de luz y el descenso de la vida social multiplican el desánimo y la sensación de agotamiento
Cada año, con la llegada del cambio de hora de otoño, se pueden experimentar efectos emocionales y psicológicos que, aunque en general no son graves, pueden agravar problemas que ya existían. La Asociación Española de Psicología y Salud (AEPSIS) ha observado que, tras el cambio de hora, hay un aumento de consultas en psicólogos, especialmente entre aquellos que ya tienen antecedentes de ansiedad o tristeza. Sin embargo, los expertos advierten que no es necesariamente un aumento directamente relacionado con el cambio horario, sino que este podría actuar como un detonante para que personas que ya arrastran ciertos problemas emocionales se decidan a buscar ayuda.
- Causas emocionales: la reducción de luz y hacer menos vida social
- Impacto en el sueño: un desajuste común tras el cambio de hora
- El perfil del paciente
- Síntomas más comunes: tristeza, ansiedad y cambio de ritmo
- Estrategias para reducir los efectos del cambio de hora
- La clave: adaptación y cuidar la salud mental en los meses de menos luz
Causas emocionales: la reducción de luz y hacer menos vida social
Uno de los factores más destacados que influye en el estado emocional tras el cambio de hora es la disminución de la luz natural a lo largo del día. A medida que los días se acortan y las horas de sol se reducen, se puede experimentar una bajada del ánimo, lo que provoca sensaciones de tristeza, apatía y, en algunos casos, depresión leve. La menor cantidad de luz también afecta la producción de serotonina, el neurotransmisor relacionado con el bienestar, lo que genera una sensación de desánimo en algunas personas.
Otro factor que agrava este fenómeno es la alteración en las relaciones sociales. Con la llegada de la oscuridad más temprano y el descenso de las temperaturas, las personas tienden a regresar a sus hogares más pronto, limitando las interacciones sociales cara a cara que se dan de manera más frecuente durante los días con más luz. Este aislamiento social puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional de quienes dependen de esas conexiones para sentirse mejor, como aquellos que experimentan ansiedad o depresión.
Impacto en el sueño: un desajuste común tras el cambio de hora
El cambio de hora también está estrechamente relacionado con alteraciones en el sueño. A pesar de que el desajuste horario es solo una hora, esta pequeña variación puede afectar al ritmo circadiano de las personas, provocando dificultades para conciliar el sueño y, en consecuencia, un cansancio generalizado durante el día. La falta de sueño reparador no solo contribuye al agotamiento físico, sino que también afecta el estado de ánimo, generando irritabilidad, ansiedad y disminución de la capacidad para manejar el estrés.
Este fenómeno se ve más intensificado en aquellos individuos que ya tienen un patrón de sueño irregular o problemas preexistentes, como insomnio o trastornos relacionados con la ansiedad. En este sentido, la falta de descanso puede agravar aún más la sensación de desánimo y estrés.
El perfil del paciente
Los psicólogos indican que, aunque no se observa un perfil específico de personas que se vean más afectadas por el cambio de hora, hay un aumento general en toda la población con predisposición a problemas emocionales. Esto incluye a jóvenes, personas mayores y trabajadores con horarios fijos, aunque no se puede asociar el fenómeno a un grupo concreto. El común denominador parece ser que aquellos que ya enfrentan dificultades psicológicas se ven más vulnerables a los efectos del cambio horario.
Este aumento en las consultas no es exclusivo de un grupo de edad o sector específico, sino que afecta a toda la población, aunque la intensidad de los síntomas puede variar según la predisposición individual y las circunstancias personales.
Síntomas más comunes: tristeza, ansiedad y cambio de ritmo
En las semanas posteriores al cambio de hora, los psicólogos han identificado ciertos síntomas emocionales recurrentes. La tristeza y la sensación de fatiga son los más comunes, aunque algunas personas también reportan una mayor tendencia a rumiar, es decir, a pensar excesivamente sobre situaciones pasadas o futuras. Esta introspección, sumada a un tiempo más largo en casa debido al clima más frío, puede intensificar los pensamientos negativos.
En algunos casos, este cambio de ritmo puede generar ansiedad, nerviosismo y una sensación de desajuste, ya que el estilo de vida que muchos llevan en verano y otoño (más activo, con más luz y tiempo social) se ve abruptamente reemplazado por una rutina más monótona y aislada. No obstante, cabe destacar que hay quienes, en lugar de sentirse afectados negativamente, experimentan un aumento de energía y bienestar con la llegada de la temporada más fría. Esto refleja la amplia variedad de reacciones ante el cambio horario.
Estrategias para reducir los efectos del cambio de hora
Para aquellas personas que experimentan una caída emocional tras el cambio de hora, los psicólogos recomiendan mantener una vida social activa y positiva. Incluso en los días más grises, es importante no dejar de hacer actividades de ocio y continuar con las rutinas que fomentan el bienestar emocional, como el ejercicio, las actividades creativas o el tiempo en familia.
Un cambio cognitivo también puede ser útil: en lugar de ver el cambio de hora como algo negativo, es recomendable adoptarlo como una oportunidad para llevar un estilo de vida más calmado, reflexivo y adaptado a la nueva temporada. Ayudar al cerebro a ajustarse a este cambio y aprender a disfrutar de la tranquilidad que puede traer el invierno es un enfoque que, aunque no elimina los efectos negativos del cambio horario, puede suavizarlos.
La clave: adaptación y cuidar la salud mental en los meses de menos luz
Aunque el cambio horario de otoño no es la causa principal de un aumento en las consultas psicológicas, sí puede ser un factor desencadenante para aquellas personas que ya padecen trastornos emocionales como ansiedad o depresión. La reducción de la luz, el aislamiento social y los problemas de sueño son elementos que influyen en el bienestar psicológico de muchas personas, y es importante que se tomen medidas de autocuidado, como mantener una vida social activa y adaptarse a la temporada con una mentalidad positiva. Adaptarse a este nuevo ritmo puede requerir tiempo y paciencia, pero con las estrategias adecuadas, es posible mitigar los efectos negativos y disfrutar de la temporada con mayor equilibrio emocional.