Sesenta psicólogos asisten a las víctimas de los incendios de Castilla y León

Forman parte de un programa de colaboración con la Junta para intervenir en emergencias y catástrofes

Vecinos de las localidades desalojadas por los incendios en Castilla y León(Firma: Fernando Otero / Europa Press)
Vecinos de las localidades desalojadas por los incendios en Castilla y León(Firma: Fernando Otero / Europa Press)

Castilla y León supera ya las dos semanas de devastación por los incendios que asolan la comunidad. Los equipos de extinción no han cesado su actividad durante todo este tiempo con el objetivo de poder sofocar las llamas y asegurar la vuelta a la nueva normalidad a todos los vecinos de pueblos afectados.

  1. Acción coordinada y muy cercana
  2. Un escenario muy distinto al de la Sierra de la Culebra
  3. Los grandes retos o desafíos de los psicólogos ante este tipo de emergencias

Este trabajo extenuante no solo ha venido de la mano de bomberos, la UME o equipos de Protección Civil. En esta comunidad alrededor de 60 psicólogos se han trasladado hasta las zonas afectadas con el fin de poder ofrecer ayuda y atención psicológica.

Tal y como explica a ECD Joanna Rodríguez Cortes, vocal de Palencia del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, una vez comenzaron los incendios y se produjeron los primeros desalojos se activó el programa de intervención psicológica en situaciones de emergencias, desastres y catástrofes (GRIPDE).

Este programa se creó tras la explosión de gas sucedida en la palentina calle de Gaspar Arroyo. En la actualidad está compuesto por casi 80 psicólogos. Es el servicio de emergencias y protección civil, a través del 112, quien se encarga de contactar con los especialistas. Cada uno de ellos actúa en su propia provincia, excepto en situaciones especiales como esta, en las que se desplazan hasta el lugar donde se requiere su ayuda.

Acción coordinada y muy cercana

Los psicólogos comenzaron a llegar y a asistir a las personas afectadas a medida que se les fue evacuando. La atención se organizó en tres turnos: mañana, tarde y noche. Los especialistas se iban turnando en los distintos pueblos para garantizar la presencia constante de apoyo, así como sus propios momentos de descanso.

Una vez en la zona, el objetivo de los psicólogos era reducir la probabilidad de que el evento potencialmente traumático (el incendio) no se convirtiese en un evento traumático con signos de estrés postraumático, según explica Joanna Rodríguez.

Esto era posible a través de técnicas como la escucha activa y la ventilación emocional. Esta última consiste en expresar abiertamente sentimientos o emociones reprimidas con el objetivo de que no se acumulen dentro de la persona afectada y pueda afectar, posteriormente, de forma negativa tanto a nivel físico como a nivel mental o psicológico.

Joanna afirma que a través de diferentes estrategias como la legitimación o reestructuración cognitiva los especialistas desplazados a estas zonas lograron establecer un vínculo cercano con los afectados, ya sea a través de su presencia constante o mediante la comprensión del lenguaje no verbal que estos expresaban.

Esto se debe a que el equipo desplazados logró aportar cierta coherencia y orden a los pensamientos y preocupaciones de los afectados. “Todo ocurre muy rápido; el cerebro se abruma y es necesario narrar todo lo que ha ocurrido para que no se almacene de maneras distintas en espacios distintos”, explica Joanna.

Un escenario muy distinto al de la Sierra de la Culebra

Castilla y León ya ha sido testigo de varios incendios que han asolado a la comunidad y sus pueblos. Uno de los más recientes y de mayor impacto fue el sucedido en la Sierra de la Culebra (Zamora) en junio de 2022.

Joanna asegura que, en este caso, ha habido grandes diferencias a la hora de intervenir y asistir a los afectados, especialmente en relación al perfil de los mismos. En 2022 en la localidad de Camarzana de Tera la medida de edad de las personas desalojadas era de entre 74 y 100 años. La mayoría de ellas eran personas mayores que no se encontraban acompañadas por la complejidad de las fechas en las que se produjo.

Sin embargo, en esta misma zona los psicólogos se han encontrado un escenario completamente opuesto. En este caso los mayores estaban acompañados por sus familias, especialmente por sus nietos, coincidiendo estas fechas con la temporada estival y de fiestas de estas localidades.

Precisamente, la presencia de menores en las zonas desalojadas ha dotado de mayor complejidad las labores de los psicólogos. Los niños, según asegura Joanna, se cuestionan mucho más este tipo de situaciones adversas, y requieren de un mayor seguimiento y acompañamiento. Esto se lleva a cabo con técnicas proyectivas, como dibujo o juegos, para normalizar una situación que se aleja mucho de su normalidad.

Las personas mayores, por su parte, son generalmente perfiles que han vivido mucho más y que disponen de mucha más resiliencia, por lo que la comprensión y el manejo de sus emociones se lleva a cabo con mucha mayor racionalidad.

Los grandes retos o desafíos de los psicólogos ante este tipo de emergencias

En situaciones tan adversas como estas, los retos y desafíos son múltiples. Según señala Joanna, el primero y principal es la comunicación. Las redes sociales han dificultado mucho la tarea, pues ahora el mayor desafío es poder contar con información oficial verídica que no confunda ni a intervinientes, ni a profesionales ni a los propios afectados.

La vocal del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León señala que otra de las principales dificultades es el factor tiempo. Explica que sería ideal contar con la información con cierta antelación, lo que permitiría desplazarse más rápidamente a los lugares afectados.

Actualmente, desde que el CECOPI sabe que va a intervenir hasta que recibe el aviso, suele transcurrir un tiempo considerable; en muchos casos, la primera llamada llega cuando las personas ya han sido desalojadas, y solo después se organiza la intervención. Por ello, cuando la situación es totalmente imprevista, resulta prácticamente imposible garantizar una actuación inmediata. Aun así, la atención psicológica comienza desde el momento en que el equipo llega al lugar.

A todo esto se suma las ya conocidas e impredecibles complicaciones atmosféricas. En este caso se han producido múltiples focos que han provocado que los recursos se hayan dispersado mucho.  En estos casos es necesario tomar tierra y poder ver la realidad más allá, comprendiendo la complejidad de la situación y teniendo por seguro que hay múltiples equipos de expertos y profesionales trabajando sin parar.

Chalecos que portan los psicólogos para intervenir en casos como estos (Fuente: Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León)
Chalecos que portan los psicólogos para intervenir en casos como estos (Fuente: Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León)

Los intervinientes también hacen uso de estos servicios

Otro de los grandes retos es tener siempre presente la salud mental de los intervinientes. Según explica Joanna, en momentos como estos el foco se centra mucho en las personas desalojadas, y la gente tiende a olvidarse de las dificultades y los complejos procesos psicológicos que deben hacer frente los equipos de brigadas forestales, bomberos

En esta ocasión, ningún equipo ha solicitado asistencia de manera grupal. No obstante, en 2022, el equipo desplazado de la Guardia Civil sí contó con la intervención de especialistas en asistencia psicológica. Por ello, Joanna considera fundamental que este tipo de atención se incorpore al protocolo de acción, ya que resulta esencial preverla.

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